"El sueño de la razón
produce monstruos", frase críptica la del grabado no. 43 de la serie Los
Caprichos de Francisco de Goya, y sin embargo... inquietantemente cierta. Del
dominio técnico y racional de la modernidad, llegamos al desencanto de los
campos de concentración en Auschwitz. ¿Qué es entonces el progreso? A veces lo
asociamos con el imaginario social al encarnar las metas, los deseos, los
anhelos y los sueños a alcanzar de una civilización. Empero, en un sentido
estricto, la idea actual de progreso se acerca más al crecimiento económico y
tecnológico de una sociedad, lo cual no implica evolución o desarrollo social,
es decir, una mejora neurálgica de la vida (la construcción de un mundo de
ensueño).
El mundo ha sido producto de sus
revoluciones, de esos “antes y después” que marcan edades, generaciones y
hombres. Cambios infinitos de la era de la piedra a la era industrial, pero
solo eso, cambios (el perenne ciclo de la desconstrucción ante el sueño
trunco). Tan temerario seria afirmar que estamos en el mismo estadio del tiempo
de las cavernas como obtuso el creer que nos encontramos en un mundo totalmente
justo. La verdad como diría Aristóteles, se encuentra en el justo medio entre
estos dos extremos. Y podríamos seguir con lo ya conocido del expediente clínico
del discurso posmoderno: crisis de los metarrelatos, fin de las ideologías,
desgaste de los grandes proyectos utópicos, etc., pero he aquí que el tema
propuesto a analizar, teorizar y diseccionar nos exige una mayor hondura y una
aplicación colectiva de aptitudes incluso artísticas.
Porque los sueños y las
pesadillas no solo pueden interpretarse a partir de conceptos filosóficos
enfrentados: modernidad/posmodernidad (tema extenuantemente sobreestudiado),
sino también, abordarse desde distintas ópticas lúdicas e incluso personales
(alejados de la visión fantástica del mañana ideal, pero con resultados lúgubres).
Pongámoslo desde un despertar cualquiera. La consecuencia de mi recuerdo de lo
soñado parece dejar un tufo emotivo: queda atrás aquel espacio atemporal,
inconexo, ilusorio en donde las leyes prácticas de mi realidad han sido ultrajadas
(del grato beneficio de estipular nuestras propias reglas, ocasionalmente, el
universo onírico también diserta en reglas), aquel perecedero mundo que se va
difuminando con el primer abrir de ojos, pero que nos va trasegando,
persiguiendo durante la vigilia. Nos preguntamos ¿Por qué me siento tan feliz,
tan triste, atemorizado, angustiado o emocionado de aquello soñado? ¿Tendrá
algún tipo de mensaje, consecuencia? ¿Querrán decirnos algo nuestros sueños?
Los sueños son la sustancia
natural de nuestros anhelos, son aquellos deseos ocultos en el desfiguro, en el
sinsentido de símbolos que a veces se presentan en formas dichosas, otras
tantas veces se alejan de nuestra compresión pero siempre acompañándose de
rasgos que enmarcarían a entenderles como “reales”. Y ese realismo sería propio
de la emotividad, de los sentimientos del soñante, su lógica y razón para
desdeñarlos parece imposible, y si su experiencia fue trágica o terrorífica
cuanto más les abandonamos. Pero el sueño tiene un refractario del cual es
difícil olvidar, escapar, está interiorizado en nosotros; de tales
consecuencias nuestro actuar, nuestro vínculo mismo a profetizar, imaginar y
crear. Nuestros antepasados fueron benevolentes- y estrictos- a la
significación de los sueños, el propio hombre de ciencia trasladó la idea de lo
soñado a un plano de desarrollo; dentro de la actividad artística ha visto su
consecuencia en diversas disciplinas: las letras, la pintura, el cine, el
teatro, etc. Solidificar aquellos imposibles deseos y de igual forma esas
displacenteras imágenes (pesadillas).
El sueño es inconcluso, el sueños
es algo que prosigue. El sueño es más real que irreal, los sueños son vehículos
de respuestas ocultas deseosas de ser expuestas. Entremos entonces al universo
en donde lo imposible tiene “vida” en la pluralidad óptica y sensitiva de
quienes les creamos: nosotros.
"La fantasía abandonada de la razón produce
monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las
maravillas."
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