viernes, 14 de junio de 2013

EPISODIO 1 ¡NO OLVIDES A LA CONEJITA BLANCA!


En una como fiesta del absurdo, donde pueden ser los menos necesitados pero los más correctos (el tipo de personas que nos podemos dar el lujo de perder), la Liga de Perdedores nos provee de carne de cañón para un mundo que puede pagar el salario mínimo a gente que da el mínimo de su nimiedad. ¿Cómo interactúan entre ellos? Bueno, es un misterio que podremos comenzar a dilucidar a continuación.

           -   Lionel Hutz, abogado –

El abigarrado ojón amarillo extiende su mano hasta casi tocar con los gruesos cuatro dedos de su mano, la nariz de George Harkness, mejor conocido como Capitán Boomerang, neurótico individuo que de lanzar trastes en la galería de villanos segundones de Flash, ha sido reclutado por el líder Sinuhé, como el neurótico oficial, ya que él se encuentra muy ocupado siendo neurótico en algún otro lugar.

 - Te conozco unidimensional de porquería, ¿por qué vienes presentándote como si fuera la primera vez que tengo la desdicha de ver tus ojos sin párpados visibles y tus belfos de vaca? – contesta ya enfadado Boomerang – Estoy ocupado, largo. 

Lionel no tiene inconveniente, sabe que de milagro no recibió un puñetazo como respuesta, así que no quiere tentar al destino y se gira… en 360 grados, puesto que a sus espaldas está una hermosa y molesta Conejita Blanca, que hace muecas ante la incompetencia y cobardía de su representante legal. En efecto, Hutz viene en el papel de abogado que se supone que es y tembloroso entrega un sobre y lo deja en las piernas del recostado Boomerang que intentaba encontrar un canal de tv que no acabara con su paciencia, al presentar, pues, personas. Acto seguido, Hutz sale corriendo mientras Boomerang lo maldice en seis idiomas distintos y entre ellos grita ¿¡DEMANDA!?

Ciertamente es difícil ser un abogado que tiene no uno, sino cuatro citatorios para entregar el mismo día. La cliente: Lorina Dodson, la Conejita Blanca, harta de que sus habilidades no sean tomadas en cuenta como es debido. La demanda: El olvido. ¿Procederá? Conozcamos la opinión de Hutz.

- Eh, bueno, es difícil saber cómo proceder en ciertos términos legales… solemos apegarnos a conceptos como discriminación, minimización de las capacidades, etc. Pero, cuando dices que has sido olvidado… errr… ya sabes, entre tú y yo, creo que el juez va a desestimar la demanda de la srita. Dodson… ella tiene…. Mmmmnnn… pues una de esas cosas de mujeres. La verdad es que le había dicho que podíamos usar uno de esos conceptos más sólidos, más viables legalmente, pero ella insistió en demandar por olvido… 

- Hey, hola, ¿se puede? – inquiere una cabeza de cerdo que se asoma por la puerta, interrumpiendo la entrevista con el abogado – Je, je, Hutz, no te quiero poner más nervioso, pero Boomerang hizo algo con el sistema de recepción de la cámara con la que te graban… kkktt… ¡ja, ja, ja! ¡Todos te estamos viendo en un monitor! ¡La conejita incluída! – Oolong, el cerdo cambiaformas se va carcajeando, mientras Hutz sudoroso, busca de entre sus cosas una hoja sostenida torpemente en clips, - ¡También tengo una para ti! – grita con voz quebrada. 

En el salón de juntas se reúnen los miembros presentes de la Liga. No están todos, apenas algunos, algo se pudo ordenar y fue la Conejita quien lo hizo bajo la supervisión de Hutz. Al final, fueron el Capitán Boomerang, Oolong, junto al Capitán Cavernícola – quien, en el buen uso de las costumbres de la época del holoceno, se comió los papeles, previa huella digital de recibido – y el administrador director del equipo de operaciones encubiertas de la ONU y organizaciones auspiciantes; o como ellos mismos le llaman: La Liga de Perdedores. El jefe Sinuhé no se encontraba a la mano, estaba haciendo lo que los jefes hacen: pulir una placa con su nombre y puesto mientras se masturban viendo una foto de Clavillazo en alguna bodega del gobierno.

- Señores, – habla fuertemente la Conejita Blanca, parándose en medio del lugar - Hutz me hizo una recomendación, que aunque creo es más reveladora de su ineficiencia como abogado, acerca de hablar con ustedes, previo a que hagamos oficial la demanda. Pienso que, en ausencia del jefe, podemos llegar a un arreglo… 

- Muy bien – interrumpe Boomerang – ofrecer una disculpa lo arreglará ¿cierto? No sé cuál es tu problema (aparte del de vestirte como una conejita de playboy) pero no me importa: discúlpame Dodson… ¿aahh? ¿Satisfecha? Ahora, discúlpame, pero debo irme, mis aguacates no se comerán solos. 

En un impresionante acto de valor (inusual entre los de su clase), Hutz se para en la puerta impidiendo el acceso a la salida a Boomerang, éste, sin inmutarse, arranca un botón de la manga de su saco y, luego de ponerlo entre su dedo índice y pulgar, lo expulsa pegándole entre los ojos (un espacio muy pequeño recordando cómo es Hutz) al abogado que ni grita, nomás se desploma. La Conejita es ahora la que hace el sutil acto de tensa agresión y arroja su bastón cruzándolo entre las manijas de la puerta. El Capi Cavernícola se emociona, como buen ser primitivo conoce muy bien las tácticas de amenaza donde la chocante verbalización no se interpone. El Capi Cavernícola gruñe mientras brinca en su lugar, está contento, está viviendo la emoción, es un pre verbal encantado.

- No hablaba de eso Harkness, - dice la Conejita mientras avanza hacia Boomerang, quien sin perturbarse, está de pie frente a la puerta – hablaba de una compensación monetaria. Soy amable al hacerlo antes de llevarlos a juicio. 

- ¡Estúpida mujer! – grita Boomerang mientras el Capi brinca haciendo maromas en el aire. Oolong está recargando el porcino chipo en una mesa, dormitando quedo, como el que nada debe – Estás queriendo demandarnos por olvido. ¡Te van a mandar al demonio con tu demanda, ni siquiera tienes un argumento para esta acusación! 

La Conejita extrañamente cambia su mirada. Los verdes ojos que contenían furia, ahora miran a la lejanía, a los recuerdos. Con voz grave y pausada, comienza a hacer el recuento: Fue hace mucho tiempo el que yo pasé tras las rejas y fue largo el camino hacia la redención. O sea, estoy hablando de que llegar a este lugar fue lo que me permitió usar mis habilidades con otros fines, lo cual, aunque era un tanto castrante, también me evitó muchos años más en la cárcel. Cuando llegué aquí, encontré gente como yo… básicamente perdedores, pero lo mejor de todo es que el jefe siempre fue tan comprensivo, oh, tan comprensivo. Sabía dirigir este grupo, tenía un plan, una opción para cada uno de nosotros… no era un corruptor nihilista hasta que tú George Harkness te convertiste en su operario principal… entonces él se olvidó de mí y tú también te ocupaste de eso. Oolong no podía detenerse en intentar robar mis bragas y el Capitán Cavernícola es… ¡sólo es asquerosamente peludo! Las misiones en las que comúnmente me involucraba, ahora son de otras… personas. Me volví un eco cuando antes fui una voz importante. ¿En dónde comienza el error del que vive en el presente, para comenzar a ser un recuerdo? El olvido, compañeros, es al final el mejor amigo, podemos estar seguros de que nos recordarán bonito, a los que dimos algo bonito… Pero ustedes, terceta de voyeuristas cerebrales, son el motivo principal de que yo haya sido olvidada… yo pensé… que mi lugar había asegurado… yo pensé… que mi momento había llegado… yo creí en el gobierno… que mis culpas había lavado… yo creí en el jefe… que mi corazón había sanado… y yo creí en él… una vez…

- ¡Bravo! - aplaude un emotivo Lionel Hutz - ¡Qué bonita canción señorita Dodson! ¿Sólo la improvisó? ¿O sólo es parte de un acto más extenso? Estoy seguro que nuestro artista residente, Boss, piloto del Robot Boss estará… - ¡Cállate loco! – interrumpe fúrica y deprimida la Conejita - Procederé con la demanda y todos estamos ciertos por lo que dice la Carta de Redención, ese documento que nos ha permitido a todos formar parte de este grupo. Si existe una situación como esta, que comprometa la legalidad del grupo y nuestras libertades condicionales, La Liga de Perdedores se acaba. 

- ¡Uuuuhhhh! – Exclama Oolong más despierto ahora.

Continuará 




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