martes, 9 de junio de 2015

DISTOPÍA PRESENTA: PLACER


LOS GOCES DE ESTE MUNDO

Aterradora idea de Juana, acerca del texto Per Speculum in Aenigmate. Los goces de este mundo serían los tormentos del infierno, vistos al revés, en un espejo.

León Bloy: Le Vieux de la Montagne (1909).


La vertiginosa caída al placer en los presentes días de culto a la pulsión, inicia desde los insondables mares de las percepciones alteradas, pasando por la boutique demencial del sexo y la pornografía, hasta llegar al consumo carroñero de desechos de la Fast Food. Entre ellos, la televisión chatarra y los días “santos” del Buen Fin (rituales religiosos hedónicos del siglo pasado y reciente) complementan el collage de nuestras obsesiones y directrices actuales en nuestra sempiterna búsqueda de la fruición anárquica e instantánea. Delirio y éxtasis en un mundo cada vez más interconectado a partir de una tierra fantástica virtual, pero al mismo tiempo más distante de la dimensión humana de su naturaleza. Voracidad sin límites por todo tipo de sensaciones a una escala no imaginada previamente en las sociedades de antaño y a pesar de ello… con una oferta en aumento al igual que la expansión de los hoyos negros en el universo. Sin embargo, no es esta una condena al placer o un libelo hacia los falsos goces que a cada paso convierten nuestro entorno en un parque de atracciones/tentaciones.

He aquí, una exploración en la bifurcación de los caminos que no siempre nos llevan a la promesa de la sabiduría. Entre los múltiples destinos de estos senderos pueden hallarse la dependencia y la irreversible degradación, pero también la apertura de crípticos conocimientos y el descubrimiento de tierras ignotas de la imaginación. Es usar entonces el placer y no ser víctima de su llamado al exceso irrefrenable. Es el secreto de acrecentarlo o administrarlo incluso provocando más hondamente el tedio, el aburrimiento y el dolor principalmente. Fuente de inspiración para un desarrollo sibarita, en solitario o en grupos y aun con el riesgo de quedar consumido por su enviciamiento como si de un vino de cenizas se tratase, el placer nunca faltara a la cita de nuestras necesidades. Y esto se debe a una cuestión primordial que desde el origen de la vida nos ha atenazado hasta hoy: “… si no hay paraíso ¿Dónde revientas?”[1]

Zarpemos entonces hacia a aquellos sentimientos oceánicos de la mano de algunos experimentados navegantes de los placeres cognitivos:

En La Líneas Flotantes, Roberto Juanz diserta sobre el vacío existencial y su tortuosa relación con el goce corporal a manera de bálsamo frente a la falta de sentido social. Dicha reflexión expone los sin sabores del goce irrefrenable así como también lo acuciante del desahogo habitual en lo humano. Sea este primer océano de complejidad, nuestra primera inmersión al tema elegido.

En La Viñeta en su Tinta, Gabo Sosa nos describe a una pareja orgásmica ¡De factura cuántica! Sea metáfora o alegoría del acto sexual, es difícil negar la sensación de temporalidad interrumpida cuando se alcanza el climax, y en Sex Criminals del escritor Matt Fraction, literalmente el mundo se detiene a capricho de los personajes principales ¿Quiere usted saber más? Siga buceando hacia esta recomendación de nuestro colaborador.

En El Séptimo Sueño, José Huerta disecciona fílmicamente la Ninfomanía de Lars von Trier a través del visionado de su desmesurada película. Siendo todo un tour de fuerza el interpretar las sensuales elipsis de la historia, nuestro colaborador desmonta el entramado erótico de las imágenes, con el fin de analizar las razones detrás de la adicción al sexo duro. Reseña no apta para víctimas de la frigidez.

En Goodbye Cruel World, Hansel Toscano se pregunta por la frontera entre el derecho irrestricto al goce y el respeto hacia uno mismo. Dicha división, nebulosa en nuestra época, es para el autor más allá de una cuestión personal, una búsqueda por delimitar y acrecentar el placer de la mejor forma. Sean estas interrogantes filosóficas, una manera de como dirigir el tedio hacia una prolongada sensación de sublimación.

En Onomatopeya, A. Güiris V. nos comparte un hallazgo sonoro sin igual desde el horizonte interminable del Jazz. Nuestro colaborador logra fielmente transmitirnos los placeres polifónicos de una gran Big band: The Kenny Clarke-Francy Boland Big Band with Stan Getz y su disco Change of Scenes ¡Una obra imperdible! Uno de los enormes goces que aun aguardan ser descubiertos por cualquier melómano serio que se precie de serlo. Densidad, armonía, virtuosismo ¡Emoción! Música en toda la extensión de la palabra en la prosa siempre noble del autor de esta gustosa sección.

¿Queda algo más por decir acerca del placer? Seguro que no y es bueno que así sea, puesto que no todo se reduce a estupefaciente y estimulantes, queda para nosotros ofrecerles el goce primario más valioso: el placer de la conversación. Que nuestras disquisiciones sirvan entonces para ello ¡Saludos!




[1] Frase extraída del tema musical “El Camino del Exceso” del ya extinto grupo español Héroes del Silencio.

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