viernes, 14 de junio de 2013

AMNESIAC


"La lucha del hombre contra el olvido es la lucha del hombre contra el poder."
Milan Kundera

       Olvidarnos de lo que nos duele, y no olvidar jamás un rostro, una conversación o un aroma. Olvidar, poder recordar y nunca ser olvidado. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y Memento... el ayer como fuente inagotable de múltiples interpretaciones, siempre distinto al revisitarlo pero al mismo tiempo inmutable. La memoria degenera, los hechos no... y es que nada pasa realmente, el mundo también olvida y nos olvidamos de el al morir. No aferrarse al pasado, la vida sigue y para avanzar, el olvido. Volverse amnésico ante todo lo visto en esta terra tenebrosa, puesto que también existe el sobresaturamiento. ¿Qué es el olvido?

La memoria de la humanidad ha mudado del discurso oral al códice, de este último al libro impreso, y hoy en día el traslado de este soporte se dirige paulatinamente a la red de redes. Hemos buscado desde tiempos inmemoriales transmitir todo lo que sabemos. Somos los únicos seres (hasta donde intuimos) que no reiniciamos nuestra formación e instrucción desde cero. Ahí donde alcanzaron su cenit nuestros predecesores, comenzamos nosotros el relevo dando continuidad a la herencia universal. Somos el mismo hombre de hace milenios pero con más experiencia, y seguimos resolviendo problemas en base a ella. Empero, la historia no es lineal, está hecha de periodos de estancamiento y retroceso. El desarrollo ha sido asimétrico y lo seguirá siendo hasta que nuestros hallazgos y conocimientos puedan ser debidamente retransmitidos... y sobretodo, aplicados al prisma de la realidad.

La torre de babel del ciberespacio, es el nuevo depósito global de todo aquello que hemos sido. La biblioteca virtual de diversas eras y épocas al alcance de un solo click. El formato moribundo del tomo o volumen de la grafosfera, se muda a los nuevos dispositivos de almacenamiento en la videosfera. Y sin embargo, a pesar de lo manejable y transportable de un gran acervo cultural en un artefacto compacto (y con las adecuaciones necesarias a la vista para poder asimilarlo) la crisis de la transmisión sigue siendo evidente. Tal pareciera que una sola elite de personas capacitadas en la técnica, arrastran con sus innovaciones al resto y debido a ello, estimamos que el progreso sigue su marcha (cualquier cosa que eso signifique). Pero ¿Qué hay del ciudadano común que se beneficia año con año de los logros y alcances de la modernidad? En muchos casos, es un usuario mas, no es un protagonista del cambio.

Instalado en un presente perpetuo, el individuo narcisista no mira hacia atrás y no se pregunta por el camino recorrido, pues al igual que un adolecente, considera agotador ese esfuerzo. El aprendizaje se canjea por un nuevo espíritu de los tiempos: consumo y hedonismo (la obsesión por lo nuevo o la novedad). Las instituciones sociales de transmisión (Estado, iglesia, escuela, familia) pierden terreno ante la avanzada mediática. De este último punto hay que aclarar por supuesto, la falacia de que la televisión vino a joderlo todo. Cierto es, que el entretenimiento de masas ahora ocupa un lugar preponderante como verdadero hacedor de cosmovisiones socio-culturales, pero la causa de esta preferencia se encuentra en el deterioro de la pedagogía académica y a su vez, en las fluctuaciones económicas que afectan el orbe (el entretenimiento mainstream se vuelve entonces un refugio y una forma de vida).

La figura del profesor o maestro, uno de los catalizadores del patrimonio a las generaciones venideras, se desvaloriza y su labor mengua. La lucha contra el desinterés hace aguas por todos lados y por ende, la conciencia histórica se debilita (un hecho paradójico, pues el homo nostalgicus está en boga). Los capítulos negros de nuestro acontecer, llámese genocidios, guerras, dictaduras, racismo, violaciones en masa a los derechos humanos, funcionan solo como anécdota en el mundo actual. Sin guías o faros verdaderos que expliquen las tensiones existentes a una escala humanista y crítica, el resultado más inmediato es la desmemoria o el recuerdo descontextualizado (un suceso más para transmitir... pero en televisión y con finalidades poco didácticas). ¿Qué es la información de lo que somos en todas nuestras etapas adentro de un disco duro en las manos de una persona normal sin la instrucción adecuada? Datos a olvidar. Pero bajo el filtro educativo son la comprensión de nuestra vida (una guía para recordar lo importante y acrecentarlo).

Finalmente hay que señalar que el olvido mismo es una cuestión contradictoria, la cual exige un estudio a profundidad de su naturaleza. Las víctimas directas del holocausto judío callaron por muchos años su historia. Fueron los hijos de estos los que muchas veces iniciaron las gestiones para suprimir el olvido de sus padres. Al parecer, la ignominia era el factor principal que no permitía sacar a la luz los hechos, y a pesar de ello, entra a escena una pregunta ¿Expresar públicamente la humillación cura los traumas? Quizás ¿No hubiera sido mejor simplemente guardar silencio y dejarlos olvidar? El olvido como proceso, tiene muchos recovecos inexplorados y en ocasiones también es necesaria su acción purgadora ¿Que fue todo lo posterior al 9/11? ¿Un memorial o un chantaje más del olvido? La memoria es selectiva y la de la humanidad muy injusta ¿No hubo en el siglo XX peores matanzas que no son recordadas o que desafortunadamente no permearon en la memoria colectiva? El poder a conveniencia mantiene el dolor a flote para explotarlo, otras veces, simplemente nosotros mismos cambiamos de página: hay que aprender a olvidar, pues del olvido también se aprende. 


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