Dos tipos sentados en una banca
de una oscura institución, esperando, uno de ellos, evidentemente más inquieto
que el otro. El neuras, un tipo barbado de mediana edad, cargado de suéteres y
chamarras que mira constantemente a un relajado y sonriente negro de dos metros
de altura, vestido con unos groseros shorts de los que se usaban a mediados de
los 70, de basquetbolista de
mediados de los 70. El sonriente tipo sólo está cruzado de brazos con sus
piernas extendidas, mirando a la nada.
-
Carajo,
bueno Gizmo, ya dímelo ¿cómo funciona?
– espeta repentinamente Sinuhé, líder absoluto de la Liga de Perdedores – dímelo por favor –
-
No lo sé
jefe – contesta sin dejar de sonreír, sin moverse siquiera Gizmo Man,
otrora miembro de los Globetrotters – sólo,
funciona y ya
-
Pero no es
así, o sea ¿por qué, por qué, por qué? ¿Lo deseas? ¿Lo mentalizas? ¿Son cosas
que tienen que ver con alteración de la probabilidad? ¿Es algo místico?
-
No, no, no
jefe… quiero decir… no lo sé – confiesa Gizmo rascándose la cabeza
confundido – simplemente sucede, yo
meto mi mano y algo útil sale, la verdad es que ni siquiera me quiero enterar
qué hay ahí dentro. No me podría concentrar en el básquet si pensara en todo
eso – en ese momento de su extraordinario afro saca un par de vasos
desechables unidos en la base por un hilo y se lo entrega a Sinuhé-
-
¿Ves? ¿Qué
significa esto ahora? ¿Por qué siquiera me lo das? – increpa Sinuhé
agitando los objetos y mirando al afro de Gizmo – tan solo tu corte es ridículo, es como un matorral, qué digo matorral,
es como la copa de un sauce llorón y lo que más me… ahh… yo… lo siento Gizmo
¿sabes? A veces sólo quisiera juntar mis zapatillas rojas mientras repito “no
hay lugar como el hogar” y despertar de todo esto, de vuelta en mi cama. Sólo
estoy preocupado, no sé para qué la Comisión de la ONU me mandó a traer. Estaba
tranquilo puliendo la placa con mi nombre, pensé que de eso se trataba todo…
Gizmo ahora se recarga y mira sus
zapatos. Le gusta el color rojo, sus tenis eran rojos cuando jugaba basquetbol
y era uno de los mejores en el mundo.
– Me gusta el color rojo jefe… la gente
de la ONU están justo detrás de estas paredes ¿no? Parecen muy metidos en lo
suyo –
Gizmo mira los objetos que le dio
a Sinuhé y éste pronto y no sin una pequeña duda apoya uno de los vasos en la
pared y el otro en su oreja. No queriendo pensar en lo estúpida que era esa
acción, se concentra y logra escuchar algo que lo saca de su anterior ánimo. – Vámonos Gizmo – dice después de unos
segundos de atenta escucha – al hotel por nuestras cosas y llama al Hombre
Puerta, lo necesito ya. Gizmo se levanta de su asiento mientras saca de su
cabeza un teléfono celular. Gizmo adora
tener todo lo necesario a la mano.
Mientras tanto, en la base de la
Liga
-
Bien, ¿qué
es la Carta de Redención?
Hutz se toma el cuello de la
corbata, suda, no es inadvertido para el entrevistador, el de la cámara se
mueve continuamente por aguantar la risa. La vida de Hutz no es fácil, nunca lo
fue y no apunta a serlo algún día: La
carta de redención es el documento que expidió… este organismo para que los
supervillanos que se adjuntaran a esta… asociación… uhh…pues, los “errores” de los supervillanos fueron
perdonados si servían a… esta… uh… bueno, los héroes aquí, lo que hacen es…
ehhh, ser como sus oficiales de libertad condicional… de este… uh, grupo…
-
Está bien,
sabemos que son un grupo de operaciones especiales que convocó una comisión evaluadora
por parte de todos los gobiernos del mundo… es decir, de los que están con la
ONU. Lo sabemos, estamos haciendo este documental enviados por ellos.
Hutz podrá ser un gran tarado,
pero está muy incómodo contestando preguntas. Piensa que si este documental
sale bien, habrá una buena impresión de todos hacia él, pero ahora mismo está
muy nervioso (como siempre que no está inconsciente), así que opta salirse por
la tangente, lo que sea que eso signifique. ¿Sabe?
– gesticula titubeante – nosotros tenemos
un asesor… un gran asesor… y sin
duda, su elocuencia abarca más los quehaceres de nuestras operaciones.
Permítanme guiarlos por favor.
Así, el equipo se dirige entre
los pasillos de metal con adorno rocoso, laberínticos, con recovecos confusos,
pero, pareciera que, dentro de toda su ineptitud, Lionel Hutz los conoce muy
bien, tanto que su personalidad temerosa se ve disminuida conforme avanza. Se
para frente a una reforzada puerta de metal. Jala un gancho que sirve para
tocar la puerta. Aquí, Hutz titubea brevemente y pega en el metal logrando un
eco chocante. La puerta se abre y al entrar, sentado en un humilde camastro se
encuentra un individuo cubierto del cuello a los pies con una especie de manta
gruesa. Sólo sobresalen sus dedos, entrecruzados, como en una postura de
meditación. La cabeza es la de un indio sudamericano con corte de cabello como
de Príncipe Valiente y una mirada tosca que mira hacia abajo. Con un acento
amable, les pide que pasen y a Hutz le agradece: Lionel, gracias. No te sientas mal después. Hutz abre la bembota y
cierra rápidamente la puerta. El crew
se establece y el entrevistador sonríe mientras dice: así que tú eres El Dorado. Creíamos
que era más difícil dar contigo. Parece que… no todos son tus amigos aquí. Pero
sabemos que eres el mejor en este lugar, como una especie de semidios. Teniendo
eso como antecedente, seguro ya sabes quiénes somos.
El tipo sin subir la mirada, sin
moverse un poco, sólo dice: No, no sé
quiénes son. Pero sé lo que quieren. Sé que van a fracasar.
El hombre de la cámara, desmonta
ésta de su atril y con un pequeño clic en su costado, se transforma en una
especie de arma: Con que ves el futuro
¿eh? – le espeta sonriente el hombre - ¿Y
esa es tu especialidad? ¿Qué más sabes hacer?
El Dorado alza la mirada y contesta
con ecuanimidad: No, no veo el futuro.
Pero es obvio lo que sucederá una vez que lo piensas. Ustedes van a fracasar. El
Dorado se levanta y alza los brazos para que la capa caiga. Ante el estupor de
los cuatro individuos que sostienen armas y le apuntan. El Dorado revela su
vestimenta: tiras de oro puro colgando de su cuello, bling bling con el número
42, una pequeña calavera ajustada a su cuello, bóxers en sus nudillos con las
inscripciones LOVE en una mano y HATE en la otra. Un peto de oro puro, semiredondo,
grueso como lingote, recostado, descansando sobre su bronceado plexus.
Garigoles precolombinos, inscripciones incaicas y acabados cromados que
reflejaban la escasa luz del lugar. Un taparrabos con las mismas
características del peto y reforzados con pequeñas tiras de un cinturón con
hebilla de garras con el rostro de un ídolo, tallado concienzudamente. Las
botas no desentonan y tienen protección en la punta, una placa de metal
plateado brillante, remachado con sendas tuercas con todo y rondana, el único
elemento de toda su vestimenta que no brilla dorado. El hombre se dirige al
centro del lugar y tras conservar unos segundos una pose quieta e imponente con
sus dos manos levantadas como si acabara de lavarse las manos, un beat
inesperado comienza, un sample de intriga, lento y no ausente de cadencia,
llena la sala y El Dorado se prepara, en un delirio de bondad bondage e
iluminación y chutzpah, a dejar claro quién es él:
Conservo un bajo perfil
te puedes
echar a reír
pero cuando me conoces eres servil
El Dorado soy yo, NO, no bastará
cuanto puedas aprender,
no NO,
ostentarás
conocimiento de este poder.
Los días, los años y las eras
significan nada
el teatro de la vida
lo represento con todas las entradas
miles de obras todas agotadas
y las actúo con filigrana
Esto es fatal, soy un
animal, ¿¡no sabes que soy inmortal!?
¡Inmortal, no conozco
el final
no puedo aparecer
yerba en tu bolsa ni billetes en tu cuenta
pero no muero, no puedo morir!
YIEH! Hijoputa feo!
Soy inmortal, sé que te pone mal
no me pondré
filosófico ni a disertar
cuando vives tanto, es vano el bla, bla, bla
como vana es la idea
de querer perdurar
Sí, that´s right… tú… en tu vida,
eso quieres, quieres dejar huella, no estar en soledad, vivir tus años y en las
mentes navegar. Te lo digo homes, eso no es ser inmortal, sólo eres un
pensamiento eventual, un recuerdo que se va a borrar.
Siempre que te digan
que estarás vivo
en
sus corazones
es una forma amable
para esos cabrones
de decir que no
importas más
¡Porque NO eres inmortal! ¡NO eres inmortal!
Es pena y gracia, ascender a la
historia como desconocido
De las altas montañas a los bajos
estilos
Tan larga mi barba y tan escaso
mi destino.
Si te preguntas mi falta de interés
no es difícil
sólo piensa al revés
cuántas vidas vi morir
just do
the math boy, future means nothing to me!
YIEH BUOOYYY!!!
En ese instante un cachazo pega
en la barbilla de la impresionante revelación del hip hop, El Dorado para
tumbarlo.
En la sala de entrada,
encontramos un número similar, pero es la Conejita que continúa con la perorata
del capítulo pasado, su escaso público lo nota ¡ha aumentado más letra con
exquisita melodía a su lamento musical!: ¡Yooooooo,
yo te amabaaaa, ahoraaaaa no quiero nadaaaahaaaaa!
En ese momento, con un estruendo
enorme, parte del muro cae. Entra Ram Man acompañado de un portal del Hombre
Puerta quien cae al piso extenuado y Sinuhé puteando al enano de los Masters of
the Universe: ¡Cabrón, me la van a
cobrar! Acompañado de Gizmo Man quien inocentemente buscaba encestar un
improvisado balón de piedra en algún aro. Sinuhé no entiende por qué la
Conejita yace sepultada bajo piedras. Hutz aparece corriendo sin rumbo en la
escena. El jefe innegable ahora grita a los presentes: ¿Quiénes están en la base? ¡Necesito que vengan todos, Oolong, te
necesito aquí, Hutz, localiza a los miembros de la liga que puedas, Esclavo,
tráeme unas galletas Emperador, todos a la habitación de El Dorado!
La pequeña troupe de perdedores entra corriendo a los pasadizos laberínticos
que llevan a la habitación del apreciado El Dorado: Ram Man por más saltos que
pega no logra cubrir mucha trayectoria, pero en el momento final de un certero
(más o menos) tope, derriba la puerta de los aposentos de El Dorado. Al estar
en la entrada, todos ven que El Dorado está siendo llevado a un portal detrás
de los cuatro individuos que buscan llevárselo lejos. El grito de guerra de
Sinuhé es único, retumba con fuerza y raudos Gizmo, Cap. Cavernícola y Ram Man
se arrojan. Oolong está a un lado del jefe quien también entra a la refriega
como el borras, bien a lo pendejo. Los secuestradores no miden la consecuencia,
disparan en esa oval caverna sus armas. Nada pendejo el Cap Cavernícola sale
hecho madres, Gizmo Man ha conseguido de su afro un escudo gigantesco donde se
arrincona Ram Man y el jefe. Ram Man brinca y busca acción pero es rebotado por
la fuerza de los rayos. Una parte se derrumba por los impactos y el riesgo de
colapsar tan bonita recámara de El Dorado, lleva a los villanos a empujar a
éste al portal y brincar ellos, cerrándose tras de sí. Hutz llega justo con los
refuerzos que halló en el lugar: una accidentada Conejita Blanca, Cap.
Boomerang y el buen doctor Zoydberg. Aún así, el escenario pinta desolador. Los
cuatro desconocidos lograron llevarse a El Dorado. Sinuhé, aún tirado en el
piso, aún decidiéndose si entregarse al delirium tremens o a dar palabra al
respecto, levanta la mano deteniendo los lamentos de los ahí presentes. Gizmo
aún así, persiste: Jefe, ahora sí nos la
hicieron buena… ¿qué pasó? Boomerang da un paso al frente, respalda a Gizmo
muy a pesar de su xenofobia: Sí, ¿qué es
lo que está pasando? ¿Cómo es que estos tipos son nuestros enemigos? Traían
toda la acreditación de la ONU, yo mismo la revisé ¡y yo no me equivoco!
¿Entienden? ¡No es mi culpa! ¿Eh? ¡¿Ehhh!?
Calma Boomerang – interviene claramente el líder – nuestros enemigos son ellos. Esta
secretaría, comisión, organización, lo que madres sea de la ONU… son ellos en
verdad. Pudimos saberlo este güey y yo… pero no nos han ganado, no por el
momento.
Boomerang cruza los brazos y
logra su mejor mueca de hartazgo: pues
como podrás ver, se llevaron a ese sudaca de El Dorado, la fuerza más imponente
de la Liga como tú le dices y no sabemos ni a dónde. Yo creo que ya nos dieron
en la madre.
Cállate cabrón – insta Sinuhé – mirad…
a ver Puerta ¿onde andas?
El Hombre Puerta da un paso
adelante y sale de un muro que estaba apenas visible. Tenemos una sorpresa señor Harkness – comenta cordial a Boomerang –
El señor El Dorado está aquí – ondeando
su mano, se pega a otro muro. ¡Este recabrón sustituyó al portal donde
arrojaron a El Dorado, escondiéndolo detrás de uno de los muros de su recámara!
El Dorado se levanta y pide que lo desaten, que es muy penoso verse todo medio
sabe qué modo. Aún así, el resto de los ahí presentes, como Ram Man quien, con
todo y sus limitaciones, quieren comprender quién fue entonces el que se
llevaron los maleantes, ya que ellos también entraron a un portal con todo y El
Dorado.
Esa, mis estimados culeyes, es la clave para saber en dónde están estos
ojetes y saber qué se traen con nosotros nuestros jefes.- sentencia un
enardecido y ya a medios chiles líder de la Liga - Y de aquí vemos quién se va a chingar a su madre más pronto. Esto ya
es la guerra. ¡La guerra!
Continuará...
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