El cine ha tenido un papel de suma importancia en la vida política, ya
no de un país, sino del mundo entero, gracias a su poder de transmitir, de
forma lúdica, mensajes o discursos políticos disfrazados con todos los efectos
visuales que sea posible, los norteamericanos son muy prolíficos a exaltar sus
valores y su defensa por la democracia (yanqui y neoliberal), considerándose
ellos mismos como los únicos capaces de contener o detener el mal que habita en
cada oscuro rincón de este planeta.
El cine mexicano bajo los regímenes priistas de los 50 a los 80, creo
verdaderas calamidades fílmicas. Obviamente hubo sus excepciones pero la mayor
parte del recurso fue a parar a producciones malas y costosas. Es triste saber
que Pedro Weber “Chatanuga” tuvo un papel fundamental en la historia del cine
nacional, y que no me malinterprete el señor pero no se caracteriza por sus
dramas o tragedias, mucho menos el sequito que le hacía segunda, entre ellos el
“Caballo” Rojas y Polo Polo; pero no es mi intención embromarlos con la
historia del cine nacional bajo los colores del partido en el poder, pero es
una muestra de las formas y usos que cada gobierno, apoyado por sus magnates
empresarios, da al arte cinematográfico para controlar, influenciar, o
simplemente entretener y distraer la atención de la sociedad para mantenerla
alienada, esta maquiavélica idea surge en Alemania una vez concluida la 1ra
Guerra Mundial con la creación de la UFA que sería la gran promotora de los
logros del régimen Nazi.
La UFA (Universum Film AG) surge en 1917 después de que el gobierno
alemán solicita a las grandes casas productoras de cine en aquel país, que
elabore la propaganda de guerra así como films para el servicio público, su
calidad de prestador de servicios al gobierno se extendería hasta 1945, bajo el
régimen Nazi. Su relación con el poder hizo de la UFA un ente monopólico en
Alemania, un gran negocio que arrojaría una producción de 600 películas anuales
con un público que rondaba el millón de almas diariamente, muchas de estas cintas
fueron unas verdaderas joyas, la mayoría de estas creadas previo a la
nacionalización de las empresas durante 1933. Películas como “El gabinete del
Dr. Caligari” dirigida por Robert Wiene y producida por Erich Prommer, quien
fungió también como director de la UFA durante sus inicios pero la dejaría en
manos republicanas con la ascensión de los Nazis y partiría, como muchos de sus
compañeros, a los Estados Unidos para ayudar a la construcción de Hollywood.
Otros grandes directores, emigrantes también, contribuyeron con excelentes
cintas, F. W. Murnau con la tenebrosa “Nosferatu” en 1922, Fritz Lang con
“Metropolis” en 1927, siendo esa generación la creadora del llamado
“expresionismo alemán” y cuyos inventores utilizaron de gran manera durante su
exilio en Hollywood, dando pie al llamado “film noir”.
Durante el régimen nazi, la UFA paso a manos de Joseph Goebbels,
Ministro de Propaganda, que tenía bajo su poder el determinar qué tipo de
literatura, obras de teatro, películas, y todo tipo de entretenimiento o forma
de arte, debía consumir el pueblo alemán, esto dio pie a la migración masiva de
talentos, tanto alemanes opositores al régimen, como judíos que huían de la
sangrienta sed de sionismo del denominado Führer, Adolf Hitler. Durante su
estadía en dicho ministerio, Goebbels despidió a todos los trabajadores judíos,
o con ascendencia judía, solicitó a diversos directores hacer cintas alusivas a
la fuerza y templanza teutonas, la disciplina y blancura que los caracteriza
como los ideales raciales para crear un mundo más puro, uno de estos talentos
vino de la mano de una talentosa mujer, Leni Riefenstahl, quien filmó “La
victoria de la fe” (Der Sieg des Glaubens, 1933), un documental en el que
aparece Hitler, Gobbels, Heinrich Himmler encargado de las SS, Hermann
Göering al mando de las aviación alemana
Luftwaffe y demás simpatizantes dentro de la estructura nacional socialista;
también filmó “El triunfo de la voluntad” (Triumph des Willens, 1935), que fue
la consumación en el poder del régimen Nazi, haciendo gala de toda su fuerza
militar durante uno de los festejos del partido en Nüremberg en 1934; otro
trabajo que retrató esta realidad alemana fue “Día viernes – Nuestro Ejercito”
(Tag der Freitag – Unsere Wehrmacht, 1935), otro corto que muestra la actuación
durante una representación del ejercito alemán en el mismo festejo mencionado
líneas atrás; y por último “Olimpiada” parte 1 y 2, ambas de 1938, donde se
resalta la fuerza del hombre teutón en diferentes disciplinas deportivas.
Afortunadamente a Hitler no le salieron sus planes como el lo esperaba
y la caída del régimen trajo consigo la desincorporación de la UFA con el
gobierno, quedando sus estudios durante una primera etapa en la zona rusa de
Berlin, desafortunadamente, la mala fama que le acarreo trabajar para el
llamado “Tercer Reich”, hizo que muchos directores, actores o productores,
rehuyeran a trabajar para ella, por lo que, después de un tiempo, un cambio de
domicilio a la Alemania Democrática (la del bloque de los países aliados), y el
cambio de nombre a DEFA (Deutsche Film AG) trajo consigo una nueva era del cine
alemán, muchos de los artistas vinculados con el cine regresaron a la tierra
que los vio nacer y triunfar, hasta llegados los 90 cuando, con la
reunificación de las dos Alemanias, la mítica productora dejo de hacer cine,
hubo algunos intentos por revivirla pero ninguno sirvió, hoy esos históricos
museos son utilizados por casas independientes del cine alemán contemporáneo, y
sirven también como museo y parque temático, un recorrido por la historia del
cine de ese país, hoy la UFA únicamente hace trabajos para la televisión,
dejando atrás los discursos políticos y la aversión racial que la vio caer al
grado de cambiar su nombre, causando miedo con sólo oír sus siglas.
Hoy los grandes estudios apuestan por otro discurso, parecido pero no
tan evidente, el cine se ha convertido en la bandera de la ideología dominante,
en la escuela y el libro de muchos en una era neoliberal, donde las cintas de
alto presupuesto congregan a millones a nivel mundial, generando ganancias
multimillonarias, persiguiendo, al fin y al cabo, el mismo fin, en un mundo
donde mucho ha cambiado, pero muchas otras cosas permanecen igual.
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