Edificio de reunión del Consejo
de Seguridad de la ONU, Ginebra, Suiza, hace dos años...
¿Qué es esto? ¿De repente estamos esperando por el resto de nuestros
compañeros durante quince minutos? – Pregunta agitado un rubio cercano a
los 100 kilos, sudoroso y con un exagerado acento francés – nunca recibí el memo con sellos oficiales…
además ¿en Ginebra? ¿Sucede algo en Nueva York?
Lo adecuado habría sido esperar en realidad nada, – interviene un
cordial inglés dientón oloroso a colonia y que juega con una servilleta en sus
flacos dedos - pero no se trata de eso,
me temo, colega. Además el Hilton tiene la misma fama aquí que en NY… pero
nuestros compañeros estadounidenses tienen algo delicado que comunicarnos.
Los dos hombres aludidos, ambos
de rangos militares, asienten con la cabeza y uno de ellos, luego de sacar un
maletín, coloca unas carpetas sobre la mesa y abre una de ellas: “Nuestro nuevo grupo de operaciones
encubiertas, señores” son las palabras que el de más edad suelta a los
otros hombres. Con que ahora usamos instalaciones oficiales para ilícitos –
replica el inglés – hay maneras
comandante.
De maneras estamos hasta el tope señor, esto es urgente. Con todos esos
grupos de súper héroes ocupándose de amenazas cósmicas y personales, desde
crisis infinitas a robos a mano armada, nadie ocupa en realidad algún grupo
paramilitar eficiente que sirva a nuestra institución – contraataca el
militar gringo – me refiero, al mundo
entero, coordinado por la ONU… simplemente, no hay grupos de súper humanos
atendiendo las amenazas, pues, poco comunes que significan un equilibrio entre
todas las necesidades mundiales. Además, afrontamos necesidades que han estado
amenazando al mundo entero y nadie
contando a los súper héroes formales, en realidad arriesga su pellejo tanto si
sabe en lo que se mete.
¿Qué es lo que proponemos? – Continúa el general Babbage – Un equipo de operaciones paramilitares, que no sepa en lo que se mete. La belleza
de esto, es que reclutamos a un montón de héroes de segunda a manera de parole
officers de un montón de villanos no dañinos, en vías de redención, todos ellos
mediocres, que nos sirvan para organizar con el resto del Consejo de Seguridad
esta fuerza integradora y pacificadora que ayude a obtener recursos de los
gobiernos asociados. Claro que lo de fuerza integradora y pacificadora es sólo
una pantalla para lo que realmente queremos obtener y no necesariamente el
Consejo debe enterarse.
Pero espere general – interrumpe el sudoroso Jean Marc- ¿qué es lo que queremos exactamente?
Queremos no tener malos entendidos con los países que no están con la
ONU. Y es todo lo que necesita saber – contesta tajantemente Babbage -.
¿Es eso cierto? – inquiere sorprendido el franchute –
Por supuesto – contesta Babbage –
Por supuesto, dice él – voltea ofendido Jean Marc viendo al inglés
– por supuesto. Nos vienen a secretear
yanquis y luego nos coartan la información.
¿Es eso cierto? – inquiere Charles el inglés –
Por supuesto – contesta Babbage –
Por supuesto, dice él – repite también ofendido Charles – y nos habla de una banda de perdedores. ¿De
qué nos sirven esos perdedores?
Babbage saca una fotografía de
uno de los folders y la extiende a los europeos. La fotografía es de un
individuo sudamericano, ataviado todo él, de ropas doradas - ¿Le es familiar la historia de El Dorado?
¿Qué es esto? – Replica aún más ofendido y aún más sudoroso Jean
Marc - ¿Me viste cara de barcelonés? Soy
parisino, un francés, el sangrón europeo, no el ignorante europeo, mon dieu, ce
n´est pas possible. Claro que conozco la leyenda de El Dorado, ¿qué con eso? Es
una leyenda y tú fotografías a un sans foyer en alguna fiesta patronal
indígena.
Jean Marc – replica Babbage comenzando a desesperarse, pero aun
así, blandiendo una sonrisa – él es El Dorado. Es un dios y él será nuestro agente.
Episodio 3: La liga de perdedores: ¿No más? (Escritor invitado: Brian
Michael Bendis)
Bodega privada miscelánea,
Ginebra, Suiza, ahora
Muy bien, colóquenlo en esa silla. Esperaremos a nuestros contratantes,
monten guardia uno a cada lado – indica un hombre encapuchado, igualito a
esos que leímos en el capítulo próximo pasado como dicen los mamones, a otros
encapuchados también igualitos, de hecho pa´ mí que son los mismos. – recuerden que si hace algo extraño, pueden
dispararle.
El Dorado, con gesto malhumorado
está atado de las manos y sólo observa a sus captores. Uno de ellos mira al
sudaca negando con la cabeza. - ¿Para qué
le amarraron las manos ¿No saben que este tipo es como un dios o algo así?
– pregunta enojado a los otros encapuchados. Uno de ellos sólo atina a decir: Soy ateo, así que si éste es un dios, no
puedo verlo. El inquiriente ríe y se dirige a El Dorado – Hey tú, este tipo no cree en ti aunque te
puede ver, ya sabes, físicamente y todo, no puedo creer que sólo estés ahí sin
hacer nada. Demuéstrale tu furia, la furia de los dioses, ya sabes, que se
arrepienta o algo así. ¿No oyes? ¿No tienes algo que decir a este incrédulo?
Ja, ja, supongo que eso es algo muy divino, quedarse callado. El Dorado
comienza a revolverse, primero con un gesto de incomodidad, luego parece fúrico
pero aun así no dice una palabra. Los encapuchados comienzan a reírse
abiertamente del héroe, pero en ese momento tocan a la puerta y todos callan.
Al abrir la figura del General Babbage aparece, acompañado de otros militares
que portan unas armas más parecidas a unos cajones de esos de madera bien
chidos que tienen agarraderas que parecen pezones gordos. Babbage se dirige a
El Dorado: - ¿Y bien? ¿Qué tienes que
decir? – El Dorado sólo lo observa y hace gestos, muchos gestos, demasiados
de hecho. Babbage se aleja y dice: Éste individuo no es El Dorado. Mátenlo.
Babbage sale con sus acompañantes y los encapuchados no sin sorpresa apuntan a
El Dorado que suelta un chillido agudo, mientras su cuerpo comienza a
deflacionarse y chorros de humo lo rodean. El jefe de los encapuchados dispara
aterrado, pero El Dorado desapareció. - ¡Dicen
que es un dios! ¡Deberíamos tener más cuidado! – grita uno. – Pero el general dijo que no era El Dorado – grita otro. De repente, uno de
ellos dice más calmado: Tal vez sólo
desapareció… ¡Atrás de ustedes! – Los otros tres armados voltean hacia
donde su compañero señala y le arrebata su arma al más cercano, disparándole a
todos. El encapuchado traicionero toma la radio y prueba su alcance. Toma el
arma y municiones de uno de los caídos y manda un mensaje: Sáquenme. Unos segundos después, un portal se abre enfrente de él,
el Hombre Puerta a su servicio, casi lo quiere abrazar, el encapuchado cambia a
su forma original, es Oolong el cerdo cambia formas, pero no cambia sus
costumbres al soltar insultos con lo pesada que es ahora su carga. ¡Vámonos! – chilla mientras desaparece
el portal de Puerta.
Edificio de reunión del Consejo
de Seguridad de la ONU, Ginebra, Suiza, hace dos años
Señores, hemos revisado estos perfiles ya durante un par de horas…
todos son en efecto perdedores, incluso el agente infiltrado – dice Jean
Marc – ahora bien Babbage, ¿nos dice que
necesitamos a un líder? ¿Cómo así? ¿Nuestro agente no puede serlo?
Babbage se acomoda la corbata y
explica: Nuestro agente sólo se encargará
de cumplir con las misiones, las verdaderas misiones, gracias a sus excelsos
poderes. El líder será el rostro de este equipo de operaciones, será la luz
verde en esta pequeña organización en la que estamos por meternos, dado que
esto será un programa del que recibamos los fondos necesarios desde la ONU,
para que esta gente haga lo que necesitamos. Para eso, necesitamos que el líder
sea un individuo tan pagado de sí mismo y tan imbécil que nunca note que está
siendo engañado, para eso necesitamos que no tenga poderes, sólo un ego
desmedido y que sea un perdedor certificado, un pobre diablo inútil y
rechazado, un fracasado inepto que no sepa sacar su cabeza de su propio culo,
alguien cuya megalomanía opaque hasta el pensamiento más sencillo y humilde,
que crea que es un tipo tan especial e inteligente, que es único y que tenga
oídos sordos a todas las voces contrarias a la suya. Pero Hansel y Juanz no podían, el primero fingía estar ocupado y el
segundo pensaba estarlo, así que la última opción fue este tipo: Sinuhé, un
mexicano, es decir, un individuo destinado a la manipulación y el engaño: la
presa ideal.
Después de intercambiar miradas y
algunas discretas sonrisas al ver la fotografía del pretendido líder del
equipo, Jean Marc y Charles asienten. – Entiendo
entonces que esto servirá – advierte Charles. – Servirá – Afirma Babbage. – Seguro
que servirá – reafirma, hablando por primera vez su compañero, el
comandante primero Pee Wee. Jean Marc asiente – sí, servirá – Los cuatro afirman con la
cabeza – apoyaremos el proyecto –
aprueba Jean Marc, - así será, lo
apoyaremos – respalda Charles, - es
grato saber que lo harán – concluye Babbage - , - ¡Sí! – musita emocionado Pee Wee, - Bueno – agrega Babbage – pues
yo creo que ya ¿no? -, - Sí, ya –
puntualiza Jean Marc, - Pues órale, come
on – solicita Charles.
Ahora, Cuartel de la Liga
Bueno, bueno, bueno, a ver, reorganicémonos gente – clama
impaciente el líder indiscutible de la Liga, apenas dándose cuenta que le
rodean los más fieles, es decir, los que no tienen a dónde más ir. Apenas los
cuarteles principales tienen la presencia inevitable de Lionel Hutz, Babalú, El
Esclavo, Ram Man, Mammooth, Gizmo y el Capi Boomerang. El resto se han ido o
han desalojado el lugar, el final es inminente y antes de que Sinuhé tome la
decisión de incendiar el lugar y sentarse a reírse escuchando ópera y
degustando el whiskey más barato a su alcance, quiere verificar que su paranoia
es cierta: A ver Esclavo pellízcame pa
ver si es cierto lo que veo…. El Esclavo tan rápido como su reptiliano culo
se lo permite acude presto y veloz: ¡Chi-chi-chi
amo, ahorita le checo con las uñitas de pinza que diosito reptil me dio!
Pero la paranoia es un hecho, después de advertencias que no obedecieran los
miembros de la Liga, la intrusión de las fuerzas armadas avaladas por la ONU,
es un hecho. El lugar, con todo y el revestimiento metálico se cimbra, - ¡es
catastrófico! – grita el antediluviano Babalú - ¿qué hacemos ahora? La estrucchor se comienza a caer a su
alrededor, los muy güeyes nomás corren como locos, el líder está destrozado: ¡Y yo que ya había juntado fuerza de voluntad
pa´ no tragarme todo el chupe que compré y armar mi cava! Total que es todo
un desmadre, Boomerang encabronado trata de contactar al Hombre Puerta y Ram
Man pega de brincos pacá y pallá, descontrolado. Sinuhé intenta reproducir la
escena de Pelotón donde Charlie Sheen es balaceado hasta la ignominia pero lo
de la actuada nomás no se le da, Babalú en la loquera y con su cabeza de marro
bien puesta le pega a una pared abriendo un boquete inmenso. Gizmo grita a
todos: ¡Hey, miren, vámonos por aquí!
¡Ram Man, si vas a brincar nerviosamente, hazlo por aquí! Acto seguido,
entre Ram Man y Babalú abren boquetes para la huída, todos van corriendo hasta
que en sus jetas se derrumba la gran montaña que les servía de fortaleza, toda
se derrumba, están perdidos, frente a Sinuhé se aparece un rombo enorme: Disculpe señor la tardanza – le dice la
voz amable y preocupada del Hombre Puerta - lo siento mucho amigos dice al resto
mientras las rocas los cubren no sin antes llevarse la última mentada de madre
de Boomerang.
Sinuhé cae en un montículo de
arena, mientras a dos metros de altura levita débil la luz de la puerta
interdimensional del Hombre Puerta. Su voz se escucha entrecortada, débil: Señor, me … reuniré con usted en cuanto sea
posible… Oolong está seguro… tiene información… pero no sé en dónde lo dejé…
mis habilidades están… fallando… trate de mantenerse quieto… las coordenadas
intento… resista. En ese momento, el rombo gigante desaparece en el aire.
¿Qué? ¿Eso qué? – grita este personaje que desesperadamente busco
se relacionen e identifiquen con él - ¿On
toy?, Esto es… ¿esto qué? – Al extender la vista, podemos ver la
violentamente irónica situación en la que se encuentra: el desierto de Libia,
en medio de la nada y con un calorón más feo que en Jáltipan.
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