Cuando Siegel y Shuster creaban a
cierto Kriptoniano superpoderoso, por allá de 1932, nacía por igual el género
de los superhéroes: inmensas filas de encapuchados, enfundados en ajustadas y
variopintas mallas, poseedores de indescriptibles superpoderes. Comenzamos a
saber de nombres que, ahora, en la actualidad; son sinónimo de grandes éxitos
comerciales y objetos de culto: Batman, Spiderman, Green Lantern, Wolverine,
Hulk…pero una curiosa característica poseía este enorme y extenso universo de
héroes enmascarados: en ese entonces no había ni una sola chica en algún papel
trascendente, algún personaje inolvidable que, al igual que sus compañeros
masculinos; nos hiciera vivir grandes aventuras.
Las apariciones femeninas se
reducían a la típica damisela en peligro, a manos del villano en turno, y que,
en su gráfica en las viñetas; eran representadas como seres totalmente
susceptibles a los ridículos medios de engaño y captura por medio del némesis,
y absolutamente dependiente del rescate realizado por el héroe. Era una especie
de fórmula con la que funcionaba el género hasta bien entrada la década de los
90’s: en México, por ejemplo, era de cajón ver los comics de íconos de la lucha
libre (Bluedemon, Santo) rescatando curvilíneas, indefensas y poco vestidas
chicas en situaciones de franco peligro.
Esa ha sido otra temática que
diferentes asociaciones pro igualdad de derechos ha recalcado debe desaparecer
de un medio masivo como el cómic: la imagen “vulgarizada” de la mujer, con poca
ropa, atada y en situaciones de peligro mortal. Bien sabido es que, los autores
de este medio (en su gran mayoría, hombres) reflejan en su trabajo ciertas
situaciones “fantásticas” (sexualmente hablando) que marcan muchas veces su
estilo propio de trabajar. Este ‘clamor’, acompañado de cada vez más mujeres
trabajando de manera profesional en el medio del comic (ya sea como escritoras,
o incluso artistas), pudo haber generado un enorme génesis de personajes
principales femeninos, con un papel preponderante; al punto de tener sus propias
series y ser, incluso, títulos “bandera” de muchas editoriales.
Pero acaso en este advenimiento
de la heroína (femenina en extremo, superfuerte, dominante y extremadamente
sexy) se nota “la sombra” de un machismo fundamental que es, en muchos casos,
cultural? La historieta en México ha tenido muchos títulos populares, de gran
venta, que han lanzado por los cielos a los talentos detrás de sus viñetas: un
claro ejemplo son “las chicas” de Oscar Bazaldúa, prolífico artista mexicano
que ilustró las portadas de varios comics populares, tales como ‘Bellas de
noche’, ‘Relatos de presidio’ o ‘Libro siniestro’. Cada semana, su arte
engalanaba las portadas de esos títulos que se vendían como pan caliente.
Muchas personas lo vilipendian: “¿por qué tanto ‘show’ por sus viejas
encueradas” Sí, precisamente por eso. Porque una verdad innegable del mercadeo,
en todos sus niveles, es que “el sexo vende”. Inclusive los mercados liderados
por mujeres han descubierto, y explotan muy bien, las ventajas de su género. Pero
eso es otro cantar…
Muchos autores contemporáneos han
dado a la mujer el papel trascendental que a muchos ha gustado en este medio.
Personajes entrañables como Vampirella, Witchblade, Elektra, Supergirl, entre
otras; nos han regalado inolvidables momentos y aventuras al hojear
mensualmente sus páginas. Pero siempre hay un resquicio de duda, alguna
situación ‘oscura’ que hará que las voces del desapruebo suban el volumen y
alcen el puño: porque si, tenemos heroínas importantes como Wonder Woman, que patearán
traseros de aquí a la eternidad; pero algunos dirán ‘realmente es necesario el
dibujarlas en esas poses? Con esos trajes? No les parece denigrante?’.
Todo es cuestión de enfoques y
una realidad irrefutable es que en este medio hay muchos hombres empuñando los
lápices o las plumas electrónicas, y seguirá habiendo chicas con poca ropa,
grandes atributos y muy valientes que seguirán combatiendo a los malos por el
universo. Y eso está bien, ya que muchos de estos guiones son a cargo de
talentosas mujeres que quieren proyectar y darle un lugar a la mujer en un
medio dominado tantos años por la testosterona. Ya los artistas encargados de
la gráfica nos obsequian con ese poquito de fantasía que nos hace más
agradables los viajes al infinito combatiendo horribles extraterrestres
invasores.
Y si, queremos (quiero) heroínas inolvidables,
superfuertes, valientes, forradas en ajustados trajes que desafían toda lógica
(incluyendo la del buen gusto), que salven al mundo, sexys…pero con mucho
cerebro y humanidad, que enaltezcan todo lo que significa el papel de la mujer
en este pequeño mundo.
Y me despido desde esta cornisa,
sigo esperando que me rescate mi Super Wife…
Gabo
Sosa…ingeniero, comiquero, padre de dos super niñas hermosas.
La ofensa está en los ojos del espectador. Bueno, voy por mi ajustadísimo traje de heroína, que resalta que soy una chica, lo cual pudiera (o no) distraer a mi oponente, para que sea más fácil asestar el golpe . Se soy vencida, tratare de seducirle con miradas de subyugación, y si baja la guardia por compasión, atacaré de nuevo.
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