viernes, 8 de febrero de 2013

NEURÓTICA DISTOPÍA


          En el panorama musical, puede decirse que la esencia es comunicarse con otros y poder exaltar esos sentimientos que nos provoca la naturaleza, el contacto con nosotros y hasta el contacto con los dioses. Por eso no fue extraño que mucha de la música compuesta entre los siglos IX y XIX estuviera dedicada, por mucho, a la esencia del dios judeocristiano y, en otras culturas, a los dioses correspondientes, incluso, a no dioses; dando el canon de la forma ideal de música: melodías hermosas y evocadoras, tiempos acompasados y educados, que fueron formando un concepto musical muy manoseado hasta la fecha: “clásico”. Por tanto, ese fue el sonido ideal por muchos años.

En ese contexto, la música llamada contemporánea (de inicios del siglo XX) comenzó a gestar revolucionarios conceptos musicales con Webern, Cage, Tchaikovsky, Varese y otros tantos, donde las técnicas de composición y ejecución iban de lo excéntrico (audiocintas reproduciéndose constantemente, tenedores en las cuerdas del piano) hasta lo filosófico (las técnicas zen de John Cage y su 4:33 es lo más conocido a un concepto amalgamado de música y filosofía). Los revolucionarios sesenta y setenta dejaron constancia en la popular música del rock, variantes inquietantes.

A nivel musical Faust, Can y The Mothers of Invention de Frank Zappa pudieron resultar la contra de todo lo establecido. En concreto, con el genio de Baltimore, podemos pensar en que la glorificación de lo feo, lo grotesco y lo absurdo acompañado de un academicismo musical, buscaba reventar la liga empujando todo lo aceptado por la sociedad estadounidense en el rock, convirtiéndolo en uno de los primeros punks de la historia. Y en efecto, cuando el punk surgió, fue una movida enfocada a rechazar a las instituciones musicales, a los nuevos dinosaurios del rock como Pink Floyd o Genesis.

Quizás la distopía musical por excelencia sea el ruido. Incluso existe un subgénero del rock llamado noise que consiste en alcanzar todas las disonancias posibles ya sea con guitarras, voces, saxofones o pedales de efectos. Un gran ejemplo de esto puede ser la obra de Keiji Haino como uno de los más delirantes espectáculos de estridentismo musical, donde los gritos, el destrozo de las cuerdas de la guitarra, que son grabados y reproducidos constantemente (técnica conocida como loop). I Said this is The Son of Nihilism y Tenshi No Gijinka pueden ser grandes muestras de lo tétrico, ruidoso y bello que pueden ser sus demostraciones.

Existen los power electronics que son paredes de sonido de intermitentes y a veces inacabables guitarrazos, scratcheos, gruñidos y golpes, como lo del más que undeground Richard Ramírez o Masonna, o el famoso Merzbow; japoneses de vanguardia con el ruido como música escuchable. Este tipo de manifestaciones musicales buscan mostrar el lado menos explorado de la música comúnmente comercializada y transportarnos a perspectivas distintas. En otro aspecto, se recordará que a finales de los ochenta, el sonido nihilista y perturbador del metal, irrumpió como otra bofetada en donde la agresividad y la frustración eran desatadas en notas rápidas y contundentes, en melodías tarareables pero furiosas y con letras de inconformidad. El extremismo distópico, surgió con el black metal noruego y finlandés, donde los festines terroríficos y paganos dieron pie al satanismo declarado en el rock. La visión de un mundo donde lo establecido diera paso a una forma pervertida de la sociedad y los cultos, fueron la bandera de bandas como Burzum, Mayhem, Emperor y Countess.


Pablo Sinuhé es psicólogo e investigador, lo cual no le ha servido de mucho. Ha publicado en distintos periódicos como Rotativo en una columna de opinión, en el suplemento cultural Subterráneos, de distribución nacional en recomendaciones musicales, artículos de investigación en revistas y en un libro, también ha sido  colaborador en un programa de radio y varias páginas webs, blogs y otras trincheras electrónicas. Participó en una compilación de cuentos entre preparatorianos como premio por ser el único en saber el significado de la palabra “hilarante”. A nadie le gustó su cuento. También es alcohólico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario