Inmortalidad:
(Del lat. Immortalitas, -atis).
1. f.
Cualidad de inmortal.
2. f.
Duración indefinida de algo en la memoria de los hombres.
Fuente: DRAE
La inmortalidad es una palabra que la podemos ver desde diferentes
ángulos, hay a quienes les remite a seres que no pueden morir, de los cuales la
literatura y el cine nos han regalado varios como “Highlander: el inmortal”
(Russell Mulcahy, 1986), el malvado Pinhead en “Hellraiser, puerta al infierno”
(Clive Barker, 1987), el onírico demonio de Wes Craven, Freddy Krueger en
“Pesadilla en la calle del infierno” (1984),
los colmilludos que arrancaron suspiros a más de una en “Entrevista con
el vampiro” (Neil Jordan, 1994), o el chupa sangre por excelencia “Drácula”
inmortalizado en varias ocasiones siendo la versión de Francis Ford Coppola,
allá por el año 1992, la que más se apegó al libro en cuanto a formato se
refiere (el uso del diario de varios personajes como parte de la narrativa), ya
que el contenido distó mucho de la abominable bestia que Bram Stoker plasma en
su obra.
A estos seres que viven en la desoladora y cruenta eternidad debemos
sumar otros que, si bien no tienen la característica de no poder morir, nunca
han muerto o, cuando lo hacen, son resucitados muy poco tiempo después,
obviamente llenando el vacío temporal con personajes de relleno que dejan estos
seres al morir momentáneamente, me refiero a los súper héroes de historieta, de
los cuales muchos han pisado terrenos cinematográficos como Superman (y su
recién estrenada nueva producción a cargo de Zach Snyder con un guión del
aclamado director Christopher Nolan, quien también nos trajo otro de los
grandes del cómic como Batman), en la lista también figuran Spiderman, Linterna
Verde, Thor, Iron Man , los X-Men, entre muchos otros que no envejecen con el
paso de las décadas como el carismático y amigable vecino Peter Parker, que no
ha visto crecer sus arrugas. Como en algún momento Frank Miller se atrevió a
delinear en un desgastado Bruce Wayne en la novela gráfica “Batman year one”,
en la cual basó Nolan buena parte de su contraparte fílmica en “El caballero de
la noche asciende” en el 2012, película en la que conoce al malvado Bane quien,
en el cómic, deja en silla de ruedas a Bruce después de quebrarle la columna
vertebral.
Otra forma de entender la inmortalidad es la que propone Milan Kundera
en su novela “La inmortalidad”, publicada en el año 1988, en esta plantea la
idea de que esta no necesariamente tiene que ser la vida eterna la forma en que
se manifiesta, sino que hay otras formas de alcanzarla aún después de la
muerte, y esto gracias a la obra de una persona, como los grandes músicos
europeos Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig Van Beethoven, los cuales también han
sido inmortalizados por el cine, el primero de ellos tuvo su obra culminante la
realizada por Milos Forman en 1984, en
las que cuenta todas las penurias que tuvo que pasar el autor así como la
depravación, cual rockstar contemporáneo, tuvo cuando le llego la fama. Aunque
ese gusto fue muy efímero ya que la gente no logró entender el gran genio que
poseía el joven austriaco, también pudimos adentrarnos en las terribles
neurosis de Beethoven así como su forma poco ortodoxa de hacer música en
“Beethoven: el inmortal” (Agniezka Holland, 2006), interpretado por Ed Harris,
actor que también dio vida a otro inmortal, en este caso de la pintura, como
Jackson Pollock en “Pollock” (2000) película que el mismo dirigió, y que cuenta
la vida de este controvertido pintor quien tuvo la fortuna de trabajar con
Picasso y David Alfaron Siqueiros, y que se hiciera famoso por su atrevida
forma de pintar.
Otros artistas norteamericanos también han hecho su debut fílmico como
Andy Warhol y Basquiat, el primero de ellos incluso coqueteo con el arte
cinematográfico al realizar varios cortometrajes e incluso actuó en varias
película entre los años sesenta y ochenta, década en la que vio su muerte en el
año 1984. En la ficción también ha aparecido bajo la interpretación del
camaleónico David Bowie en la película “Basquiat” (Julian Schnabel, 1996) que
cuenta los inicios como artista callejero de Jean Michel, quien a la postre se
convertiría en uno de los pintores más importantes de América del Norte, del mismo
Basquiat también encontramos un documental de reciente manufactura,
“Jean-Michel Basquiat: the radiant child” (Eric Martin & Louis Vossen,
2010) el cual incluye una entrevista con el pintor, así como pietaje de videos
caseros del momento en que creaba una obra, así como de sus apasionados
encuentros con quien sería su eterno enamorado Andy Warhol; y si de artista y
pintores hablamos no podemos dejar de lado nuestro sentimiento latino,
encontrando en Frida Kahlo a la mujer ideal para esto, con una vida llena de
dolor el cual va implícito en buena parte de su obra pictórica, la película
“Frida” (Julie Taymor, 2002) e interpretada por la mexicana Salma Hayek, da
cuenta de los sufrimientos que pasó, así como de la agitada relación que tuvo
con Diego Rivera, y todas las desventuras que tuvo que vivir la famosa artista
mexicana.
Hasta ahora, el cine ha contado la vida de estos seres
extraordinarios, que aún con sus pesares han legado grandes obras a la
humanidad, composiciones o cuadros que nunca pasaran de moda, que siguen
teniendo la misma vigencia e importancia en el mundo actual, pero también el
cine tiene su propia tela de donde cortar, teniendo en si mismo otra forma de
poder asomarnos a ese concepto que estamos intentando desglosar de la
inmortalidad, en el caso del séptimo arte podemos comentarlo desde varios
ángulos, uno de ellos es hablar de las películas que saldrán victoriosas al
paso del tiempo, cintas que no necesariamente han sido develadas por un gran
director, en ocasiones, grandes cintas han surgido como lo que a los gringos
les da por llamar “One hit wonder” (algo así como “primer y gran único éxito”),
en este sector encontramos películas como “La bruja de Blair” (Daniel Myrick
& Eduardo Sanchez, 1999) – que muy a mi pesar ubicó en esta lista no tanto
por su contenido sino por lo que generó en su momento, así como en el asentar
las bases para la creación de las subsecuentes películas de terror o ficción
que apostaran por la llamada docu-ficción (mezcla entre ficción y documental)
-, o el fabuloso thriller “La noche del cazador” que fuera la única película
que dirigiera el ganador del Oscar como actor, Charles Laughton en 1955, la
perturbadora “Donnie Darko” (2001) de Richard Kelly, director del que se
esperaba más, quedará como una muestra para la posteridad de una mente
siniestra encarnada en un joven noventero, o el romance neurótico y conflictivo
que viven Joel y Clementine en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”
(2004) de quien parecía iba a convertirse en el gran director, Michel Gondry,
pero que decepcionó con sus subsecuentes trabajos.
Afortunadamente estos casos son los menos, y no por restarle
importancia a las películas, sino por la falta de continuidad, en cuanto a
niveles de calidad, por parte de los directores, pero hay otros que se cuecen
aparte, y son ellos quienes han logrado crear la combinación perfecta, grandes
historias, grandes actuaciones y grandes directores, el resultado sólo puede
ser una obra maestra, una película que será estudiada, recordada, criticada,
menospreciada, todo lo bueno y todo lo malo, pero algo es seguro, nadie le
quitará su lugar en la historia del cine mundial, y es por eso que mencione la
fortuna como una seña de gratitud ya que hay muchas películas y muchos
directores compartiendo sitio en este lugar que para muchos ha sido
inalcanzable.
Sería muy extensa la lista de películas y directores que se han
consolidado como iconos y modelos a seguir dentro del séptimo arte, buena parte
del globo terráqueo tiene cabida en este apreciado y codiciado lugar, desde el
mexicano Ismael “el indio” Fernández, hasta el polo opuesto con el oriental
Akira Kurosawa, no olvidando a los maestros del cine occidental como John Ford
o David Wark Griffith, sin olvidar a los grandes directores a los que dejaron
escuela y siguieron perfeccionando el oficio cinematográfico, como el inglés
Alfred Hitchcock de quien podemos decir puso los estándares narratológicos y
estéticos del cine de suspenso, e incluso del cine de terror. En Europa la
situación no fue ajena a la tendencia norteamericana de innovación y la escuela
francesa se aventó a crear la famosa, y también polémica, Nouvelle Vague, con
Francois Truffaut, Claude Chabrol y Jean-Luc Godard liderándola, en México
también surgió una tendencia a la que se le conoce como la “Época de oro” del
cine nacional, con directores como el mencionado “indio” Fernández o el español
Luis Buñuel.
Ni las latitudes, ni los hemisferios han sido barreras para que el
cine se postule como uno de los emblemas mundiales en cuanto a arte y medios de
comunicación se refiere, los grandes directores antes mencionados cuentan en su
curriculum con grandes obras fílmicas que pasarán a la posteridad y que han
servido como fuente de inspiración para muchas otras, tal es el caso de “Los
siete samurái” (1954) del japonés Kurosawa y que inspirará la versión gringa de
vaqueros “Los siete magníficos” (John Sturges, 1960), algunas han sido copiadas
en su totalidad, como sucedió con la magnifica obra de Alfred Hitchcock
“Psicosis” (1960) que tuvo su remake en 1998 de la mano de Gus Vas Sant, otras
películas han tenido el honor de ser consideradas como parte de lo que se conoce
como “Memory World Programme” (“Programa de memorias del mundo”) siendo el
retrato decadente y visceral de la creciente y urbanizada Ciudad de México
en “Los olvidados” (1950) de Luis Buñuel
y la crítica a la alienación que el maestro del denominado impresionismo
alemán, Fritz Lang, hace con “Metrópolis” (1927), estas dos cintas tuvieron el
privilegio de ser las primeras en ser elegidas para inaugurar esta lista.
En algunos casos ciertos filmes causaron tanta polémica y conmoción
que vieron en la censura a un poderoso rival, casos como la violenta “Naranja
mecánica” (1971) de Stanley Kubrick, tuvo que lidiar con prohibiciones en
varios países ya que, según sus censores, la película invitaba e incitaba a los
jóvenes a seguir los salvajes pasos de su protagonista Alex, estas
prohibiciones fueron plato común en los Estados Unidos gracias a la creación de
un código moral denominado “Codigo Hays” que orillaba a los cineastas a tratar
temas polémicos o tabú con ciertas consideraciones, teniendo que proyectar la
película antes de su estreno a un grupo de personas encargadas de la regulación
de contenido, sin embargo, la creatividad salió a flote, la antes mencionada
“Psicosis” libró satisfactoriamente este proceso, así como la maravillosa “El
hombre del brazo de oro” (1955) del gran director Otto Preminger, y con la
fabulosa actuación de otro inmortal, tanto de la actuación, como de la
música, Frank Sinatra, quien interpreta
al adicto a la heroína Frankie Machine, creando uno de esos personajes que
difícilmente pasaran moda.
Con esto en mente me propongo a abordar el último punto de esta
columna, las grandes interpretaciones que nos han legado maravillosos actores,
que han sido guiados con maestría por grandes maestros del cine clásico y
actual, tal es el caso de Al Pacino, quien interpretó de forma sobresaliente la
vertiginosa vida de Tony Montana en “Cara cortada” (Brian De Palma, 1983) o al
poderoso capo Michael Corleone en la gran película de Francis Ford Coppola basada en el libro de Mario Puzo, “El padrino”
(1972) al lado de otro grande de la actuación como Marlon Brando, quien dio
vida a Don Vito Corleone y que trabajaría con el mismo director para crear una
de las grandes películas de guerra con “Apocalipsis ahora” (1979), cinta que
aborda el desquiciamiento psicológico que produce la guerra y que estuvo
plagada de contratiempos durante su rodaje.
A este selecto grupo de actores podemos incluir al preferido de otro
gran maestro del cine como Martin Scorsese y su innegable actor de cabecera
Robert De Niro, quienes entregaron poderosas historias en conjuntos como
“Calles peligrosas” (1973), “Toro salvaje” (1980), “Buenos muchachos” (), “Cabo
de miedo” (); estos y otros muchos otros actores han dejado escuela para las
futuras generaciones, el legado que dejan muchos de ellos ha sido copiado por
millones de jóvenes y adultos a nivel mundial, todos en algún momento quisimos
ser como ese muchacho rebelde e intrépido llamado James Dean, viviendo rápido y
muriendo joven, quien con una frase engloba a la perfección todo lo que he
intentado exponer hasta ahora “Dream as if you´ll live forever. Live as if
you´ll die today” (“Sueña como si fueras a vivir por siempre. Vive como si
fueras a morir hoy”), siendo esos sueños las grandes obras fílmicas que grandes
directores, actores, músicos, productores, y todo el personal que trabaja para
crear una película nos han dejado, que a pesar de que muchos de ellos han
muerto, su lugar en la historia esta seguro, esa historia que persiste y
subsiste a la memoria y al paso del tiempo, que viaja a través de los años, las
décadas, los lustros, los siglos y los milenios de la mano de la inmortalidad,
buscando personas extraordinarias que se atreven, que se avientan, que no
tienen miedo, que logran vencer la adversidad para unirse al eterno viaje al
que muchos intentamos aspirar.
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