sábado, 30 de noviembre de 2013

DISTOPÍA Sensacional de Cultura No. 7 - PDF


Tema: La Muerte

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jueves, 7 de noviembre de 2013

DISTOPÍA PRESENTA: LA MUERTE


            De las múltiples interpretaciones que ha habido de la muerte, se han gestado igualmente infinidad de cultos y creencias (pareciera que es el verdadero motivo por el cual se conciben las religiones). Hablamos del trauma primordial de los hombres y a su vez, una de sus más longevas fuentes de adoración. Anhelada y repudiada, no ha habido cultura que no haya disertado en algún momento acerca de su origen y fin. Las cosmovisiones de este fenómeno son enormemente ricas y variadas, pero también demasiado prolijas como para abarcarlas todas en una sola mirada. Sabemos que en nuestro contexto y tiempo, es fuente de dolor y aflicción en comparación a civilizaciones más arcaicas o antiguas en donde a pesar de lo trágico del deceso, había una celebración a manera de despedida (entre otras formas ajenas al desconsuelo). Empero, nos es ignota la experiencia subjetiva del fallecimiento (solo se muere una vez hasta donde sabemos y acaso el sexo sea lo más aproximado). Origen de innumerables tratados esotéricos y prácticas espiritistas, el misterio hermético de la muerte es quizás la verdadera última frontera para la ciencia y la investigación ¿Que ocurre después del fallecimiento?

Para la fe, del trance final suceden variadas formas de inmortalidad: alma, divinidad, fusión con el cosmos etc., (Ver DISTOPÍA No. 5: La Inmortalidad http://distopiasensacionaldecultura.blogspot.mx/search/label/La%20Inmortalidad). Sin embargo, para otros tantos el miedo a lo desconocido se traduce precisamente en este tipo de creaciones enfebrecidas que solo cumplen la función de hacer menos desesperante la insoslayable defunción. No obstante, el problema de la muerte sigue ahí con todas sus connotaciones más allá de credos y explicaciones psicológicas o antropológicas. Afrontar el desenlace antes en tanto forma y actitud, es la cuestión más compleja de resolver cuando se trata de elegir el cómo morir. Posiblemente el momento no sea a partir de una elección (si dejamos fuera el suicidio), pero sí el fallecer de manera lo más tranquila posible (sin remordimientos). Queda entonces el aspecto del dolor ¿Es inherente a la muerte? En ese sentido la eutanasia siempre es humanitaria, pero desde la ética aun flota la interrogante ¿Que tanto somos dueños de nuestra muerte?

Hansel Toscano en Goodbye Cruel World confronta la idea de morir en base a la curiosidad y la obsesión del saber qué hay más allá de la muerte. Un viaje que se antepone en la vida por medio del esoterismo, el espiritismo, por ciertas reglas dictadas que van más allá de la mera charlatanería y que se sustentan en coherencia que nos empuja a saber sobre lo que nos depara la siguiente instancia. Así mismo nos invita a cuestionar la muerte como razón de temporalidad, como forma de asimilación, como implicación consciente que, a la par demanda crearle un espacio, un sentido y una forma. 

Porque la muerte no es algo que debe tomarse en serio, ni tampoco en vano. La muerte es un perfecto desconocido (a) que en cierto día se nos presentará para quedarse con nosotros permanentemente.

Lorena Rivera en SPQR  nos trae una aproximación distinta de la concepción de la muerte; nuestra colaboradora sitúa la idea de la muerte en una figura referencial a la misma, al menos en el sentido estricto de darle una propiedad de género, y quizá la idea no sea equivocada.

Pensemos en la muerte como entidad femenina  y no por mera arbitrariedad, todo esto responde a la implicación del mito, de los mitos de diversas culturas (greco-romanos, druidas y judío-cristianos) y de ello la figuración de una triada divina que nos lleva al simbolismo sagrado del número 3. Si quieres conocer más al respecto, y del cómo en cierta medida esto prevalece hasta nuestras fechas aquí es el lugar. La indecisión, el infortunio y la venganza son unas de esas introyecciones temporales.  Suena atractivo ¿no?

El Séptimo Sueño de José Huerta nos trae una de las mejores películas alusivas a la muerte, y qué mejor que ésta sea de manufactura mexicana, nos referimos a Macario (1960). Si bien se han abordado en diversas ocasiones análisis sobre ella, nuestro colaborador le otorga un sentido que nos llevará a un recorrido por una caverna atiborrada de velas, en la que se expresa la festividad de muertos en nuestro país y su constante lucha de pertenencia como rito fidedigno; empalmando así una descripción detallada sobre el protagonista de esta cinta que nos permite comprender que la muerte está representada desde el deseo de un manjar, la hibridación cultural, la desigualdad, el clero y el cine como medio testimonial de esto.

La viñeta en su tinta de Gabo Sosa nos invita a conocer un rostro distinto de la muerte, plasmada en la figura de una chica Darky de principios de los años noventa. Muerte es el nombre de esta chica, el título en  cuestión es “Death, the high cost of living” de 1993.  Esta obra se encuentra guionizada por uno de los grandes de la Novela Gráfica, nos referimos al señor Neil Gaiman (Sandman), no dejando de lado al maestro del trazo Chris Bachalo.

Les invitamos a revisar la desventurada vida de un chico que evoca al suicidio como posibilidad inmediata ante tanto malestar; la “vida”, sí, le cambiará cuando conozca a nuestra particular chica que le hará comprender que la inmolación no es la única opción de escape, que hay cosas tan “simples” como tomar un taxi, comerse un Hot Dog y conocer gente que te recordará que la cotidianidad puede ser el alivio último –quizá- de tus días. 

En este número contamos con la colaboración de un invitado: El Maestro Miguel Gonzalo Espinosa Lagunes, quien detalla de manera muy amplía la concepción de la muerte. Su ensayo registra cinco escenarios fundamentados en un binomio expuesto por Edgar Morín. En tanto, podremos dar cuenta de un recuento histórico que incluye implicaciones médicas, químicas, biológicas,  psicológicas, filosóficas, antropológicas, sociales, religiosas (incluyese rituales), hermenéuticas e inclusive –y no por menos relevantes-  espiritistas.

Un gran trabajo que vale en mucho revisarle. Un agradecimiento de nueva cuenta al Maestro Miguel Gonzalo Espinosa por compartir su percepción de un tema que aborda de manera muy académica y gratificante.

 La sección Onomatopeya de Agustín Güiris nos presenta a la muerte en voz y ejecución de uno de los mejores trovadores que ha dado la escena del rock y el folk, ese poder sureño que tan sólo podemos encontrar en voz, ejecución y letra del Señor Neil Young, tan eclíptico, tan variable y tan emocional; y el álbum recomendado en esta ocasión (Prairie Wind, 2005) no es la excepción.

No hay mejor forma de evocar una emoción, un sentimiento, si cuando éste es propiciado por dos sendas noticias: el que te diagnostiquen un aneurisma cerebral y la pérdida de un ser tan entrañable como puede ser tu padre. Para fortuna de sus seguidores, el señor Young supo canalizar todo este sombrío escenario en diez tracks que no tienen reparo alguno. Nuestro experto le recomienda. Lee y adhiérete a sus motivos sombríos. 

Regresa La caja de abalorios y en tanto su responsable Paco Payán singulariza la muerte describiéndonos un viaje por Venecia; no consideremos que éste atienda a la idea regular de lo romántico, del idilio europeo. En voz de nuestro colaborador  nos introduciremos en una historia que  se abotarga en complejidad y exquisitez, es tanto un diario que descansa en la cobijante  y reconfortante pasión  de un escritor habido de encontrar la vida en un amante que dinamita la moralidad de nuestro protagonista (Von Aschenbach).

“La muerte en Venecia” del autor Thomas Mann es quien inscribe de manera muy simbólica la condición del desfallecimiento transitorio que propiamente es la vida. Muerte, pasión, belleza y decadencia son el unísono suspiro que nos arrojan estas letras.

La Liga de Perdedores en su episodio cuatro nos lleva desérticamente (porque el desierto a veces también es locura,  muerte, porque con la Liga se concibe todo y nada; pureza de los buenos para nada). En esta desproporcionada aventura sabremos de la ventajas y la estima de tener un pedófilo –de closet- mediático (Pe Wee) quien entre cubos de colores y serpentinas de estupideces llevará a nuestro –entrañable- equipo valiente y torpe entre hechos pasados, presentes y copretéritos a enfrentarse a una secta satánica en Colima (sí, en México de los frijoles); en donde seremos testigos del salto sin paracaídas de una mujer rubia de ominosísima presencia.  Puertas y hombres, líderes delirantes, Ram Man, Babalú, Puck y demás temerarios te sonrojaran en este prometedor número. Su líder Sinuhé, los capitalistas y la CNTE lo avalan.

Las líneas flotantes de Roberto Juanz  nos dicen que la muerte propiamente nace de la existencia, se ve parida en la irremediable consecuencia de vivir. En ese trayecto “asesinamos”  y saboteamos nuestros propósitos, cargando así mismo con cadáveres acumulados en el inconsciente. Vistos en esos sueños en donde morimos medianamente, en donde la angustia busca aminorarse en todo enclave de vida, en todo funeral que define la asistencia de ese deseo que se verbaliza en un “Quisiera estar muerto”.

En el parto mortis hallaremos también los motivos (según nuestro colaborador) del por qué tenemos una fuerte necesidad de divinizar a la muerte; respondiendo y rompiendo la incertidumbre del qué pasaría si pudiésemos conocer el día en que moriremos. Al final son sólo segundos, minutos, horas, días y años los que restan para el descanso eterno. No esperen más, igual aquí encuentran respuestas cuestionables, flotantes. 



EL PARTO MORTIS


             Parto de un hecho tan lógico como el saber que para morir debe en inicio implicar la existencia. En tanto y especificando, entenderemos que desde que nacemos estamos ya muriendo, cada segundo, minuto, hora, día, mes, años de vida es el acumulado de una muerte venidera. Esto se apega estrictamente a lo biológico, más si pretendemos verlo con una exactitud más profunda, notaremos entonces que hay otros sentidos en esa lucubración. Abordemos esto en el sentido de las pulsiones; la condición psíquica alberga dos intenciones que rigen nuestras acciones más elementales y complejas, es decir, aquellas que nos empujan a hacer las cosas, que nos motivan a continuar, desde el acto elemental de respirar hasta el simple hecho de movernos de una dirección a otra (aunque ésta es la premisa del cambio), llamémosle entonces pulsión de vida, esa que irremediablemente nos empuja a continuar aún ante nuestra resistencia ¿Y el por qué?, porque la pulsión de muerte nos habita, es el recordatorio no innecesario de socavar nuestra eventualidad, es el miedo primigenio de cualquier ser viviente; tratamos de atrasar su llegada, pero a la par es causa unánime de nuestra existencia.

“Matamos” en consecuencia de obtener un placer, es imperativo, dado que el agrado de erradicar demanda en inicio “asesinar” cosas en nosotros mismos. Sabotearnos sería el sinónimo de ese tipo de muerte, el que reconocemos en la pulsión del desfallecimiento. Pregúntese cuál es la indulgencia de destruir lo que más aprecia, inicie preguntándose  de dónde podría originarse ese sentimiento que, en algunas ocasiones llega a verbalizarse y en donde se dice: “Quisiera estar muerto”. Encontramos ahí ínfimamente un deseo, el deseo de desprenderse de la vida, de sus exigencias y sus pruebas interminables, despojarse de la vida como el goce de no tener que preocuparse más, y si lo notan, la vida le apreciamos incisivamente como una preocupación permanente; en consecuencia a la muerte le despejamos de dicha carga, consideramos de ésta otro sinónimo, adjetivación discutible: “Descanso eterno”.

La muerte en tanto no debe ser atomizada al sentido estricto de lo biológico, la muerte es la claudicación de un hecho, el finiquito de una pluralidad de razones que, pudiesen ya no ser funcionales para nuestra existencia. Y esa particularidad fue entendida por nuestros antepasados –como otras tantas veces- , podemos verlo en la reverencia a la muerte como entidad divina: Hades (Grecia), Mictlantecuhtli (México), Anubis (Egipto), Kalika (India), Thanatos (greco-romano), el Shinigami (Japón), entre otros. ¿Qué es lo que propicia al hombre a rendir culto a la muerte? Mi suposición es que en la creación de estas figuras aminoramos nuestra angustia, nuestra ansiedad de vivir, debemos entonces llegar a un “acuerdo” con dichas entidades, entender de éstas y sus mundos la posibilidad de continuar en otro plano, y dato curioso, en el que conviviríamos con otros de igual forma ausentes de vida, propiciar ahí relaciones del orden social, la obstinación de considerar que el morir implica pasar a un plano en donde las reglas de la vida se introducen de la misma forma, incorpórea quizá pero inscritas en la convivencia dictada por el mundo de los vivos. Definitivamente encontramos en la muerte un plano que no sólo adolece el desprendimiento de lo más “sagrado” (el cuerpo, la carne misma), sino que en ella se auspicia un sentido redentor, una purificación que se aleja de esa carne putrefacta y corrompida, convertirse en el polvo, en la tierra de que la que andamos y en la que volveremos para renacer en otra implicación que no precisamente debe dictarse como vida.

Como referiría Carl Gustav Jung, evadir la muerte es evadir la vida; los hechos psicológicos serían los que trascienden la muerte, el inconsciente mismo es muy incurrente en ello. Piensen ahora en un sueño en donde les disparan directo al corazón, a un órgano vital y en el que súbitamente se va desvaneciendo, la propia lógica de su pensamiento aun cobijada en el sueño les hace pensar que están muriendo, se están yendo. Ahora despiertan, una gran angustia les aplasta, reflexionan al respecto y entre el valor de estar vivo olvidan que en dicho (s) sueño (s) en realidad no llegaron a experimentar la muerte en totalidad, tan sólo una minúscula parte de ello. O aquel pensamiento en donde nos imaginamos en nuestro funeral, y en donde propiamente no nos causa mayor asombro el sabernos no vivos, sino nuestra atención (creada) se finca en el número de personas que asistirían. Imaginen, damos el valor de toda nuestra existencia en la existencia y asistencia del otro, desmejoría del mal vivir, irrespeto a la muerte.

Si llegásemos a saber exactamente el día en que moriremos nuestros objetivos quedarían desamparados, en simplificación, morir antes de que llegue la hora. Sin dar cuenta que cada segundo, minuto, hora, día, mes, años estamos muriendo;  que de antemano no debemos perder la oportunidad de realizar lo realizable. Dejar morir aquello que estorba, dejar de cargar el cadáver que obstruye los propósitos. Y comprendamos que cuando llegue el día de partir definitivamente será una celebración tan cercana como el volver a nacer, la incursión a un mundo extraño y en tanto presto al descubrimiento.

“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”
Jorge Luis Borges



LA TRAGEDIA DE LAS PASIONES


         El desorden y el dolor que podemos llegar a expresar son necesarios, ya que colocan en entredicho las aristas del pensamiento. Los recuerdos, miedos y pasiones ocultas que llevamos en los bolsillos por las esquinas de la vida, son la sombra de la muerte que nos cobija y camina a nuestro lado directo al abismo. Todos tenemos un destino trágico que nos habita en silencio, el tiempo hará su parte, mientras hurgamos allí y allá buscando algún sentido a nuestros latidos. La muerte es el anuncio constante de que vivimos sólo porque algún día moriremos. Sin embargo, a sabiendas  de la brevedad de la vida, quedan impresos en la literatura y nuestra memoria personajes ecuménicos que enfrentan destinos trágicos y encomiables.

Thomas Mann nos regala en “La muerte en Venecia” pese a su brevedad, una historia abotargada de complejidad y profundidad exquisita; vasta en construcciones simbólicas y ecos del más allá. Durante el recorrido de sus páginas  Von Aschenbach –escritor de renombre- va desmembrando el arrebato de que es presa en sus días de descanso en la ciudad de las góndolas, producto de la juvenil figura de un infante Polaco. El protagonista se ve envuelto en una lucha constante entre la pasión que genera el joven Tadrio, contra la razón y disciplina moral que el escritor ha llevado sobre sus hombros a lo largo de su vida, “el deseo se engendra por el conocimiento defectuoso”. El relato se percibe como un diario de muerte que es vida y renuncia, donde las pasiones desbordadas cohabitan en el protagonista dinamitando las murallas moralinas y de estoicismo con las que  ha forjado su trabajo para llegar a ser una figura reconocida en el medio literario.

Un panorama oscuro y violento dentro de una Venecia pestilente y melancólica, que tiene que ver tanto con el alma de Aschenbach como con la experiencia común de la raza humana. La prohibición de los deseos y las pasiones humanas carburados en la imaginación de los individuos no deben poner en peligro al rebaño, pues es la idea misma de civilización. Plagada de simbolismos; la obra se presta a diferentes interpretaciones que varían en función del lector y de los tiempos que corren. Más allá de tomarlo como una manifestación con tendencias homosexuales –que dejo de lado-, no deja de atraparme el entramado con el que Mann aborda temas complejísimos de la naturaleza humana: belleza-decadencia, pasión-abnegación, juventud-vejez, el viaje-sedentarismo, siempre contradictorios, y en espera de aparecer en la otredad que nos habita.

Su lectura invita a la conversación íntima, donde la muerte abandona las páginas y se instala a nuestro lado acompañando nuestro tránsito permanente por el mundo de forma amable e inteligente. Además de ser un relato magnífico acerca de la muerte, la pasión, la belleza y decadencia, el libro es por mucho una alegoría filosófica cuando Aschenbach se ve transformado en Sócrates e inicia una disertación con Fedro sobre la belleza y el amor. Al recorrer sus páginas me queda claro que las tragedias llegarán como único destino verdadero. Mann nos sumerge en un mundo que se derrumba ante nuestros ojos en la vastedad del horizonte, resultado de esa presencia que nos toma por sorpresa cuando más fuertes nos sentimos, la vida misma.

“Las masas burguesas se regocijan con las figuras acabadas, sin vacilaciones espirituales; pero la juventud apasionada e iconoclasta se siente atraída por lo problemático”



EGO SUM QUI SUM: NEIL GAIMAN Y SU DULCE, DULCE MUERTE


"Un día cada cien años, Muerte toma forma mortal para saber qué sienten las vidas que se lleva, para probar el gusto amargo de la mortalidad..."



Esta es la premisa de una miniserie ganadora del Comics Buyer's Guide Fan Award en 1993 por mejor serie limitada; así como le otorgó un premio Eisner en 1994 a su autor por mejor guión. Neil Gaiman es ya un reconocido autor contemporáneo que igual ha colaborado en guiones cinematográficos como escrito best sellers. De las páginas de su (ya de culto) "Sandman" extrae el personaje de "Muerte", su hermana mayor; para traernos "El Alto Coste de la Vida" (“Death, the high cost of living”, 1993), donde un incomprendido chico proveniente de una familia desintegrada y al borde del suicidio conoce al eterno espíritu más discutido, temido, negado...y dulce de todos. La acompaña en un viaje mágico e introspectivo lleno de subjetividad y, que a la vez, nos muestra una personificación de la muerte muy amena y hasta cierto punto, simpática y afable. Una obra que sin duda nos ayuda a reconciliarnos con la existencia de este "omega" en la existencia del universo.


Cuatro años después, el mismo equipo creativo retoma los personajes popularizados en "el alto coste..." y revitaliza el mito en una historia conmovedora que toca temas como el amor, la fidelidad y el deber; retomando a dos personajes que conocemos previamente en “El alto coste…”, llevándonos a identificarnos inexorablemente con uno de ellos…o con ambos. Chris Bachalo (Sandman, Uncanny X-Men, Witching Hour, Steampunk) es el encargado del arte en estas dos piezas, haciéndose notar una evolución sorprendente en su estilo de narrativa gráfica, siempre acompañada por las tintas de Mark Buckingham, británico maestro del arte de la plumilla y el pincel mojados en tinta china.


Mientras escribo estas líneas, releo la obra de Gaiman y recuerdo mis particulares “asuntos” con esta chica tan, pero tan hermosa. Porque es una belleza desde el punto de vista de la existencia universal misma…es aquella que nos recibe al exhalar el último aliento. Y nos acompaña con una enorme sonrisa en el rostro.

“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”

Escribía Borges…y engloba todo el sentimiento que se puede tener al respecto de este punto final proverbial en la escritura de la novela de nuestras vidas, de nuestro paso por este mundo.

Me remito a los cuadros finales en las últimas páginas de ‘Muerte, El alto coste de la vida’:

“- Oh, ha sido maravilloso. Estaba lleno de gente. Pude respirar y comer y…muchas cosas. Ojalá hubiera durado siempre. Ojalá no tuviera que terminar así…
- Siempre acaba. Es lo que le da valor. Cuando vives, aunque sea sólo un día…solo hay una manera de dejar de vivir.
- Supongo.
- ¿Valió la pena?
- No…no lo sé. Creo que sí. Espero. Conocí a gente tan genial…oí una canción, fui en taxi y me comí un hotdog y…ojalá hubiera durado siempre”

Esto me deja tranquilo y con más chances de hacer las paces con aquella chica de aspecto Dark que me mira desde un rincón. Me mira con esa mirada tan afable y amistosa. Con esos ojos eternos… Muerte, un imperdible en estos tiempos modernos, y que; irónicamente, nos llena de esperanza hacia el mañana y lo que viene más allá... ¿Se atreverán a acompañarla?


Gabo Sosa. Comiquero ávido y obsesionado con lo referente al Mictlán, el Hades y el resto de “otros lados”.

MACARIO, EL REDITUABLE ENCUENTRO CON LA MUERTE


              El día de muertos es una tradición mexicana milenaria, que se viene celebrando los primeros dos días de noviembre desde antes de la conquista española, teniendo durante ese periodo una fusión entre lo cristiano y las raíces prehispánicas de este festejo. Ésta se caracteriza por la elaboración de hermosos altares en los hogares mexicanos en los que se ofrenda comida y bebida a los difuntos; decorados con figuras  de papel alegóricas a la muerte como calaveras, esqueletos, etc., en vivos y alegres tonos, a su vez, se hacen las llamativas calaveras de azúcar o chocolate, así como el denominado “pan de muerto”, el cual se suele acompañar de una taza de chocolate caliente.

Lastimosamente esta tradición ha cedido su paso, sobre todo en las grandes ciudades a costumbres ajenas a este pintoresco país, como las mentadas fiestas de disfraces o también conocidas como las fiestas de Halloween, en la que niños, jóvenes y adultos se disfrazan de terroríficas figuras de la cultura popular como hombres lobo, vampiros, momias, etc., o tomadas de famosos personajes del cine de terror como Jason Voorhees, Freddy Krueger o Michael Myers; todo con la intención de salir a pedir dulces o ganar algún certamen de miedo, en el que el disfraz más elaborado gana una botella de rompope.

Afortunadamente el cine a diferencia muchas veces de la televisión que promueve más las fiestas gabachas a la tradición, nos  hace recordar las raíces que muchas veces renegamos y que forman parte de un pasado exquisito y rico en todos los aspectos: colores, sabores, olores, en una fiesta a una de las entidades metafísicas más temidas del planeta como lo es la muerte, y esta película viene a ser el encuentro mexicano entre un indígena mortal y la temida huesuda (vale la pena mencionar que ésta ya había tenido una participación en 1957 en la prodigiosa película de Ingmar Bergman, “El séptimo sello”).

La cinta, protagonizada por un excelente Ignacio López Tarso, comienza con una breve reseña escrita de cómo se vive la fiesta de “Todos santos” y “Día de muertos” en México, para dar pie a la historia principal que transcurre, como ya se adivinará, durante esas fechas, en las que conocemos a Macario y su numerosa familia, la cual a duras penas puede mantener a base de frijoles y tortillas. Esta miserable condición se ve agravada el día de muertos, cuando Macario acude a vender la leña que corta en el bosque que habita a un panadero del pueblo, el cual está preparando en ese momento varios guajolotes para el adinerado del pueblo, Don Ramiro, quien ha montado un altar gigantesco en su casa y se dispone a dar una fiesta para que todos sus conocidos degusten los exquisitos menjurjes tradicionales y los guajolotes recién horneados.

El ave, su textura y olor incitan a Macario, quien después de haber visto semejante manjar toma la decisión de no volver a probar bocado alguno sino es un guajolote al horno, confesión que le hace a su mujer, quien se encarga de lavar ropa para el cacique del pueblo, ella, para cumplir los deseos de su esposo, hurta un guajolote de la hacienda de su patrona, sin importar las consecuencias huye con el animal a cocinarlo cuanto antes y darle su premio a Macario, el cual, desbordado de la alegría se va del hogar para devorarlo a solas, donde nadie lo moleste. En su trayecto Macario se topa con el Diablo vestido con un traje de charro color negro de corte elegante, decorado con monedas e hilos de oro, el cual intenta seducir a Macario en base a ofertas de dinero y poder, sin embargo, el indio es fiel a sus valores, y a su apetito, y decide marcharse con su comida sólo.

Su siguiente encuentro es nada más y nada menos que con Dios, el cual va ataviado de prendas claras y con un bastón, así como una imagen mas benevolente, éste insta a Macario a compartir su alimento a lo que Macario se niega, no sin antes pedir disculpas al gran señor. El último encuentro de Macario es el que determinará el futuro del film, y este lo tiene con la mismísima Muerte, personificada por Enrique Lucero y caracterizada como un indio flaco y ojeroso, con un aspecto bastante intrigante y fantasmal; una mexicanización de tres personajes que juegan un papel fundamental en la vida del mexicano desde tiempos de la colonia.

En su encuentro con tan temida personalidad, Macario acepta compartir el guajolote con él, y éste, en gratitud, le obsequia un liquido parecido al agua pero que tiene la gran diferencia de curar cualquier tipo de enfermedad, incluso aquellas mortales, bajo una simple condición: que cuando Macario se encuentre al lado de la cama del convaleciente terminal, vea en que extremo de la cama esta situada la muerte, si está a los pies del enfermo podrá curarlo dándole una sola gota del brebaje, si por el contrario está en la cabecera, ya nada podrá hacer ya que esa persona tiene su ticket asegurado para el más allá. A partir de este momento Macario se convierte en el curandero mayor del pueblo, el doctor del mismo ha perdido su trabajo en razón de la fama y las hazañas del gran curador, esto acarrea una serie de beneficios para él, el dinero ya no es problema, el hambre se acabó, incluso su guardarropa también se modificó, las prendas de indio quedaron atrás, un hombre con poderes sobrenaturales no se puede andar paseando en semejantes fachas, y para que el negocio vaya mejor se asocia con Don Ramiro, quien le ofrece un local para que pueda servir a la comunidad, tanto del mismo pueblo como personas que llegan por oídas.

Pero como dicen, todo por servir se acaba, y al situarse la película en la época del virreinato español, no podía faltar el azote de brujos, curanderos y adivinos como lo fue en su momento la Santa Inquisición, la cual llega al pequeño pueblo a “entrevistarse” con Macario y someterlo a juicio eclesiástico, teniendo como castigos una de dos, o le cortan la lengua por hablador o muere decapitado por un verdugo, no sin antes visitar las antiguas formas de tortura inquisitorial.

Macario es una película que retrata muy bien a México, el cual divide de forma maravillosa, tal vez no completa pero si funcional, teniendo al indígena segregado de la comunidad, dedicado al campo y a la servidumbre, al cacique del pueblo lleno de lujos y dinero, y al poder que la iglesia tenía, y tiene, en este país, al grado de contar con una célula de la Inquisición para calmar las temperamentales aguas de las tradiciones prehispánicas durante la colonia; la fotografía corre a cargo del gran maestro mexicano del blanco y negro, Gabriel Figueroa, quien logra crear la atmosfera idónea para cada situación de la película, desde la poca iluminación de la miserable choza en la que habita Macario, hasta las penumbras que surgen como sombras malignas en la cueva de la Muerte, con el acierto especial de Roberto Gavaldón de poner en ese escenario una serie de velas, las cuales, según la misma Muerte, son las vidas de todos los hombres que habitan la tierra.

Esta es de esas películas que deben ser vistas para poder entender cómo era, y cómo es, el mexicano, que no teme la muerte pero si a las consecuencias, que busca sobresalir de cualquier forma dada la terrible desigualdad, que no importa la restricción sino el status, Roberto Gavaldón nos entrega una cinta atemporal. Es cierto, la inquisición ya terminó, afortunadamente, pero los llamados poderes fácticos, entre los que se encuentra la iglesia, siguen jugando un papel determinante, al grado de que parece que no hemos cambiado, e intentamos por todos los medios sobresalir, aún cuando sea pasando por encima de los demás, aún cuando la propia vida este en riesgo, todo para vivir bien y tener lo que los ricos y poderosos tienen, porque más vale un trato con la muerte, que tratar de vivir en la muerte.



DE LAS MOIRAS, PARCAS, NORNAS Y DEMÁS MUJERES


           De la Muerte, se puede hablar largo y tendido. Desde los miedos que provoca en lo más profundo de los corazones a los diferentes nombres y representaciones que ha tenido a lo largo de la Historia. Podría escribir innumerables páginas con nombre, formas y culturas. Desde su representación en la Prehistoria hasta su simbolismo actual en México; por ejemplo, mediante la Catrina o la Santa Muerte. No obstante no es ese mi deseo. Me mueve el interés por mostrar a la MUJER como MUERTE y la TRANSFORMACIÓN de esta imagen con el nacimiento del CRISTIANISMO.

Es por este motivo que he tomado TRES mitos, deidades o llámeseles como quiera que representan TRIADAS femeninas de la muerte y el destino que el Cristianismo adaptará para dar lugar al origen de las Tres Marías restándole importancia a la figura de la mujer en detrimento de la del hombre. Las triadas masculinas y femeninas en las mitologías es algo común debido la importancia del número tres. Se conoce que el número tres era el más sagrado de los números. Se le han atribuido virtudes místicas. Era la base de la perfección al considerarlo la imagen del ser supremo en sus tres personalidades: material, espiritual e intelectual para Platón; principio, medio y fin para Aristóteles. Símbolo de la perfecta armonía del factor de conservación y del progreso.

Los mitos greco-romanos, hablaban de las Moiras o Parcas. Se trataba de unas hilanderas que tejían los destinos de los humanos. Trenzaban tres hilos: uno de lana blanca, la vida misma; otro de oro, los momentos felices, y uno negro que representaba los momentos aciagos. Tres eran estas hilanderas: Cloto (Nona para los romanos), hilaba la hebra de la vida; Láquesis (Décima) medía con una vara la longitud del hilo de la vida, y Átropo o Aisa (Morta) era quien cortaba este hilo.Cloto o Nona representaba el nacimiento, Láquesis o Décima, el matrimonio y Átropo o Morta, la muerte. También escribían el destino de los hombres en muros de bronce y lo que ellas escribían, nadie lo podía borrar. Curiosamente, Morta es hija de Júpiter, dios de la noche y su madre es la diosa Nox, regente de la oscuridad. Morta será la Parca que hoy en día conocemos.

Esta tríada greco-romana encuentra su homóloga en la tradición nórdica representada por las Nornas. Las Nornas son: Urd, que representa el pasado. Se trata de una viejita que siempre mira hacia atrás; Verdandi, es una bella joven que siempre mira hacia delante porque mira el presente; y Skuld que es el futuro, representada leyendo un libro que aún no está escrito y, en ocasiones, es una Valkiria. Ellas tejen los tapices de los destinos, la vida de cada persona es un hilo en su telar y la longitud de cada hilo es la duración de la vida de dicha persona. Tal es el poder de las Nornas que ni los dioses escapan a su influjo.

De la misma manera, los druidas consideraban el tres como de gran influencia dentro de sus prácticas sagradas. Los Mirthras suponían que el Empíreo se sostenía por tres inteligencias. Es por ello que nos encontramos con Morrigan o Carrignton —Carrie, para los amigos— la diosa de la guerra, de la muerte y de la destrucción en triada con Babd y Macha. Se dice que Morrigan es doncella, madre y viuda. No está muy claro si eran tres o tres las formas que tomaba. Además, también representa la renovación y la muerte que da luz.

Badb, encarnada en la figura de un cuervo, en ocasiones se transformaba en una espantosa arpía para crear confusión en la batalla. Mientras que Macha se asocia con la guerra, los caballos y la soberanía y siempre aparece asociada a las otras dos. El Cristianismo, en su afán por difundirse fagotizó estas triadas de los pueblos bárbaros y las convirtió en algo que trabajara en su provecho. No con ello estoy diciendo que el Cristianismo sea una religión oportunista, sino más bien que aquéllos que la difundieron supieron sacar provecho de los otros mitos para lograr su propósito.

Generalmente, se suele relacionar estas tríadas bárbaras con las Tres Marías: María (la madre de Jesús), María Magdalena y María de Betania (hermana menor de Lázaro de Betania y de Marta de Betania). Los expertos apuntan que existe cierta oposición entre las personalidades de estas dos mujeres: Magdalena sería el arrepentimiento, la ley y los profetas, en otras palabras, el Antiguo Testamento. Mientras que María de Betania sería el amor libremente escogido y, por lo tanto, el Nuevo Testamento.

Dentro de la iconografía cristiana, las Tres Marías son símbolo de la crucifixión, del descendimiento y de la resurrección. En cierto modo, quedan relegadas a un segundo plano, puesto que ya no influyen directamente en el destino de los hombres aunque sí son testigos del momento que determinaría el destino de la humanidad. El Cristianismo se sirve de las tres triadas anteriores para crear su propio mito que se encuadraría de la siguiente manera: María Madre, dio vida a Jesucristo por lo que la Cloto griega, que representaba el momento del nacimiento, quedaría encarnada bajo el papel de María Madre; también representa el pasado, la viejita Urd.

María Magdalena, según los testamentos apócrifos, fue la esposa de Jesucristo incluyendo así a Láquesis o Décima y a Verdandi, la bella joven que representaba el presente. Según se entiende en los evangelios, María Magdalena era una bella prostituta. Por último, si creemos que María de Betania simboliza el Nuevo Testamento, como sugieren los expertos, entonces, aquí aparecería la figura de la tercera Norna, Skuld, que lee un libro que aún no está escrito. No olvidemos que el Nuevo Testamento es una obra escrita por los discípulos tras la muerte de Jesús.

Aún hay más, todo es mucho más complejo. La muerte de Jesucristo es dolorosa, es cruel. Representa la soberanía de los romanos y la traición de los sacerdotes judíos, la manipulación del pueblo: he aquí a Morrigan siendo una o tres. Diosa de la guerra, de la sangre y de la confusión. En la tradición cristiana, el cuervo aparece como símbolo de indecisión, infortunio y venganza ¿no era Babd un cuervo? ¿No se “vengan” los sacerdotes judíos de Jesucristo? ¿No los romanos tratan de mantener su soberanía impartiendo “justicia” a petición de los judíos? ¿No veían a Jesucristo como un posible foco de rebelión que ponía en tela de juicio su mandato?

Tres veces negaron a Jesús antes de su muerte, tres mujeres lo acompañaron en su calvario y tres días transcurrieron hasta su resurrección. Transformada la mujer en una mera compañera del hombre, es necesario reforzar la simbología del tres. Es por esto que son tres los episodios que implican el número tres para darle muerte definitiva a las tres mujeres que controlaban la vida y destino de los hombres (entiéndase humanidad) para que renazcan mudadas en el hombre (ahora, sí; varón) que ha de regir el destino de la Tierra. La fusión de estas triadas con la crucifixión, el descendimiento y la resurrección tiene su transformación máxima en Jesucristo. Como hemos dicho anteriormente, Morrigan también era muerte que daba luz. Jesucristo vino al mundo para iluminar a los hombres y por su muerte logró su salvación.

Es así como yo entiendo que muere la mujer como ejecutora del destino. Como con el Cristianismo se mata a la mujer, que deja de ser actor principal en la vida, que es algo más que madre; para morir y transformarse en el hombre. Es una muerte que da vida, que transforma, que genera otra identidad.

                              […]Oh, desmayo dichoso!
                              ¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
                              ¡Durase en tu reposo,
                              sin ser restituido
                              jamás a aqueste bajo y vil sentido! […]

                                                                                       
                                                                                       Oda a Salinas (Oda III de Fray Luis de León)


ETERNO RESPLANDOR DE UNA MUERTE SIN MISTERIOS


            Nuestro destino después de la vida siempre seguirá siendo un enigma. La filosofía de la muerte en muchas culturas, al asumir entonces este misterio, revalorizan el tiempo vital (y específicamente el presente) como el sitio idóneo y único donde vale la pena vivir. Fuera de ello, sólo existe inquietud. Sin embargo, la curiosidad y el deseo de asomarnos al otro plano, no desaparecen de nuestras obsesiones más conspicuas a lo largo del tiempo. Comunicarnos con los que ya se han ido, hacernos de una imagen "espacial" del más allá, son ideas (entre muchas otras relacionadas) que nos han fascinado desde el mundo antiguo hasta nuestros días. Los secretos del espiritismo en todas las épocas siguen causando controversia y especulación. Shamanes que bajo el influjo de ciertas sustancias alucinógenas viajaban al reino de los muertos en busca de conocimiento, hoy son considerados como los primeros necronautas.

Por otro lado, las sesiones con mediums, a pesar haber sido terreno fértil para la charlatanería y la superstición, han dejado extraños tratados de su doctrina sorprendentemente coherentes. Quizás la creencia en estas y otras prácticas, se deba más a la predisposición firme de que hay algo que atraviesa de lado a lado el umbral de nuestra dimensión (quien cree puede ver lo que quiera). El ocultismo y el esoterismo han sido todo un compendio sobre los otros mundos detrás del nuestro. A pesar de ello ¿Qué es la muerte hoy en día? Pareciera que la pulsión de Eros nos produce más angustia que en anteriores décadas ¿Vivimos más rápido porque estamos más consientes del fallecimiento? ¿O acaso mucho menos y de ahí nuestra velocidad? Fantaseamos con muchas cosas al hablar del después "de…", pero pocos se preparan o conciben el morir bien. La buena muerte se traduce en un simple morir sin deudas, morir con dignidad.

¿Cómo imaginamos ese momento? ¿Cómo nos preparamos para él? No hay manera fácil de abordarlo porque el presentimiento no basta para entender lo qué viene: sólo dejamos que suceda. En algún punto de la vida se tendrá la necesidad de conocer las concepciones de otras sociedades sobre el fin de esta existencia. Cada palabra será como agua prístina en nuestra turbia incertidumbre y aun así, nos quedaran las dudas ¿Es un asunto de entereza u otra batalla más? ¿Personalmente cómo lo afrontaremos? En otras palabras ¿Cómo queremos morir? Resulta temerario planearlo y cada asunto en su momento, pero quizás visualizarlo nos ayude a comprender lo relevante del dilema ¿De cuánto tiempo disponemos para hacer y deshacer? Para llorar, para olvidar, para amar nuevamente o para levantarnos las veces que sea necesario es menester tenerlo en mente.

Somos apenas un nanosegundo en el universo y no hay manera de evitar la lenta evaporación de nuestra memoria. En un parpadeo, como en aquella vieja canción del grupo Queen, todo habrá pasado: "These Are The Days Of Our Lives". Finalmente "¿Quién quiere vivir para siempre?"... Si cambiamos el mundo o la vida de los demás, prolongaremos los minutos, sino, será como si nunca hubiésemos existido. Prepararse entonces para la muerte es más allá de cumplir nuestros anhelos, vivir lo más posible y sobreponerse al absurdo kafkiano ¿Qué es morir entonces? ¿Cuándo aun con vida nos dejamos marchitar? Sobre lo único seguro de esta existencia, y nuestro lento deceso desde el momento en que nacemos, es lo que hay en medio lo que da sentido al fin y viceversa. Decidir de qué manera terminar, es una cuestión que se resuelve con nuestra mejor forma de resistencia ante los embates de hoy. Desde el ahora resolvemos nuestra muerte posterior, de pie o aplastados, satisfechos o alienados, porque al final, la vida también es parte de la muerte... vegetar, jamás (la verdadera autodefunción).



Prairie Wind – Neil Young (2005)


“Bury me out on the Prairie,
Where the buffalo used to roam.
Where the Canada geese once filled the sky
And then, I won't be far from home.”

       En los primeros meses del 2005, Neil Young fue diagnosticado con aneurisma cerebral al tiempo que compartía –sin saberlo aún– los últimos días de su padre, quien fallecería después de su operación. Sin lugar a duda, ese año le fue en demasía relevante; nunca la muerte estuvo más cerca de él que en ese momento. Así que fiel a su tradición de trovador, el músico de origen canadiense, vecino y habitante de las zonas rurales de California, firmó una serie de canciones bajo los propios sentimientos que concibió durante ese proceso; los viajes al médico y el último adiós a su padre, que quedaron selladas en su vigésimo octavo disco de estudio.

Paririe Wind está compuesto desde el lado más folclórico del cantautor; bajo ese acento sureño que lo ha caracterizado cuando deja a un lado su portento eléctrico. Lo que le significó –en aquel periodo– un retorno a esa vena “pueblerina” que tantos éxitos le ha y le había traído en su carrera. Habrá que recordar, entonces, que sus discos previos habían sido los más conceptuales de su discografía; la rockopera “Greendale” (2003) y el temático “Are You Passionate?” (2002)… Ahora bien, bajo la lógica impuesta de esos días, y en el peor de los casos, Prairie Wind resultaría, claramente, su legado y último suspiro musical.

Fueron tiempos difíciles, cierto, pero catárticamente lograron traducirse no  sólo en diez canciones, sino diez relatos, cartas o inflexiones donde el propio Neil Young avocaba al posible futuro; el alejamiento, la eternidad y la promesa. Asimismo, se despedía de su familia; sus hijos, esposa, público y demás (incluso de “El Rey” Elvis). Sobre todo de su padre… El resultado fue (y  es), sin lugar a dudas, el álbum más honesto de toda la carrera de un artista que siempre se ha caracterizado por su sinceridad y arrojo cuando de escribir se trata. Un disco que no sólo queda guardado en el anecdotario de sus fanáticos por todo el contexto citado, sino que además está considerado, con plena justicia, entre sus mejores producciones. Incluso el “Nashville's Ryman Auditorium”, considerado la catedral de la música sueña, le abrió las puertas un par de noches para ejecutar el álbum en su entereza junto a otros de sus éxitos; momento emblemático en su carrera que quedó perpetuado por Jonathan Demme en el documental/concierto (más lo segundo que lo primero) “Heart Of Gold” (2006).

Su historia reciente se cuenta, evidentemente, desde ese momento. Asunto que no deja de ser notable y hasta cierto punto curioso ya que Neil Young es una de las leyendas más longevas en activo dentro de la música popular –es parte del selecto grupo que ha sido inducido en el salón de la fama del rock en dos ocasiones. El momento ahora se ve distante, sí, Neil Young sobrevivió, queda claro. Un año después de lo antes dicho lanzaría al mercado su incomodo “Living With War” (2006) donde recrimina los actos en la guerra de Irak (no lo habría hecho si alguien de esta generación lo hubiera gritado antes, dijera en alguna ocasión), e incluso insulta públicamente a Bush Jr., para después continuar con su prolífica carrera, incluyendo algunos experimentos musicales bastante bien recibidos y un viaje sustancial al rock psicodélico.

Está claro, Neil Young es uno de esos grandes del Rock que nunca han sido del todo bien recibidos en Latinoamérica (en España es sumamente querido), quizá algo de su enfoque no ha tocado del todo las vibras  des estos lares (aunque tiene todo para hacerse sentir en una sociedad como la nuestra); quizá tan sólo las modas u otra banalidad –en ocasiones la música es todo un misterio. No obstante, siempre es un buen aliciente para unir, pensar y sentir de tantas cosas como ha podido en su carrera de casi 50 años. Y en este caso, que nos tiene aquí abreviándolo, simplemente acerca de la vida, de la vida y de la muerte.


Tracklist.

I.- The Painter (4:37)
II.- No Wonder (5:46)
III.- Falling Of The Face Of The Earth (3:35)
IV.- Far From Home (3:47)
V.- It's A Dream (6:31)
VI.- Prairie Wind (7:35)
VII.-  Here For You (4:32)
VIII.- This Old Guitar (5:33)
IX.- He Was The King (6:09)
X.- When God Made Me (4:06)

Sobre el autor: Habitual transeúnte de calles poco conocidas. Se dice que e máximo deseo es estar de pié en las esquina que ve desde el servicio público. Cuanta la leyenda que en sus años mozos sobrevivió de cebada, pan y vino. Cinéfilo por profesión y melómano por obligación vivencial. En algún momento sus oídos podrán escuchar todo lo que sucedía detrás de cada grabación. Para más persecuciones, visitar su sitio personal: www.lacosaestaasi.blogspot.com

EPISODIO 4: ×LA LIGA VS LA LIGA!


-  
-        - ¿Eres un perdedor?
  -      - ¿De qué hablas? Soy el rey perdedor
-        - ¿Eres… un completo inútil?
-        - Más inútil que levantar una denuncia en el Ministerio Público
-        - Un pobre diablo ¿eh?
-      - Nah, tengo un gran equipo… con poderes y son… eficientes… algo torpes… pero ya sabes, debes tener esa filosofía del  éxito de Miguel Ángel Cornejo y los memes de facebook que ponen todos esos rechazados patéticos para darse ánimos… y decir la palabra “sinergia” porque suena cool así como si hubieras estado en muchos cursos de liderazgo… agua… de melón, sandía o papaya, pero agua…
-        - Tus zapatos dan risa
-        - Y tú eres feo

El pobre y delirante líder (¿O ex líder?) de la Liga de Perdedores se derrumba en la caliente arena del desierto libio. Por si no lo infirieron, ya habla solo, delira profundo, tiene la garganta seca y está tan apendejado que ya se va a unir a las protestas de la CNTE; justificando literalmente el tema de este mes. El Hombre Puerta lo dejó ahí botado pero pasaron varias horas y su impaciencia es legendaria, así que se puso su camisa rota en los pies aprovechando un prometedor bronceado y comenzó a caminar hacia ningún lado, quedando como está.

Cuarto de control del Consejo de Seguridad de la ONU, Nueva York, hace un año

-        Sargento Pee Wee, guarda tus cubos de colores, la misión está por comenzar -  ordena el general Babbage – la primera misión del grupo L.O.S.E.R. (Legión de operaciones secretas y encubiertas reivindicadoras) ya comenzó – Pee Wee Herman recoge sus chivas mientras ríe por lo bajo – tee  jee jee. Oiga mi comanche y ¿Cuál es esa primera misión?

En la pantalla gigante del cuarto de operaciones, se puede observar un helicóptero estadounidense, dejando caer sobre el árido suelo de Colima al grupo de avanzada conformado por Ram Man, Babalú, el Capitán Cavernícola y Puck.  No hay tiempo a negociaciones, donde solía estar un Wal Mart, activistas narco satánicos  antimonopolio, directamente retachados de la cumbre trigésimoséptima del G8 de Deauville, en represalia por ser ignorados por trigésimoséptima ocasión por los líderes del Primer Mundo, decidieron iniciar un éxodo que duró un año, para, como ejemplo retributivo, invadir un Estado mexicano y liberarlo de las intenciones capitalistas del Imperio industrializado y en el camino, se dedicaron a vivir de la mota, generándola en su granja hidropónica móvil Mi Alegría, para consumirla y venderla (esto no es monopolio estrictamente hablando, porque es para el autosustento de la comuna y no, no están usando términos de filosofía neoliberal, porque eso es reprobable) y de paso se iniciaron en la brujería, satanismo y yembé logrando invocar a lo más selecto de la baraja demoníaca, santera y brujilda.

Los resultados se vieron pronto; nomás llegando a tierras colimeñas, derribaron un McDonalds, el Sears, dos OXXOs (aunque no estaban seguros si eran cachorros del imperio también), el Liverpool y la miscelánea Norydel. Un duro golpe asestado al capitalismo, ciertamente. En este instante, la Liga de Perdedores estaba a prueba. Luego de la cumbre del G8, Jean Marc supo del éxodo de los activistas por sus colegas y propuso la idea al Consejo de Seguridad para obtener los recursos. Con el apoyo de Babbage, Pee Wee Herman y el recién adherido a la causa, el amarillento coronel Leslie Hapablap de la Fuerza Aérea gringa, se aprobó, bajo su supervisión esta primera misión: detener el carnaval del horror que habían iniciado los activistas, con la ayuda del grupo de perdedores.

Mientras Puck aterriza como una bola de boliche pesadísima haciendo un pequeño hueco, Ram Man rebota sobre sus ridículas piernas de Michelin impulsándose hacia donde un gigantesco demonio termina de derribar los cimientos de un triste edificio alterno al ya destruido Wal Mart. Este demonio, Acham, que buscaba entre los escombros, al ver al ariete humano/enano saca de debajo de su axila un virote como de cuatro metros de longitud y se lo estrella en la jeta a Ram Manito que se queja desconsolado. Acham al ver su virote partido en cachos ataca, dejando de lado su cometido de seguir demoliendo construcciones. El Capitán Cavernícola al rescate de Ram Man, mientras Puck bota, bota y no es pelota, hacia una pequeña horda de ángeles caídos y otros rebeldes demoníacos, acompañado de Babalú que ya se andaba tropezando con el escombro. Otro helicóptero de la fuerza aérea, a la par del que dejó caer a los cabrones estos, se empareja. Recibe la señal, el “roger” retumba en las bocinas y el incólume líder de la liga, Sinuhé, toma el micrófono de audio del copiloto, arrebatándoselo prácticamente. Él quiere hablar con Babbage.

-        - Qué onda mi comandante Babas, tengo unas preguntas y observaciones.
-        - Soy General y me llamo Babbage… ¿qué sucede señor Sinuhé?
-        - Pues nada hombre, oye, que aquí estos cuates, los choferes del helicóptero no me hacen caso y no les entiendo, hablan puro inglés y yo de eso nomás los buenos días y poco más.
-        - Bueno, señor Sinuhé, debe entender que el grupo de operaciones encubiertas está a prueba, por lo que el plan fue desarrollado desde nuestro grupo táctico dada la premura con la que se suscitó el hecho. Usted podrá observar todo desde el helicóptero y oficialmente se encuentra en campo, dirigiendo al grupo. Ehm, y, por cierto, no puedo dejar de notar que en su curriculum habla de tener dominio del inglés…
-        - Bueeeno, ya sabes, el documento puede decir muchas cosas; como que terminé la prepa o que hice una carrera, ¡incluso con una tesis! Jaja, bienvenido a la realidad, en México todo se puede con una lana de por medio. Ya de paso, te aconsejo que no te fíes de algunos empleos, digamos que los tomé prestados. Ah, y eso de encubiertas… cuáaaaaal, si todos esos cuates cayeron a madrazo limpio. Oye y ¿qué onda con la güerita que está aquí frente a mí? Está rechula pero está como rara. Está toda callada y rara y nomás mira para abajo.
-       -  Ella es su apoyo en tierra, donde el helicóptero los dirige ahora que sus compañeros batallan contra las entidades demoníacas.

En efecto, abajo, en tierra, Puck, Babalú y Ram Man y el Cap. Cavernícola se hacían bolas contra entidades que los pambaceaban a placer. Evidentemente movidos por la magia, no por la fuerza, sólo lograron distraer a los demonios. El helicóptero rebasó el perímetro que las bestias protegían. A escasos metros del Wal Mart destruido, en unas calles aledañas. El helicóptero se queda estático y la rubia se quita el manto que la cubría quedando en un traje de baño de una pieza en su esbelto cuerpo de modelo, de formas perfectas, piel casi dorada, no, no, no, un pinche momento kodak. La dama sin hablar y sin quitar la vista del piso, avanza unos pasos hacia la orilla de la entrada, en cuanto el vehículo está más quieto en el aire. El piloto grita una orden y ella avanza arrojándose al vacío ante los ojos pelones de Sinuhé.

El destruido cuartel de la Liga, hoy

En los escombros de una gigantesca montaña derrumbada, cuando la calma es más palpable, unas rocas comienzan a removerse al paso de un individuo rubio vestido de militar, con gafa oscuras gigantescas, quien envía un mensaje por su radio: Señor, las cargas de RDX hicieron el trabajo como se esperaba. Estamos por comenzar a confirmar las bajas, nuestra agente ya se encuentra en ello – alejando la radio de su rostro grita para beneplácito de algunos otros militares que se encuentran en los alrededores - ¿Verdad gordis? Estás ya buscando a tus amigos ¿eh? Será sorprendente para ti verlos aplastados y que no hayas sido tú la causante. La Gran Bertha voltea hacia donde está el militar, conteniendo su furia y removiendo una de las rocas, “accidentalmente” enviando una hacia donde el risueño vestido de verde se encuentra. - Cuidado amiga, no quiero tener que recordarte tu situación de nuevo – advierte. Bertha agacha la mirada y mueve las rocas nuevamente, a la espera de encontrar los cuerpos de los miembros de la Liga que quedaron enterrados bajo la destrucción.

A su lado, Mandril-o y Chacal-o hacen lo mismo, ambos también callados y de mala gana. A escasos metros de esto, un rombo aparece a unos metros del piso, tomando forma de una persona. Silencioso, el Hombre Puerta desciende al piso y se oculta. Observa todo con detenimiento, mira a sus compañeros quienes abandonaron la liga un par de meses antes, trabajando junto a los mismos militares que ocasionaron la caída del cuartel. Agacha la cabeza, parece buscar algo en su interior, saca un pequeño comunicador: - Oolong – llama en voz queda – el jefe está en algún lugar del desierto, en Libia, las coordenadas me fallaron pero las tengo fijas… aún conservo las de Suiza… vine por el resto, pero ellos están sepultados bajo las piedras… La Gran Bertha, Mandril-o y Chacal-o apoyan en las labores de rescate… o eso creo… están con los militares, los mismos que te llevaron a ti… no entiendo pero creo que colaboran con ellos… y yo sólo… - un click cerca de su cabeza interrumpe su soliloquio. El mismo militar que insultaba a Bertha es quien, a un lado de Puerta, amenaza con quitarle su pasajera vida ahora mismo. – Con que el desierto de Libia ¿eh? – masculla sonriente – y tienes coordenadas. Esa es una gran noticia fenómeno, porque me darás las coordenadas de ese cabrón y también las de tu amigo cerdo oculto en Suiza.

Ginebra, Suiza, bodega privada

Pee Wee Herman no comulga con la militarización, nunca lo hizo, pero seamos honestos, tienen plan dental y de alguna forma, los uniformes lo excitan. Así que se vale, se vale formar parte del sistema porque ofrece cosas chidas y el mundo de los niños es algo problemático. Pee Wee es buen asistente de Babbage, así que ante la situación, mientras el general se va del lugar, Pee Wee es el encargado de levantar la misión en la bodega donde el falso El Dorado se reveló como Oolong y aparte, escapó. Pee Wee entra, los tres cadáveres de los encapuchados a quienes disparara el cerdo cambiaformas, yacen en el piso. Pone su maletín en el piso muy propio él y saca una pinche jeringona y la coloca en el piso también. Así mismo, saca una toallita como la de los deportistas del Gatorade, se la pone en el hombro, saca de su traje un espejito donde revisa sus chapitas, jala una línea de cocaína y agarra el jeringón y madres se lo aplica en el cuello a uno de ellos.

Luego va rápido y repite la acción con los otros dos. Toma su toallita, se limpia el sudor, la nariz y la frente con pequeños toques mientras se arrincona viendo cómo convulsionan y se guacarean los cadáveres. Finalmente cuando terminan su desmadre, Pee Wee aprovecha la ocasión para confesarse ante uno de ellos: Pedrito… Pedrito, Pedrito… ¿por qué cuando estoy comiendo del bote del desperdicio me duele la cabeza y mi brazo izquierdo se pone todo verde y brillante? El infame atarantado no recibe respuesta, pero los tres cadáveres se levantan pesadamente. Pee Wee los mira y llama por sus nombres: Pedro, John, Miguel, levántense y busquen en las cercanías al llamado Oolong. Ahora sabemos que no ha salido de Ginebra… está en los alrededores. Su amigo la puerta humana o lo que sea ya nos lo dijo. ¡Ándenle, apúrense! – Los tres encapuchados salen rápidamente tomando sus armas a la orden de Pee Wee Herman.

Colima, México, hace un año

Al descender del helicóptero, la hermosa Ashley Crawford va tomando cada vez más volumen hasta llegar a ser una ruedota de 300 kilos, aterrizando pesadamente en el objetivo, un pequeño cuarto acorazado por fuerzas no humanas. Bertha resiste el golpe y con poco esfuerzo se levanta para asestar un panzazo a la estructura de unos dos metros. Dentro de ella están los activistas, sentados en un pentagrama pintado con trabajos a pura pintura de aceite. Tres de ellos hincados en cada uno de los picos correspondientes al bafomet y otro sosteniendo un libro antiguo. Sorprendidos por los impactos que les acosan, rompen el círculo mágico en el que se  encontraban al querer salir. Sólo el tipo del libro se mantiene impávido.

De sus jipiosas melenas espesas como guácara de crudo, se comienzan a erigir dos cuernos. Sus compañeros no le hacen más a la mamada y salen corriendo por la ventana lateral, siendo detenidos por las manazas justicieras de 60 rebosantes kilo de Bertha. Aun así, el otrora activista de camisa guanga de seda (odia el algodón porque lo trabajan los negros, dice, aunque su sapiencia no le da para recordar que eso ya no es así, ahora los negros sólo son choferes y la pizca de algodón se reserva en su mayoría, a los guatemaltecos, así mismo, no usa la fibra sintética porque eso sería apoyar la industria que quita el trabajo a los pobres negros – y guatemaltecos -, así que la seda no le hace daño a nadie y el gusanito aún no es sobre explotado por la industria, ¡pero estamos vigilando!), borlitas rodeadas con níquel y unidas con estambre a manera de collar, huaraches Flexi, jeans Levis y gafas ray ban, se ha tornado en la versión viviente de un diablote verdoso y enorme conforme crece hasta alcanzar unos cuatro metros de altura, rompiendo el techo del lugar, ante la mirada vigilante de Bertha.

- ¡Soy D! – comienza a gritar como loco a la vez que alza una garra al cielo- Tengo las tres D que necesitan: ¡Delirio! – y al momento que grita eso, una ráfaga de luz negra emerge de su brazo y se impulsa hacia el cielo golpeando el helicóptero donde Sinuhé contemplaba el espectáculo palomitas incluídas, el haz de luz negra golpea a los pilotos, quienes de repente comienzan a balbucear incoherencias y a perder control del vehículo. Sinuhé se saca de pedo gruesísimo y también comienza a gritar incoherencias dando tumbos en el interior del helicóptero. Abajo, en tierra, el demonio mira fijamente a Bertha que entró en un estupor al observar al ente demoníaco. Éste, con sus ojos exorbitados, que pasan del color blanco al negro, como remolinos, conteniendo una vibración en su cuerpo, observa a Bertha y, conocedor de los chistes sobre obesos, la señala gritando: Tú obviamente ya estás en… ¡Desespero! Bertha cae ocasionando un sismo de 3.2 en la escala Richter, impactada por el haz de luz negra del demonio.

Corriendo llegan Puck Pasitos de Lily Ledy, a brincos Ram Man y a tropezones Babalú, pero igual destino les toca: el desespero los ataca y caen al piso en convulsiones, llorando y sintiéndose desamparados. Pero estos cabrones se sienten así ¿y su líder? Pues el pobre cabrón con la desesperanza y el delirio, dando tumbos, se obra de miedo, justo cuando el helicóptero cae a pique. En tierra, el D-monio ríe a carcajada batiente mientras masculla: “Destrucción”.

Inmediaciones del destruido cuartel de la Liga, hoy

-        -¡No!, ¡No me digas! ¡No, por favor! –
-        -¡EN serio dverdad!
-        -¡No, por favor, muero!
-       - No, pero es que ¡en serio dverdad!
-       - Es que si no me lo dices tú, ¡¡no lo creo!! ¡¡Quién diría que esa Aracely Arámbula era TAN perra!!
-       - Es queso te psa por leer el Órale, en serio dverdad, sa, esos chismes sólo se los creen los que ni leer saben, sa… ahora dime

El Hombre Puerta ha caído presa de los encantos de LuisMi, el sol, el dios Apolo, etc., etc. Y ha rajado con las ubicaciones por coordenadas de Oolong y Sinuhé. LuisMi es el agente portento de la milicia en la actualidad. En esta ocasión, fue él quien se encargó del pretendido desalojo y destrucción del cuartel secreto de la Liga. Ahora, con sus poderes hipnóticos, o sea: con su labia superflua, sus covers de boleros para menopáusicas y butibillete, ha enlelado al Hombre Puerta al grado de que espera todos los secretos le sean revelados: ¡incluso los que a El Dorado refieren!

-      Vamos, vamos puertita, hay algo que mis superiores no saben y tú sí – insiste jotesco LuisMiRey – El Dorado estaba en uno de los accesos secretos de la cueva donde estaba su cuartel ¿por qué? ¿Qué lograron hacer ahí? ¿Por qué no teníamos acceso a El Dorado? Ni a sus pensamientos, ni a los dispositivos en su peto, ¿qué lograron ustedes que nosotros no? Redondito va cayendo el Hombre Puerta a revelar todo y cuando digo todo, es TODO. Ay Luis Miguel, ¿por qué eres  tan atractivo?

Ginebra, Suiza, el muelle

Un marinero suizo muy güero pasa rápidamente por entre los seguros fluviales del muelle, buscando una embarcación cercana. Sólo hay carga y descarga, parece una buena idea hacer de  polizón ahora mismo, sabe que lo persiguen, que tiene poco tiempo y mientras su paranoia lo ahoga, con un sudor extraño (tomando en cuenta que los cerdos no sudan), afloja un poco su traje por el cuello, logrando ver de reojo tres figuras que se acercan a una velocidad que le hace comprender que vienen por él. El momento llegó, a Oolong el cerdo cambiaformas le resulta bastante difícil simular un objeto inanimado. No porque sus átomos de mutágena flexibilidad se lo impidan, sino porque el defecto ocurre en que las cosas no respiran. Ése es el gran pedo, ahora, justo al momento en que llega a una orilla del puente que encalla en el agua, simulará un gran barril, pero tendrá que contener la respiración.

No es una cosa de que no se vea como un barril, es cosa de que parezca serlo. Los tres encapuchados son las figuras que acechaban. Ahora caminan por entre las cajas y barriles apilados. No hay signos de vida, pero uno alcanza a lanzar, con acento españolado, una amenaza: “Por el señor, por dios os digo, nos engañasteis una vez… no habrá una segunda”. Y a una seña, los tres desenvainan armas punzo cortantes: el españolado, sacó una espada de estoque medieval, de hoja fina, blandiéndola frente a su propio rostro, el más rechonchito, sacó un machete y el tercero, una navaja suiza, a la vez que con un acento particularmente inglés y nasal musitó: “La ironía, me gusta tanto después de todos estos años”. En ese momento, comienzan a clavar sus armas en todas las cajas y barriles…

Mientras tanto, en el desierto de Libia, un cuerpo yace de bruces en medio de la ardiente arena, solo, perdido en la nada de las dunas.