jueves, 7 de noviembre de 2013

EGO SUM QUI SUM: NEIL GAIMAN Y SU DULCE, DULCE MUERTE


"Un día cada cien años, Muerte toma forma mortal para saber qué sienten las vidas que se lleva, para probar el gusto amargo de la mortalidad..."



Esta es la premisa de una miniserie ganadora del Comics Buyer's Guide Fan Award en 1993 por mejor serie limitada; así como le otorgó un premio Eisner en 1994 a su autor por mejor guión. Neil Gaiman es ya un reconocido autor contemporáneo que igual ha colaborado en guiones cinematográficos como escrito best sellers. De las páginas de su (ya de culto) "Sandman" extrae el personaje de "Muerte", su hermana mayor; para traernos "El Alto Coste de la Vida" (“Death, the high cost of living”, 1993), donde un incomprendido chico proveniente de una familia desintegrada y al borde del suicidio conoce al eterno espíritu más discutido, temido, negado...y dulce de todos. La acompaña en un viaje mágico e introspectivo lleno de subjetividad y, que a la vez, nos muestra una personificación de la muerte muy amena y hasta cierto punto, simpática y afable. Una obra que sin duda nos ayuda a reconciliarnos con la existencia de este "omega" en la existencia del universo.


Cuatro años después, el mismo equipo creativo retoma los personajes popularizados en "el alto coste..." y revitaliza el mito en una historia conmovedora que toca temas como el amor, la fidelidad y el deber; retomando a dos personajes que conocemos previamente en “El alto coste…”, llevándonos a identificarnos inexorablemente con uno de ellos…o con ambos. Chris Bachalo (Sandman, Uncanny X-Men, Witching Hour, Steampunk) es el encargado del arte en estas dos piezas, haciéndose notar una evolución sorprendente en su estilo de narrativa gráfica, siempre acompañada por las tintas de Mark Buckingham, británico maestro del arte de la plumilla y el pincel mojados en tinta china.


Mientras escribo estas líneas, releo la obra de Gaiman y recuerdo mis particulares “asuntos” con esta chica tan, pero tan hermosa. Porque es una belleza desde el punto de vista de la existencia universal misma…es aquella que nos recibe al exhalar el último aliento. Y nos acompaña con una enorme sonrisa en el rostro.

“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”

Escribía Borges…y engloba todo el sentimiento que se puede tener al respecto de este punto final proverbial en la escritura de la novela de nuestras vidas, de nuestro paso por este mundo.

Me remito a los cuadros finales en las últimas páginas de ‘Muerte, El alto coste de la vida’:

“- Oh, ha sido maravilloso. Estaba lleno de gente. Pude respirar y comer y…muchas cosas. Ojalá hubiera durado siempre. Ojalá no tuviera que terminar así…
- Siempre acaba. Es lo que le da valor. Cuando vives, aunque sea sólo un día…solo hay una manera de dejar de vivir.
- Supongo.
- ¿Valió la pena?
- No…no lo sé. Creo que sí. Espero. Conocí a gente tan genial…oí una canción, fui en taxi y me comí un hotdog y…ojalá hubiera durado siempre”

Esto me deja tranquilo y con más chances de hacer las paces con aquella chica de aspecto Dark que me mira desde un rincón. Me mira con esa mirada tan afable y amistosa. Con esos ojos eternos… Muerte, un imperdible en estos tiempos modernos, y que; irónicamente, nos llena de esperanza hacia el mañana y lo que viene más allá... ¿Se atreverán a acompañarla?


Gabo Sosa. Comiquero ávido y obsesionado con lo referente al Mictlán, el Hades y el resto de “otros lados”.

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