“El tiempo es la única constante. Para los vivos nunca
se detiene. Para los muertos, no importa
- ¿Y
para los no-muertos?... ¡Para los no-muertos, el tiempo es una broma de la cual
reírse!”
Stephen King,
“American Vampire” No. 1, 2010
“¿Quién quiere vivir para siempre?”
Brian May, 1986
Cuando hablamos de inmortalidad,
ya sea en una fiesta de moño y corbata (en alguna graduación, boda o fin de
año) o en una reunión informal, en la barra de algún bar rodeados de amigos; o
en una charla de alcoba con la chica de la noche anterior, siempre saldrá el
tema de los vampiros: los inmortales por excelencia.
Y es que siempre nos preguntamos, con morboso
afán, ‘qué se sentirá ser un vampiro?...vivir para siempre?’. Y así, se vuelve
una especie de obsesión romántica por un tema que es reverenciado (y tabú al
mismo tiempo) en tantas culturas: Un privilegio otorgado a los diversos
panteones divinos desde el principio de la civilización. La promesa pos-mortem
para todos los fieles creyentes en tal o cual paraíso, regido por su específica
deidad cultural. El primer culpable de este interés romántico pos-moderno, fue
un novelista irlandés de apellido Stoker que sedujo al calenturiento mundo del
siglo XIX con una interesante joyita literaria llamada “Drácula”…
Abraham “Bram” Stoker nos
transportó, por primera vez, al universo sombrío y aterrorizante regido por un
monstruo antiquísimo, que de sólo pronunciar el nombre causaría el máximo
estupor en todos y cada uno de los habitantes de dicho mundo. Una mezcla entre
el terror gótico y una especie de ‘sex appeal’ que convirtió, de ahí en
adelante, al vampirismo en tema de conversación universal.
Una verdadera avalancha de
autores, de distintas partes del mundo, explotando el tema; nos han traído
variadas versiones de este mito clásico…algunas muy buenas, otras totalmente
olvidables de tan blasfemas que son respecto a las bases de la ficción
original. Aquí es donde nos topamos con cierto escritor norteamericano llamado
Scott Snyder…
En Marzo del 2010, el afamado
escritor publica un ambicioso proyecto que prometía volverse un nuevo clásico
de la literatura norteamericana…desde la trinchera del comic.
“Vampiro Americano” no solo es
una serie que se ha vuelto ya de culto entre los lectores, marca también la
primera incursión en comic de un escritor representativo del género del terror
en el país de las barras y las estrellas: Stephen King.
La serie nos cuenta las historias
entrelazadas de dos personajes disímiles: Skinner Sweet, un joven forajido del
salvaje oeste de finales de 1800 (quien me recuerda al Lestat de Anne Rice,
pero mejorado) y Pearl Jones, una joven aspirante a actriz de Los Angeles de
1925. La historia nos ubica, con tintes Darwinianos, en el origen de una nueva
especie vampírica, nacida en el nuevo mundo: el vampiro americano (Homo
Abominum Americana); más fuerte, resistente y sanguinario que las especies
europeas. Sweet es el primer espécimen de esta nueva línea de sangre, estando
solo por 45 años, hasta que conoce a una moribunda Pearl; sobreviviente de un
brutal ataque vampírico y la rescata de la muerte, convirtiéndola al ponerla en
contacto con su sangre. Es así como estos dos personajes se enlazan y siguen
variopintas aventuras a través del tiempo, encontrándose y desencontrándose en
distintas épocas y marcos históricos.
Snyder ofrece una narrativa
dinámica y atrapante, cargada de personajes que hacen sentirnos en un refrescado
estilo vampírico; mezclando lo más clásico del género con lo mejor de América:
salvaje, sangrienta y llena de un humor negro tan característico. El maestro S.
King trabaja a las mil maravillas hombro a hombro con Snyder, desarrollando de
manera magistral a un personaje tan complejo como Skinner Sweet y logrando que
lo imaginemos en cualquier momento debajo de nuestra cama, en medio de la noche
más oscura.
El arte, a cargo del brasileño
Rafael Albuquerque, no se queda atrás: atmósferas perfectas, efectos atinados y
expresiones faciales inolvidables que nos transportan desde Sidewinder,
Colorado de 1880 hasta Glendale, California en 1954; pasando por Rumania y
alguna isla en el océano pacífico en 1943, o Londres y Paris en 1954…el equipo
creativo logra hacernos desear ser realmente inmortales y acompañar a estos
entrañables personajes en su paso por el mundo y el tiempo.
Por mi parte me despido, para
seguir mi viaje tras estos nuevos vampiros americanos y el mundo amenazante que
los acecha…o era al revés? No lo sé de cierto, pero lo que si sé es que no
deseo irme sin invitarlos a sacudirse un poco aquél romanticismo de las capas,
holanes y cuellos mordidos en los callejones sombríos de algún poblado de los
Cárpatos…y refresquen sus miedos con este vampirismo a la americana: glamour,
montones de balas, Jazz, veloces chevys del ’50, Las Vegas y botas vaqueras…
Aaaahhhh, el encanto de lo
simple…
Gabo Sosa, vampiro comiquero ávido de historias inolvidables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario