domingo, 19 de mayo de 2013

DISTOPÍA PRESENTA: LA CIENCIA MODERNA Y SU IMPACTO EN LA CULTURA


          ¿Cómo recrear o pensar la ciencia más allá del paradigma tecno-científico imperante? ¿Cómo dejar a un lado un poco la cuestión tecnológica e incluso técnica y concentrarse en el ejercicio puro de las posibilidades? Y con esto último, nos referimos al uso de la imaginación al tratar de descifrar la abigarrada estructura de la realidad. A sobrepasar el instrumentalismo de la naturaleza que se traduce en múltiples artefactos para el ocio y el embrutecimiento (perdón, entretenimiento) y absorber la belleza del pensamiento científico: la explicación constante de nuestro mundo y el universo. Las predicciones de los fenómenos naturales y su posterior aprovechamiento son importantes, pero lo es más las teorías que nos ayudan a comprender las infinitas manifestaciones de la vida y las leyes que la rigen. Esta manera de abordar la problemática puede ser tachada de idealista o romántica ¿Pero es que acaso el acto creativo de la investigación y la invención (o el hallazgo fortuito) puede quedarse –sólo- en la ominosa producción de armas biológicas o en el trasiego del entretenimiento? Tal vez.

La ciencia cumple su propósito cuando vemos a un hombre que ha perdido alguna (s) de sus extremidades correr los 100 metros planos usando simples extensiones de fibra de carbono (sus acciones posteriores son prestas a otras discusiones). A su vez, la legitimidad del conocimiento científico tiene nuevamente sus cuotas más altas en el ejemplo de la decodificación total del mapa del genoma humano (nuestro "libro de instrucciones"). Que decir entonces de la misión a Marte Curiosity, donde un robot Astromovil (Rover) realiza diversas tareas y envía los resultados a través del espacio desde una distancia casi incuantificable. Estos únicamente ejemplos breves que nos otorgan la seguridad de un mundo que gira en lo constante.

A pesar de ello, la ciencia no forma parte de nuestra cultura como sistema de pensamiento y mucho menos como práctica social (el abuso recreativo de las tecnologías de la información y la comunicación es un ethos de consumo hedonista, nada que ver con la observación, experimentación y razonamiento. Se limita a expresarse en meras experiencias inmediatas). El uso generalizado de las TIC no se traduce en un mayor interés de la sociedad por los asuntos científicos, al contrario, el oxímoron "barbarismo tecnológico" cobra cada día más fuerza y se convierte en un signo de los tiempos. El humanismo en la ciencia actualmente si no es lucrativo, se diluye en la dinámica globalizadora del libre mercado, y en ese sentido al igual que la política, se vuelve sólo un medio para enriquecerse (eso en el mejor de los casos, no olvidemos que en nuestro país ni siquiera es un asunto de prioridad escolar-académico).

El hecho de vivir un presente de innovaciones técnicas constantes (The Future is Now), no significa que la ciencia moderna haya podido influir en la experiencia formativa: una cosa son los efectos tecnológicos y sus secuelas, y otra, adoptar el enfoque científico para resolver un problema o estructurar una respuesta. Desde hace más de un siglo podemos percibir el avance científico desde infinidad de campos, pero ¿Cual es su impacto en la cultura?

Damos paso entonces a nuestros colaboradores para que intenten responder desde sus agudas trincheras: Roberto Juanz en su sección “Las líneas Flotantes”  nos habla de la relación de la conciencia humana y su consolidación en la ciencia, postulando que la interrogante y el cuestionamiento serán su avatar permanente (la idea, el contar con ella y su resurrección en la vida intelectual); ello badajeándose entre la alquimia, el Renacimiento y la materia negra. La viñeta en su tinta de Gabo Sosa nos coloca en una ficción que peca de ser más cercana a nuestra realidad que a un mero producto fantasioso (así de glorioso es el Comic); les acercamos a esta obra (Hip Flask) colocando simplemente estas piezas: enriquecimiento de corporativos en voz de la ciencia y la vida, manipulación de  especies acompañada de estandartes Darwinianos y “Moreuinas” discutibles en una África futurista como escenario.

En la sórdida y atinada sección de “Good Bye Cruel World” de Hansel Toscano nos describe la desestimada cosmovisión que se tiene para con la ciencia, enfatizando en uno de los males sociales de mayor alcance: la tecnofilia. Siendo ésta efecto propicio de una ciencia que adolece de espíritu, de cultura; adjetivándose en mitos de técnica, idea mercadológicas y utopías con fecha de caducidad como a bien apunta su autor. En nuestra sección musical -distinta a cualquiera- “Onomatopeya”,  Agustín Güiris  nos traslada a finales de los 70 acompañado de uno de los únicos músicos que en realidad hacen de la ciencia, los sintetizadores y de la tecnología melodías cósmicas que nos rinden a la introspección, nos referimos al Señor Brian Eno, su minimalismo se hace presente en la siempre grata descripción de nuestro experto, que en este caso decide presentarnos el quinto álbum de este músico y productor:  Before And After Science.

Les aseguramos que después de leer cada una de estas “teorías” –comprobadas- su postura con respecto a “las ciencias” no partirán más de sus libros de textos gratuitos, consideran a la naturaleza de las ciencias como su ley legitima, como el Dios único del conocimiento.


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