Hoy en día contamos con
innumerables beneficios tecnológicos que ayudan al ser humano a ser más
eficiente y creativo. Una persona ya no necesita salir de su hogar para ganar
dinero, todo se puede hacer desde la comodidad del hogar, desde pedir comida
hasta ganar dinero a través de medios electrónicos como el conocido Pay Pal. La
evolución de dichas bondades cibernéticas ha ido desde la imprenta hasta la
digitalización de la información, de las pesadas y estorbosas maquinas de escribir
hasta las mini lap top (nombre con que se conoce a las computadoras
portátiles), ya no hace falta pertenecer a un medio impreso para publicar
artículos o ensayos, con el simple hecho de dar de alta un blog en el ciber
espacio (como el maravilloso proyecto de “Distopía” en el que estamos
involucrados varios amigos y entusiastas de la web), incluso podemos leer
clásicos literarios de gran tamaño como “Guerra y paz” de Tolstoi sin necesidad
de andar con el gigantesco ejemplar de un lado para otro, con una tableta
electrónica es suficiente para contener toda la información de tan maravilloso
ejemplar.
Todas estas amenidades que 20
años atrás veíamos sumamente distantes están aquí y llegaron para quedarse,
muchas de estas innovaciones han sido concebidas años o siglos antes por
intrépidos escritores que soñaron con un mundo lleno de tecnología y maquinas,
desarrollando con sus ideas lo que ahora conocemos como ciencia ficción y que,
por supuesto, el cine ha tomado y aumentado para crear sus historias, digo
aumentado porque es en este arte donde se materializan esos viajes al futuro.
Sentados frente a una pantalla en el cine o un televisor podemos recorrer la
Ciudad de México del futuro según nos la plantea Luis Estrada en su película
“Un mundo maravilloso” (2006), en donde existen ghetos para separar a la
escoria de la población de la “gente bien”, o el Londres industrializado de
“Total Recall” (Len Wiseman, 2012).
Pero lejos de estos viajes surge
una pregunta que viene a colación con el tema de esta entrega, ¿qué ha aportado
el cine a la ciencia?, el séptimo arte a hecho valiosas contribuciones, muchas
de ellas tomadas de su contraparte literaria que han servido para cristalizar
los sueños de grandes escritores, otras más surgen como historias creadas por un
intrépido guionista que se atrevió a ver más allá del presente, llevándonos a
los confines mismos del espacio a través de avanzadas naves espaciales como en
Prometeo (Ridley Scott, 2012), o creando súper computadoras capaces de vigilar
cualquiera de nuestros movimientos como en Eagle Eye (D. J. Caruso, 2008),
veamos pues que nos ha dado el cine en materia tecnológica.
Uno de los grandes sueños del
hombre fue –y es- viajar al espacio, llegar a la luna como consecuencia,
explorar y conquistar planetas. El primero de
estos viajes lo hizo un ruso allá por el año de 1961, su nombre era Yuri
Alekséyevich Gagarin a bordo de la nave Vostok 1, y fue hasta julio de 1969 que
el Apolo 11 realizó el primer descenso lunar con Neil A. Armstrong y Edwin E.
Aldrin Jr., sin embargo, el cine y la literatura ya habían soñado con estos
viajes, el primero de ellos tiene en “Viaje a la luna” de Geroge Mélliès (1902)
a su primer representante, y esta a su vez está basada en la obra de Julio
Verne “De la tierra a la luna” publicada en 1865 y en la de H. G. Wells. “Los
primeros hombres en la luna”, obra que vio la luz en 1901; la película, de
manufactura artesanal, combina elementos de animación y es considerada la
primera en hacer uso de efectos especiales, y es posiblemente la que inicia el
género de la ciencia ficción en el cine.
Después se vendrían obras
como “Frau im Mond” (Fritz Lang, 1929),
en donde un grupo de colonos viaja a la luna con el fin de encontrar oro, e
incluso se llego a correr el rumor de que Stanley Kubrick habría filmado en un
estudio la llegada de los astronautas gringos a la luna, esto con el fin de
ganar la carrera espacial a la URSS que ya había enviado un piloto al espacio.
Algo que hizo detonar más esta grabación controlada fue que la bandera de los
Estados Unidos ondeaba cuando fue plantada en tierra lunar, siendo que en la
luna no hay aire. Otra duda que surgió fue saber quién había grabado el
descenso de los astronautas cuando bajan del modulo ya que parece que la cámara
se les adelantó o ya estaba ahí. Dejando a un lado los chismes y rumores, pero
siguiendo en el espacio, caemos en lo que, también el gran maestro Kubrick legó
a la humanidad, las gigantescas estaciones espaciales como la que pudimos ver
en “2001: A space odyssey” (1968) así
como su operador cibernético HAL 9000, una paranoica maquina que hace la vida
de cuadritos a los dos habitantes de dicha estación, en la historia de la
humanidad no fue sino hasta 1973 que los estadounidenses lanzan su estación
espacial llamada “Skylab” (laboratorio del cielo) y los rusos hacen lo propio
en 1971 con la denominada “Salyut” (que significa saludo en ese idioma), y no
es sino hasta 1998 que varias naciones del mundo se unen para crear la llamada
“Estación Espacial Internacional” (EEI por sus siglas en inglés) y que lleva en
construcción desde 1998 y se espera concluir para el verano del 2013.
Dentro de su película “2001: A
space odyssey”, Kubrick no sólo se adelantó a estas descomunales estaciones
espaciales, también visualiza lo que en un futuro será la nueva forma de
comunicarse entre los humanos de la tierra con las video conferencias. En esta
película podemos ver a Heywood Floyd comunicarse con su hija desde la
inmensidad del espacio teniendo como fondo parte de la tierra vista desde las
alturas; otra película que se adelantó a esto fue el corto animado de Frank
Tashlin titulado “Planet Duffy” (1944) que sirvió como propaganda durante la
segunda guerra mundial y en el que vemos a una espía nazi comunicarse con
Hitler, Goebbels y Goering mediante un monitor. Ya que estamos aterrizando las
innovaciones y rondamos los confines de la televisión podemos mencionar también
el hallazgo de la video vigilancia, de la cual podríamos situar como su punto
más álgido en el libro “1984” de George Orwell publicado en el verano de 1949,
pero que ya tenía su antecesor histórico en la Alemania nazi ya que en 1942 ese
régimen utilizó un sistema similar para vigilar el lanzamiento de los misiles
V2; en el cine podemos situar su primera aparición en la película de Charles Chaplin
titulada “Tiempos modernos” (1936) en la que un trabajador, encarnado por el
entrañable mimo, es vigilado por su jefe mientras sale a fumar un cigarrillo en
sus ratos libres; hoy en día hay cámaras regadas en varios puntos estratégicos
en las grandes ciudades del mundo, esto con el fin de coadyuvar al mejoramiento
del tráfico o prevenir delitos, el gran hermano que previó Orwell está más
cerca de lo que imaginamos.
Hasta ahora hemos visto como el
cine ha vaticinado grandes proezas humanas, no es cualquier cosa aventarse a
construir una estación espacial, los recursos que se requieren son altísimos, a
su vez hemos sido testigos de cómo previó el lanzamiento de la video
conferencia, que todavía no es explotada como debiera, muchos dispositivos de
telefonía celular ya cuentan con esta innovación pero aún no se ha dado el bum
(al menos en lo que a México se refiere) de este tipo de comunicación, muy
probablemente se deba a la falta de infraestructura que hay en este país; pero
las aportaciones no paran ahí, encontramos otra serie de innovaciones en otros
campos como la robótica teniendo como base histórica que los primero
robots (palabra que surge del termino
checo “robota” que quiere decir trabajo forzado) aparecen en la década de los
40, pero ya antes en 1927 Fritz Lang se atrevió a crear uno que tenía la
capacidad de suplantar tanto el comportamiento como la apariencia de una
persona en su película “Metropolis”.
Posteriormente Robert Wise crea
al feroz Gort en “El día en que la tierra se detuvo” (1961), pasando por los
simpáticos C3PO y R2D2 en “Star Wars” de George Lucas allá por el año de 1977
(como dato curioso el primero de ellos tiene similitud con el antes mencionado
de Fritz Lang), también recordamos al robot Ash de “Alien” de Ridley Scott
(1979) así como a Bishop en la segunda entrega de esa misma película, esta vez
dirigida por el maestro del invento James Cameron, quien también nos adelantó
un futuro apocalíptico donde las maquinas se revelan contra los hombres creando
despiadados robots para su exterminio en “Terminator” (1984). También tuvo a
bien imaginar los nuevos viajes espaciales del hombre, llegando a planetas con
grandes riquezas y corporaciones terrícolas dispuestas a explotar sus recursos
a como de lugar y también hemos tenido la oportunidad de conocer a los
replicantes de “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), hasta llegar al “Robocop”
de Paul Verhoeven en 1987, por mencionar algunos de los robots más famosos. A
veces, la combinación de robot humano también ha sido utilizada en la pantalla grande,
el Dr. No en “007 vs el Dr. No” (Terence Young, 1962) utiliza una mano
robótica, así como Luke Skywalker al final de “Star wars: el imperio
contraataca” (1980) por no mencionar a su padre Anakin quien ya es más maquina
que hombre.
Estos son sólo algunos de los
avances que el cine a aportado a la humanidad. Muchos de ellos surgen del
maravilloso universo literario de la ciencia ficción, grandes autores que
siguen sirviendo de inspiración como Isaac Asimov, Julio Verne, Ray Bradbury,
Philip K. Dick, H. G. Wells, George Orwell, entre muchos otros de los que se ha
alimentado el cine y la humanidad para crear sus inventos. Hoy en día podemos
ver películas con posturas atrevidas, como un clon que se encarga de una
estación lunar como en la película “Moon” (Duncan Jones, 2009), o despertar
años o décadas después de tener un accidente en el que un hombre queda
desfigurado con el fin de que, gracias a los avances de la ciencia, pueda ser
reconstruido, como en “Abre los ojos” (Alejandro Amenábar, 1997), incluso
podemos voltear al pasado para adentrarnos en el mundo de la realidad virtual
con “Tron” (Steven Lisberger, 1982), o hacer una teletransportación como en “La
mosca” (David Cronenberg, 1986), o dormir en un proceso de hibernación como en
“El planeta de los simios” (Franklin Schaffner, 1968), y quien sabe, tal vez
cuando despertemos ya nada sigue ahí, porque si hay algo malo es que muchas
veces la ciencia sirve para destruir.
Las políticas militares de países
como Estados Unidos se sirven de esta para amedrentar a sus adversarios,
encarnados en la actualidad por grupos terroristas sin rostro ni bandera. Es
preocupante ver como el cine se ha acercado a esta idea de destrucción ¿Qué tan
probable será que las maquinas se puedan revelar al hombre en el futuro? ¿Cómo
podríamos competir contra aquello que nos ayuda a destruir? ¿Cuál es el sentido
de crear e innovar con el fin de matar?; El sueño de un hombre que algún día
pensó que la tierra en un futuro estaría semi destruída y habitada por
implacables simios pareciera estar más cerca que nunca, su sentido metafórico
es sólo un vistazo a la contradicción más grande de la humanidad, matar a otros
hombres que no piensan igual, y la reflexión que Schaffner nos deja es
posiblemente la única lección que no logramos entender, que hay otros que
piensan y viven de otra manera, pero tal parece que occidente necesita empujar
a otras sociedades al modelo neoliberal, a comprar para no pensar, para no
sentir, para escapar, tal vez dentro de poco despertemos en un jaula rodeados por
animales que nos contemplan como una simple arma mortal, en grandes zoológicos
en donde los humanos están contenidos para proteger lo que estamos empeñados en
destruir, este hermoso planeta al que llamamos hogar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario