lunes, 20 de mayo de 2013

DISTOPÍA Sensacional de Cultura No. 3 - PDF


Tema: La ciencia moderna y su impacto en la cultura

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domingo, 19 de mayo de 2013

DISTOPÍA PRESENTA: LA CIENCIA MODERNA Y SU IMPACTO EN LA CULTURA


          ¿Cómo recrear o pensar la ciencia más allá del paradigma tecno-científico imperante? ¿Cómo dejar a un lado un poco la cuestión tecnológica e incluso técnica y concentrarse en el ejercicio puro de las posibilidades? Y con esto último, nos referimos al uso de la imaginación al tratar de descifrar la abigarrada estructura de la realidad. A sobrepasar el instrumentalismo de la naturaleza que se traduce en múltiples artefactos para el ocio y el embrutecimiento (perdón, entretenimiento) y absorber la belleza del pensamiento científico: la explicación constante de nuestro mundo y el universo. Las predicciones de los fenómenos naturales y su posterior aprovechamiento son importantes, pero lo es más las teorías que nos ayudan a comprender las infinitas manifestaciones de la vida y las leyes que la rigen. Esta manera de abordar la problemática puede ser tachada de idealista o romántica ¿Pero es que acaso el acto creativo de la investigación y la invención (o el hallazgo fortuito) puede quedarse –sólo- en la ominosa producción de armas biológicas o en el trasiego del entretenimiento? Tal vez.

La ciencia cumple su propósito cuando vemos a un hombre que ha perdido alguna (s) de sus extremidades correr los 100 metros planos usando simples extensiones de fibra de carbono (sus acciones posteriores son prestas a otras discusiones). A su vez, la legitimidad del conocimiento científico tiene nuevamente sus cuotas más altas en el ejemplo de la decodificación total del mapa del genoma humano (nuestro "libro de instrucciones"). Que decir entonces de la misión a Marte Curiosity, donde un robot Astromovil (Rover) realiza diversas tareas y envía los resultados a través del espacio desde una distancia casi incuantificable. Estos únicamente ejemplos breves que nos otorgan la seguridad de un mundo que gira en lo constante.

A pesar de ello, la ciencia no forma parte de nuestra cultura como sistema de pensamiento y mucho menos como práctica social (el abuso recreativo de las tecnologías de la información y la comunicación es un ethos de consumo hedonista, nada que ver con la observación, experimentación y razonamiento. Se limita a expresarse en meras experiencias inmediatas). El uso generalizado de las TIC no se traduce en un mayor interés de la sociedad por los asuntos científicos, al contrario, el oxímoron "barbarismo tecnológico" cobra cada día más fuerza y se convierte en un signo de los tiempos. El humanismo en la ciencia actualmente si no es lucrativo, se diluye en la dinámica globalizadora del libre mercado, y en ese sentido al igual que la política, se vuelve sólo un medio para enriquecerse (eso en el mejor de los casos, no olvidemos que en nuestro país ni siquiera es un asunto de prioridad escolar-académico).

El hecho de vivir un presente de innovaciones técnicas constantes (The Future is Now), no significa que la ciencia moderna haya podido influir en la experiencia formativa: una cosa son los efectos tecnológicos y sus secuelas, y otra, adoptar el enfoque científico para resolver un problema o estructurar una respuesta. Desde hace más de un siglo podemos percibir el avance científico desde infinidad de campos, pero ¿Cual es su impacto en la cultura?

Damos paso entonces a nuestros colaboradores para que intenten responder desde sus agudas trincheras: Roberto Juanz en su sección “Las líneas Flotantes”  nos habla de la relación de la conciencia humana y su consolidación en la ciencia, postulando que la interrogante y el cuestionamiento serán su avatar permanente (la idea, el contar con ella y su resurrección en la vida intelectual); ello badajeándose entre la alquimia, el Renacimiento y la materia negra. La viñeta en su tinta de Gabo Sosa nos coloca en una ficción que peca de ser más cercana a nuestra realidad que a un mero producto fantasioso (así de glorioso es el Comic); les acercamos a esta obra (Hip Flask) colocando simplemente estas piezas: enriquecimiento de corporativos en voz de la ciencia y la vida, manipulación de  especies acompañada de estandartes Darwinianos y “Moreuinas” discutibles en una África futurista como escenario.

En la sórdida y atinada sección de “Good Bye Cruel World” de Hansel Toscano nos describe la desestimada cosmovisión que se tiene para con la ciencia, enfatizando en uno de los males sociales de mayor alcance: la tecnofilia. Siendo ésta efecto propicio de una ciencia que adolece de espíritu, de cultura; adjetivándose en mitos de técnica, idea mercadológicas y utopías con fecha de caducidad como a bien apunta su autor. En nuestra sección musical -distinta a cualquiera- “Onomatopeya”,  Agustín Güiris  nos traslada a finales de los 70 acompañado de uno de los únicos músicos que en realidad hacen de la ciencia, los sintetizadores y de la tecnología melodías cósmicas que nos rinden a la introspección, nos referimos al Señor Brian Eno, su minimalismo se hace presente en la siempre grata descripción de nuestro experto, que en este caso decide presentarnos el quinto álbum de este músico y productor:  Before And After Science.

Les aseguramos que después de leer cada una de estas “teorías” –comprobadas- su postura con respecto a “las ciencias” no partirán más de sus libros de textos gratuitos, consideran a la naturaleza de las ciencias como su ley legitima, como el Dios único del conocimiento.


LA CIENCIA COMO FANTASÍA ABSURDA


           La ciencia se liga directamente con el desarrollo de la conciencia humana, considerando ésta en un sustento de orden histórico, cultural, la conciencia como el reflejo del mundo objetivo. Para fines prácticos de la ciencia podemos considerar entonces que el materialismo dialéctico es su génesis, mientras que su acción se verá determinada en el Techne, en la idea misma que irrumpirá en la creación. Desarrollo, progreso y futuro son algunos de los adjetivos que le acompañan ¿Pero hasta que medida tales atribuciones en realidad son resultantes del desarrollo científico? No es que la ciencia sea engañosa, circunstancia conocida es que la ciencia parte de hechos comprobables, es objetiva como se describía con anterioridad. La ciencia entonces no se complace en desestimaciones ambiguas sino en resultados irrevocables, se funda en evidencias indiscutibles.

En conjunto con las artes, la literatura y el lenguaje (“instinto clasificatorio”) son reservas del conocimiento, aunque de las antes señaladas se reproducen más en el orden canónico de la hipersubjetividad. Aludiendo una vez más al cuestionamiento partamos de una divergencia: primero, la ciencia entendida como término único de resoluciones antes las necesidades (las reales) inmediatas de la naturaleza humana, social (aquí inscribo la unificación de dos conceptos que en cierta medida compiten en un eterno versus, sin dar cuenta que se conducen al mismo fin: subsistencia y mejoría); el segundo, la ciencia como una estación en donde recargamos legitimidad, prestigio, entretenimiento,  estimación, seguridad, salud (aunque ésta tiene bien sustentadas  sus razones: supervivencia, persistencia)  y quizá el orden más oblicuo de la significación que le otorgamos: salvaguardar el conocimiento en una idea –compartida, acordada- de que hemos por fin logrado llegar al sueño inalcanzable, el “futuro deseable”, esto a afecto directo de esa inquietud que nos hace –entre muchas motivos- humanos, la riesgosa y siempre placentera condición de la sorpresa, gula por la novedad, y si se acompaña de “tecnología” nos faltaran dedos en las manos para poder chuparlos de puro regocijo, depuro gusto de haber consolidado la totalidad de nuestros deseos.

Refiere Ortega y Gasset  “Cuando creemos de verdad en una cosa no tenemos la “idea” de esa cosa, sino que simplemente “contamos con ella”, lo que en cierta forma trata de decirnos es que, nuestra “vida intelectual” es secundaria a nuestra vida real, representando así una dimensión virtual e imaginaria. De ello parte la ciencia, de lo imaginado, y por qué no de la fantasía. Un caso concreto de esto podemos verlo en la relación del estudio de los astros, inicialmente parte de la función mítica que se le daba a los cuerpos celestes, para que más adelante (Copérnico) se determinasen leyes que “clasificaran” una teoría propia de los astros. Avenido a ello podemos dilucidar la mención por parte de Ernest Cassirer en donde las propiedad de la Química remiten a un dejo oscuro de conceptos, de igual forma oscuros, en relación a los elementos, sus propiedades; si bien el alquimista basaba sus explicaciones en alegorías, metáforas no debemos dejar a un lado la relevancia de tales aproximaciones, pues fecundarían en el primer apartado histórico del desarrollo de las ciencias: El Renacimiento. En el entendido que el origen por antonomasia se dicta en la figuración de los números (a priori de la Matemáticas) con los babilónicos que más adelante sería el “punto operacional” de las ciencias, en voz de Pitágoras. Vendría después la Biología, la  Botánica, la Zoología, la Química, la Física, la Relatividad y la materia oscura… (Y lo que prosigue en futuros inciertos. La ciencia arremeterá permanentemente contra esta alusión).

De esta breve –y humilde- cronología podemos apuntar una condición que podría ser una “piedra” en el carácter “absoluto” de la ciencia, me refiero al paradójico hecho de que el intelecto del hombre subsiste del cuestionamiento ¿Y qué no la ciencia se suscribe en la figura de dar respuesta a los misterios de la naturaleza, de darle un sentido esclarecedor de lo que somos y lo que rota y habita a nuestro alrededor? Cito una vez más Ortega y Gasset con el propósito de dar una mayor sentido a estas palabras “La idea necesita de la crítica como el pulmón del oxígeno y se sostiene y afirma apoyándose en otras ideas que, a su vez cabalgan sobre otras formando un todo o sistema. Arman, pues, un mundo aparte del mundo real, un mundo integrado exclusivamente por ideas de que el hombre se sabe fabricante y responsable”. La ciencia por tanto nos da una “garantía”, todo lo habido como instrumentación, sustentación, requerimiento, entretenimiento, seguridad, salud, CERTIDUMBRE descansan  allí, en la ciencia y sus indulgencias, en sus riesgos (función armamentista, dominios, dependencias), dejándonos claro la concretada simbiosis que tenemos para con ella. Al final de cuentas como dijesen los positivistas del siglo XVII, la razón, la ciencia es por esencia conocimiento relativo. No hay nada absoluto y la ciencia lo comprueba fehacientemente.

“El mundo interior que es la ciencia, es el ingente plano que elaboramos desde hace tres siglos y medio para caminar entre las cosas. Y viene a ser como si nos dijéramos: Suponiendo que la realidad fuera tal y como yo la imagino, mi comportamiento mejor en ella y con ella debía ser tal y tal. Probemos si el resultado es bueno. La prueba es arriesgada.”
José Ortega y Gasset


SELECCIÓN NO NATURAL: RICHARD STARKINGS Y SUS ELEPHANTMEN


“El Homo Sapiens, la primera especie realmente libre, está a punto de decomisar la selección natural, la fuerza que nos hizo a nosotros. Pronto tendremos que mirar profundamente en nuestro interior y decidir en qué nos convertiremos”
Edward O. Wilson, “Consiliencia: La unidad del conocimiento”, Estados Unidos, 1998

“Se dice que la necesidad es la madre de la invención…me pregunto si es así como se sintió Dios el sexto día”
Dr. Kazushi Nikken, “Unnatural Selection”, Africa del Norte, 2224

“Entonces el Señor dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre”
Génesis, 3:22

               La ciencia y la tecnología han formado parte de nuestra evolución, no solo como mero ‘accesorio’, sino como ingrediente fundamental del paso de los seres humanos por esta existencia. El fuego, la rueda, las vacunas, el internet, la clonación; todo ha sido una cadena de eventos que han hecho nuestra vida cotidiana, ofreciendo posibilidades increíbles que hasta finales del siglo XIX solo eran ficción. En 1996, cuando Wilmut y Campbell clonaron a la famosa oveja Dolly; el versículo 22, capítulo 3 del libro del Génesis comenzó a retumbar en mi cabeza: ¿Se volvía el avance tecnológico, proveedor de bienestar y evolución, un asunto hasta cierto punto ‘inmoral’?, ¿Estábamos alzando la voz en contra del orden universal y tomando un lugar que no nos correspondía?... ¿Le dimos el primer mordisco, acaso, al hipotético fruto del árbol de la vida?

Muchísimos medios han tocado este tema y los comics no se pueden quedar atrás. En Julio de 2002, un británico dedicado al diseño de fuentes tipográficas para rotular comics publica un título de su autoría; con el sólo propósito de usar las fuentes que diseñó y ninguna otra editorial había aceptado hasta el momento. Richard Starkings, también editor y escritor (fundador del afamado estudio de rotulación de comics Comicraft), se alía con un talentoso José Ladrönn en el arte para darnos a conocer “Hip Flask”; la antesala a todo un fenómeno del medio del noveno arte contemporáneo.

La trama nos cuenta la historia de Hieronymous “Hip” Flask, un hipopótamo antropomórfico dedicado a la investigación privada, en una ciudad de Los Angeles de un futuro 2262. Un universo que sirvió de base para la aclamada serie-secuela ‘Elephantmen’, publicada por IMAGE Comics en 2006. Pero es el oscuro nacimiento de Hieronymous y sus hermanos lo que nos ocupa en esta columna.


¿Y qué leemos en este comic que pueda ponernos a pensar tanto?. ‘Unnatural Selection’ (‘Selección no natural’) es el nombre del primer comic publicado por Starkings, con Hip Flask como protagonista. En las primeras páginas conocemos al genetista Kazushi Nikken, megalomaníaco científico a cargo de terribles experimentos con ADN humano y animal. Starkings se sirve del arte de un estupendo Ladrönn para ubicarnos en una instalación secreta en algún lugar del desierto africano, en un lejano futuro. En lo particular, es muy impactante esta secuencia de viñetas donde vemos a un Dr. Nikken manipulando un ovulo humano, injertando material genético en su núcleo y vociferando unas líneas que se vuelven el mantra de los seres creados por él y su equipo. El enriquecimiento de los grandes corporativos empleando una justificación científica para poder desarrollar su ‘producto’ con fines militares y de exterminio. El lado oscuro de ese conocimiento y las habilidades aunadas que posee nuestra “privilegiada” especie.

Starkings nos pone de manifiesto que la humanidad se pierde en esa delgada línea roja entre el orden natural de la vida y la manipulación descarada por parte del humano mismo. Una historia llena de simbolismo y ‘mensaje tras el mensaje’ (la famosa metaficción, le llaman). Nikken, el artífice de este pasaje en la historia de la ciencia humana (superándose a sí misma), es el líder de la corporación MAPPO (cabe aclarar que Mappō, en el budismo, significa “La tercera edad de Dharma”. La degeneración, el declive. Donde las personas son incapaces de alcanzar la iluminación a través de la palabra de Buda, convirtiéndose en una sociedad moralmente corrupta…), quienes están a cargo del desarrollo de armas biológicas de última generación; materializadas en forma de híbridos genéticos humano/animales. Programados concienzudamente para perder toda individualidad y convertirse en esos instrumentos al servicio de cotas de poder ocultas que los puedan pagar.

Por si no fuera suficiente, MAPPO y sus operativos eligen como base de experimentación África. La mismísima cuna de la humanidad. El arte de Ladrönn, al más puro estilo Jack Kirby (lo cual se agradece en extremo) nos narra con  gran acierto esta historia que requiere en su gráfica mucho detalle, y es en las texturas de Jose O. Ladrönn que podemos apreciar todos los elementos que la componen: circuitos, estructuras metálicas, instrumental de laboratorio, pliegues en la piel, armamento, trazas de disparos de distinta índole…en fin, no por nada se ganó el premio Will Eisner en 2006 por mejor artista/pintor multimedia (interiores). Su arte digital es simplemente maravilloso para esta historia.

Starkings nos regala un boleto para viajar en el tiempo, a un futuro remoto, pero posible dadas las cosas que vemos (y las que no sabemos/vemos también) hoy en día. ‘Elephantmen’ se vuelve lectura de ciencia ficción pura y obligada para todo aquel fan de este género, que se precie de serlo. También el británico se une a las largas filas de creadores, como Hideaki Anno (Evangelion) o Philip K. Dick (“Do androids dream of electric sheep?”, novela precursora de Blade Runner), que nos muestran que hemos comido ya de aquel prohibido fruto…y tarde o temprano, el dueño del huerto se hará presente para reclamarnos.

Po mi parte, regreso a mi nave espacio/temporal. Aquella descrita por J.J. Benítez en ‘Caballo de Troya’…espero regresar entero de esta travesía al futuro (no tan lejano/no del todo imposible).

fin de la transmisión_
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Gabo Sosa. Científico en ciernes. Comiquero de espíritu. Viajero espacio/sensorial.

WEIRD SCIENCE*


             Muchos estiman que el impacto de la ciencia moderna en la cultura, puede medirse a partir de las múltiples innovaciones tecnológicas y los avances técnicos. Es innegable que estos dos últimos aspectos han conquistado el imaginario social y han generado un nuevo espíritu de época (tecno-ciencia= tecno-imaginario). Pero a veces se olvida que el punto de vista de la ciencia, también es una cosmovisión que si bien ha dejado sentir su influencia desde hace más de tres siglos, pareciera que aun no forma parte del lenguaje habitual de la mayoría de la humanidad. Obvio es que no nos encontramos en una era cavernaria (mentalmente en la "edad media" quizás muchos si), ni tampoco estamos en un estadio de entendimiento inferior a nuestros predecesores, pero aunque cuantitativamente dispongamos de mejores aparatos que facilitan múltiples tareas y cualitativamente gocemos de mejores perspectivas de vida en salud y mortandad, nuestra comprensión del mundo aun sigue siendo bastante escueta e idólatra.

El pensamiento científico solo es cultura popular cuando a través de la industria cinematográfica, se producen películas de ciencia ficción (¿Hace falta ahondar en la falta de rigor en la cual estos filmes abordan los temas científicos?). Y si bien, no podemos ignorar la forma tan radical en la cual la ciencia ha cambiado nuestra forma de pensar y nuestras experiencias de vida, no le damos al conocimiento y los métodos para construirlo, un lugar preponderante. O dicho de otra manera, el uso de artefactos de última generación no nos ha llevado a adoptar a nuestra formación, la cultura científica (por lo menos como adiestramiento mental o entrenamiento). Y no solo no lo amalgamamos en un intento por enriquecer nuestro bagaje, a veces creemos hacerlo desde el discurso "Cientista" (la ciencia como panacea al igual que la religión). Es decir, entendemos el discurso de la técnica como la nueva utopía venidera en base a solo tecnología y más tecnología (los artilugios como consuelo ante un futuro incierto).

Antes, la religión era la que prometía una vida más plena en el más allá, hoy ese espacio ha sido llenado por los mitos de la técnica. Las ideas mercadológicas en torno a ella, han creado utopías con fecha de caducidad, donde no solo se nos promete un porvenir idílico, sino también, la posibilidad de acceder a él desde el presente. Con representaciones oníricas por medio de fotografías, cine e Internet (al fin y al cabo dictadura de la imagen) se nos muestra otros universos donde la constante es la comunicación: la última utopía de la información (una creencia más para las masas). Y tomando en cuenta que actualmente las personas se identifican mas con sus posesiones materiales, no es de extrañarnos que también nos midamos a nosotros mismos como una sociedad exitosa a partir de los logros tecnológicos. La esperanza y los anhelos en forma de celulares, cable con 120 canales, web a alta velocidad, memorias USB y Ipod’s de gran capacidad (etc., etc., etc.,) llenando vacíos existenciales en medidas de GB o TB.

Curioso es entonces, que en plena era de la información (una supuesta fase de transición hacia la "Sociedad del Conocimiento"), la gente es cada día más ignorante no solo de si, sino de todo lo que la rodea. La experiencia más cercana que se tiene con la ciencia es cuando sintonizamos algún episodio de Big Bang Theory (excelente sitcom, dicho sea de paso). La revolución científica de los últimos años necesita permear más allá de sus invenciones, como un elemento importante en la educación con el fin de restarle azar al futuro y aprender a diseñar soluciones prácticas desde el presente (no es una cuestión de productos para la evasión). Es una revolución del pensamiento, no del entretenimiento. No se trata tampoco de que nos convirtamos en una comunidad científica global, sino de que junto a nuestras inclinaciones artísticas y quehacer político, prohijemos la tradición científica como dinámica cultural transformadora de lo estático anquilosado y como creadora de alternativas. La convivencia con las ciencias permite algo más que un rato de agradables actualizaciones, es un estimulo a la inteligencia inventiva, y un aprendizaje neurálgico para reducir la imposición de visiones arcaicas que no permiten un desarrollo igualitario. Se trata entonces de ir más allá de los usos lúdicos y recreativos de los artefactos tecnológicos, y reutilizarlos para, en base a los valores de la ciencia (escepticismo, autocritica, iniciativa, etc.) configurar una imagen más amplia del mundo. Finalizo con la siguiente cita:

"Si seguimos empeñados en ver a la ciencia únicamente como una productora potencial de aplicaciones técnicas, perderemos la influencia de la ciencia en la cultura y crearemos un divorcio entre una tecnociencia mercantil y una sociedad acientífica que comprará algunos productos científicos y sufrirá pasivamente, a veces horrorizada, otras de sus aplicaciones." Josep M. Casacuberta: vicedirector del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (CSIC).1


*Titulo de una película y serie de televisión acerca de dos descerebrados creando la mujer perfecta.

1) Casacuberta, Josep M., Tribuna: Circuito Científico, La(s) función(es) de la ciencia. EL PAÍS, miércoles 27 de abril de 2005, http://elpais.com/diario/2005/04/27/futuro/1114552808_850215.html

BEFORE AND AFTER SCIENCE – BRIAN ENO (1977)


“The boy who tried to vanish to the future or past
is no longer here with his sad blue eyes.”

Si alguien ha sabido manejarse con soltura a través de las capacidades y talentos tanto externos como internos, los roles que emergen y circundan el entero mundo de una producción musical, así como los avances tecnológicos en el universo de los sonidos, es Brian Eno. No sólo un habido productor que ha marcado los estilos de diversas bandas, sino que ha manifestado un ecuánime camino entre lo artísticamente experimental –en todas las disciplinas– y el fomento del dialogo y pensamiento sobre el futuro.

Su legado toma forma en diversos campos que van desde el Pop hasta el Rock Progresivo, pasando por ser uno de los fundadores de lo ahora conocido como Ambiental e incluso lo Electrónico. Pionero, revolucionario y reformador, Brian Eno fue entregando parte de sus estilos a través de la colaboración y producción de diversos álbumes mientras su lado solista se mantenía en un rubro más furtivo. No obstante, es con éste, su quinto álbum en solitario, que se abre camino al Rock, al New Wave (aún en sus albores), así como también mantiene en fino equilibrio su sobrio y minimalista estilo de anteriores entregas para inscribirse de lleno en el centro industrial de la música.

“Before And After Science” no es, pues, un antes y un después en su carrera sino más bien un resumen de estilos previos y futuros que habrían de marcar amistades, futuras leyendas, y hasta ciertos géneros musicales. Es un álbum de colaboraciones sumamente trazado en la colectividad y lo diverso… Claramente los apartados estilísticos se van dando paso bajo la sutileza y el marco de la elegancia en la preparación de estos. Es un viaje por la mente creadora y organizativa de Eno, un recorrido por el tiempo estancado y conforme de su genio: No es la entrada ni salida del laberinto, sino el laberinto en si.

Acompañado de diversos músicos, miembros de bandas de alta experimentación como “Can”, “Fairport Convention”, “Roxy Music”, “King Crimson”, “Genesis” y más, Eno logra desnudarlos del sonido de sus agrupaciones a las que pertenecen, arropándolos en su atmosfera, su “mood”, y su benevolente & exquisita locura. Ampliamente con más ritmo, la primera parte (entonces “Lado A”) nos muestra un lado innovador para sus tiempos, pero que se apega (roto el hilo temporal ya) a lo que sería el posterior trabajo del músico en su faceta de productor. Ejemplo claro es la pieza “King's Lead Hat”, la cual prevé a detalle lo que habría de aportar a los Talking Heads en su segundo álbum (el cual él produciría).

Su lado “B”, notoriamente cambiante pero con dejos de todo lo escuchado se torna más cerca del “Ambient” que ya venía manejando en sus anteriores discos, sin embargo muestra otra cara de esta figuración tan suya. No son entonces las extensas piezas de ligeros cambios que parecen acompasar el tiempo mismo, sino que las atavía de un ligero Pop a base de letras llenas de ensoñaciones.

“Before And After Science” termina pues por ser la mejor opción para adentrarse al mundo de Eno; una de las figuras más importantes en la historia de la música en las últimas décadas. Una figura tras bastidores por decisión propia, oculta, serena, innovadora desde su sitió pero cuyo alcance está en las formas y fondos de la música popular contemporánea. Es una prueba, pues, de su trascendencia, de su eficacia y sus extensas fronteras… No es, ciertamente, uno de esos discos que hayan cambiado el mundo de la música, pero para aquellos que lo habrían de hacer, y lo hicieron, en efecto les mostró como podían y debían hacerlo.


Tracklist.

I.- No One Receiving (3:52)
II.- Backwater (3:43)
III.- Kurt's Rejoinder (2:55)
IV.- Energy Fools The Magician (2:04)
V.- King's Lead Hat (3:56)
VI.- Here He Comes (5:38)
VII.- Julie With... (6:19)
VIII.- By This River (3:03)
IX.- Through Hollow Lands (3:56)
X.- Spider And I (4:10)    

Sobre el autor: Seguidor de pistas tanto falsas como nocturnas, reescribe más que escribe y da más vueltas en la cama que entregarse al sueño. Hacedor de imágenes y fanático de ellas. Sus ideas se cuentan por centenares pero sus depósitos con los dedos de la mano. Para mayores aportes, dirigirse a su blog personal: www.lacosaestaasi.blogspot.com

sábado, 18 de mayo de 2013

35 MILÍMETROS DE ANTELACIÓN


       Hoy en día contamos con innumerables beneficios tecnológicos que ayudan al ser humano a ser más eficiente y creativo. Una persona ya no necesita salir de su hogar para ganar dinero, todo se puede hacer desde la comodidad del hogar, desde pedir comida hasta ganar dinero a través de medios electrónicos como el conocido Pay Pal. La evolución de dichas bondades cibernéticas ha ido desde la imprenta hasta la digitalización de la información, de las pesadas y estorbosas maquinas de escribir hasta las mini lap top (nombre con que se conoce a las computadoras portátiles), ya no hace falta pertenecer a un medio impreso para publicar artículos o ensayos, con el simple hecho de dar de alta un blog en el ciber espacio (como el maravilloso proyecto de “Distopía” en el que estamos involucrados varios amigos y entusiastas de la web), incluso podemos leer clásicos literarios de gran tamaño como “Guerra y paz” de Tolstoi sin necesidad de andar con el gigantesco ejemplar de un lado para otro, con una tableta electrónica es suficiente para contener toda la información de tan maravilloso ejemplar.

Todas estas amenidades que 20 años atrás veíamos sumamente distantes están aquí y llegaron para quedarse, muchas de estas innovaciones han sido concebidas años o siglos antes por intrépidos escritores que soñaron con un mundo lleno de tecnología y maquinas, desarrollando con sus ideas lo que ahora conocemos como ciencia ficción y que, por supuesto, el cine ha tomado y aumentado para crear sus historias, digo aumentado porque es en este arte donde se materializan esos viajes al futuro. Sentados frente a una pantalla en el cine o un televisor podemos recorrer la Ciudad de México del futuro según nos la plantea Luis Estrada en su película “Un mundo maravilloso” (2006), en donde existen ghetos para separar a la escoria de la población de la “gente bien”, o el Londres industrializado de “Total Recall” (Len Wiseman, 2012).

Pero lejos de estos viajes surge una pregunta que viene a colación con el tema de esta entrega, ¿qué ha aportado el cine a la ciencia?, el séptimo arte a hecho valiosas contribuciones, muchas de ellas tomadas de su contraparte literaria que han servido para cristalizar los sueños de grandes escritores, otras más surgen como historias creadas por un intrépido guionista que se atrevió a ver más allá del presente, llevándonos a los confines mismos del espacio a través de avanzadas naves espaciales como en Prometeo (Ridley Scott, 2012), o creando súper computadoras capaces de vigilar cualquiera de nuestros movimientos como en Eagle Eye (D. J. Caruso, 2008), veamos pues que nos ha dado el cine en materia tecnológica.

Uno de los grandes sueños del hombre fue –y es- viajar al espacio, llegar a la luna como consecuencia, explorar y conquistar planetas. El primero de  estos viajes lo hizo un ruso allá por el año de 1961, su nombre era Yuri Alekséyevich Gagarin a bordo de la nave Vostok 1, y fue hasta julio de 1969 que el Apolo 11 realizó el primer descenso lunar con Neil A. Armstrong y Edwin E. Aldrin Jr., sin embargo, el cine y la literatura ya habían soñado con estos viajes, el primero de ellos tiene en “Viaje a la luna” de Geroge Mélliès (1902) a su primer representante, y esta a su vez está basada en la obra de Julio Verne “De la tierra a la luna” publicada en 1865 y en la de H. G. Wells. “Los primeros hombres en la luna”, obra que vio la luz en 1901; la película, de manufactura artesanal, combina elementos de animación y es considerada la primera en hacer uso de efectos especiales, y es posiblemente la que inicia el género de la ciencia ficción en el cine.

Después se vendrían obras como  “Frau im Mond” (Fritz Lang, 1929), en donde un grupo de colonos viaja a la luna con el fin de encontrar oro, e incluso se llego a correr el rumor de que Stanley Kubrick habría filmado en un estudio la llegada de los astronautas gringos a la luna, esto con el fin de ganar la carrera espacial a la URSS que ya había enviado un piloto al espacio. Algo que hizo detonar más esta grabación controlada fue que la bandera de los Estados Unidos ondeaba cuando fue plantada en tierra lunar, siendo que en la luna no hay aire. Otra duda que surgió fue saber quién había grabado el descenso de los astronautas cuando bajan del modulo ya que parece que la cámara se les adelantó o ya estaba ahí. Dejando a un lado los chismes y rumores, pero siguiendo en el espacio, caemos en lo que, también el gran maestro Kubrick legó a la humanidad, las gigantescas estaciones espaciales como la que pudimos ver en “2001: A space odyssey”  (1968) así como su operador cibernético HAL 9000, una paranoica maquina que hace la vida de cuadritos a los dos habitantes de dicha estación, en la historia de la humanidad no fue sino hasta 1973 que los estadounidenses lanzan su estación espacial llamada “Skylab” (laboratorio del cielo) y los rusos hacen lo propio en 1971 con la denominada “Salyut” (que significa saludo en ese idioma), y no es sino hasta 1998 que varias naciones del mundo se unen para crear la llamada “Estación Espacial Internacional” (EEI por sus siglas en inglés) y que lleva en construcción desde 1998 y se espera concluir para el verano del 2013.

Dentro de su película “2001: A space odyssey”, Kubrick no sólo se adelantó a estas descomunales estaciones espaciales, también visualiza lo que en un futuro será la nueva forma de comunicarse entre los humanos de la tierra con las video conferencias. En esta película podemos ver a Heywood Floyd comunicarse con su hija desde la inmensidad del espacio teniendo como fondo parte de la tierra vista desde las alturas; otra película que se adelantó a esto fue el corto animado de Frank Tashlin titulado “Planet Duffy” (1944) que sirvió como propaganda durante la segunda guerra mundial y en el que vemos a una espía nazi comunicarse con Hitler, Goebbels y Goering mediante un monitor. Ya que estamos aterrizando las innovaciones y rondamos los confines de la televisión podemos mencionar también el hallazgo de la video vigilancia, de la cual podríamos situar como su punto más álgido en el libro “1984” de George Orwell publicado en el verano de 1949, pero que ya tenía su antecesor histórico en la Alemania nazi ya que en 1942 ese régimen utilizó un sistema similar para vigilar el lanzamiento de los misiles V2; en el cine podemos situar su primera aparición en la película de Charles Chaplin titulada “Tiempos modernos” (1936) en la que un trabajador, encarnado por el entrañable mimo, es vigilado por su jefe mientras sale a fumar un cigarrillo en sus ratos libres; hoy en día hay cámaras regadas en varios puntos estratégicos en las grandes ciudades del mundo, esto con el fin de coadyuvar al mejoramiento del tráfico o prevenir delitos, el gran hermano que previó Orwell está más cerca de lo que imaginamos.

Hasta ahora hemos visto como el cine ha vaticinado grandes proezas humanas, no es cualquier cosa aventarse a construir una estación espacial, los recursos que se requieren son altísimos, a su vez hemos sido testigos de cómo previó el lanzamiento de la video conferencia, que todavía no es explotada como debiera, muchos dispositivos de telefonía celular ya cuentan con esta innovación pero aún no se ha dado el bum (al menos en lo que a México se refiere) de este tipo de comunicación, muy probablemente se deba a la falta de infraestructura que hay en este país; pero las aportaciones no paran ahí, encontramos otra serie de innovaciones en otros campos como la robótica teniendo como base histórica que los primero robots  (palabra que surge del termino checo “robota” que quiere decir trabajo forzado) aparecen en la década de los 40, pero ya antes en 1927 Fritz Lang se atrevió a crear uno que tenía la capacidad de suplantar tanto el comportamiento como la apariencia de una persona en su película “Metropolis”.

Posteriormente Robert Wise crea al feroz Gort en “El día en que la tierra se detuvo” (1961), pasando por los simpáticos C3PO y R2D2 en “Star Wars” de George Lucas allá por el año de 1977 (como dato curioso el primero de ellos tiene similitud con el antes mencionado de Fritz Lang), también recordamos al robot Ash de “Alien” de Ridley Scott (1979) así como a Bishop en la segunda entrega de esa misma película, esta vez dirigida por el maestro del invento James Cameron, quien también nos adelantó un futuro apocalíptico donde las maquinas se revelan contra los hombres creando despiadados robots para su exterminio en “Terminator” (1984). También tuvo a bien imaginar los nuevos viajes espaciales del hombre, llegando a planetas con grandes riquezas y corporaciones terrícolas dispuestas a explotar sus recursos a como de lugar y también hemos tenido la oportunidad de conocer a los replicantes de “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), hasta llegar al “Robocop” de Paul Verhoeven en 1987, por mencionar algunos de los robots más famosos. A veces, la combinación de robot humano también ha sido utilizada en la pantalla grande, el Dr. No en “007 vs el Dr. No” (Terence Young, 1962) utiliza una mano robótica, así como Luke Skywalker al final de “Star wars: el imperio contraataca” (1980) por no mencionar a su padre Anakin quien ya es más maquina que hombre.

Estos son sólo algunos de los avances que el cine a aportado a la humanidad. Muchos de ellos surgen del maravilloso universo literario de la ciencia ficción, grandes autores que siguen sirviendo de inspiración como Isaac Asimov, Julio Verne, Ray Bradbury, Philip K. Dick, H. G. Wells, George Orwell, entre muchos otros de los que se ha alimentado el cine y la humanidad para crear sus inventos. Hoy en día podemos ver películas con posturas atrevidas, como un clon que se encarga de una estación lunar como en la película “Moon” (Duncan Jones, 2009), o despertar años o décadas después de tener un accidente en el que un hombre queda desfigurado con el fin de que, gracias a los avances de la ciencia, pueda ser reconstruido, como en “Abre los ojos” (Alejandro Amenábar, 1997), incluso podemos voltear al pasado para adentrarnos en el mundo de la realidad virtual con “Tron” (Steven Lisberger, 1982), o hacer una teletransportación como en “La mosca” (David Cronenberg, 1986), o dormir en un proceso de hibernación como en “El planeta de los simios” (Franklin Schaffner, 1968), y quien sabe, tal vez cuando despertemos ya nada sigue ahí, porque si hay algo malo es que muchas veces la ciencia sirve para destruir.


Las políticas militares de países como Estados Unidos se sirven de esta para amedrentar a sus adversarios, encarnados en la actualidad por grupos terroristas sin rostro ni bandera. Es preocupante ver como el cine se ha acercado a esta idea de destrucción ¿Qué tan probable será que las maquinas se puedan revelar al hombre en el futuro? ¿Cómo podríamos competir contra aquello que nos ayuda a destruir? ¿Cuál es el sentido de crear e innovar con el fin de matar?; El sueño de un hombre que algún día pensó que la tierra en un futuro estaría semi destruída y habitada por implacables simios pareciera estar más cerca que nunca, su sentido metafórico es sólo un vistazo a la contradicción más grande de la humanidad, matar a otros hombres que no piensan igual, y la reflexión que Schaffner nos deja es posiblemente la única lección que no logramos entender, que hay otros que piensan y viven de otra manera, pero tal parece que occidente necesita empujar a otras sociedades al modelo neoliberal, a comprar para no pensar, para no sentir, para escapar, tal vez dentro de poco despertemos en un jaula rodeados por animales que nos contemplan como una simple arma mortal, en grandes zoológicos en donde los humanos están contenidos para proteger lo que estamos empeñados en destruir, este hermoso planeta al que llamamos hogar.