Distopía:
No es una advertencia, quizás sí
una sátira. No creemos en finales apocalípticos, ni hacemos referencia a una
sociedad ficticia. ¿Transcurre la realidad en términos antiéticos? ¿Existe la
distopía?
Leer el mundo no es un acto de
fuerza, sino de disposición al flujo de la experiencia. Trata de una cierta
sensibilidad a las diversas realidades que se entrelazan día a día en el quehacer
social, las cuales dan como resultado aquello que aun pensamos y sentimos como
cultura. Empero, la industria también es capaz de producir sentido a partir de
la mediatización a escala global. La realidad virtual querámoslo o no, existe
en tanto que sueño materializado con tecnología onírica. El reino del signo y
la representación construye lo real desde el consumo audiovisual. Entre la vida
y la simulación, no queda tiempo para el tiempo mismo puesto que los intervalos
de la pantalla solo reconocen el presente. Por ende, las cosmovisiones dejan de
ser atemporales y son recreadas en la inmediatez de la moda comunicacional.
Somos en esta lógica, lo que nuestros productos y bienes culturales dicen que
somos.
Desde la subjetividad, nos
reconfiguramos a través de vivencias compartidas proporcionadas por el cine, la
música, la red y los programas televisivos, entre otros tantos. Es así que las
fronteras entre lo verdadero y lo ilusorio quedan difuminadas y el
"desierto de lo real", de la cultura de masas es ahora el hábitat de
muchos. El espectáculo de la realidad fabricado por la mediosfera, no sólo es
expresión del lenguaje del mercado, es el régimen de significación imperante.
Lo distópico refiere entonces a la existencia en general transpolandose en
sempiterno Reality Show. La cultura-mundo actual es de imágenes y mensajes, mas
no de transmisión de saber, parece que hay una negación del entendido más
claro, más humano de la concepción cultura: conjunto de concepciones
intrínsecas en el conocimiento. El papel distópíco en esto será entonces
innegable, es acompañante incómodo para algunos, placentero para unos, negado
para otros. Al final es una realidad que se destruye y que se crea al mismo
tiempo.
Te invitamos a que no desistas a
la deconstrucción, a la innata y bendita "teorización", a la
transformación del mundo en sus arrecifes bautizados como cultura,
¿culturalismo? Llámemosle cómo sea, el ismo es al final la consecuencia de
nuestra propia acción, es distopía eterna concebida en letras.
¡Qué bueno leer esto!Hace ya largo rato que estábamos esperando algo de este calibre. Quizás Distopía sea "lo esperado"; lo "necesitado". Una fuga de la realidad o la realidad misma. Sea lo que fuere: bienvenida.
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