jueves, 14 de agosto de 2014

DISTOPÍA PRESENTA: ESPERANZA


“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta”
Federico García Lorca

¿Cómo describir el sentir de la esperanza? Quizás trate de la fe en la humanidad al buscar la firme consecución de una sociedad ideal o acaso sea la férrea creencia en la realización de los mejores mundos posibles. Hoy pudiera decirse que estamos faltos de esperanzas reales y sobresaturados de promesas en el más allá. Porque seamos claros, esta virtud que tan bien nos define y nos separa del análisis frio de la máquina, es voluntad de poder en el vivir y no una ficción para la muerte. Es decir, el derecho a la esperanza se construye día a día en base al esfuerzo del espíritu humano y llega a tomar existencia propia o factible, gracias a nuestra actuación en su parto ¿De qué sirve por lo tanto una esperanza en una lejana irrealidad si no nos impulsa a superar nuestra condición actual de abulia? La esperanza es para la vida, para regenerar el tiempo y afrontar todo aquello que el futuro nos depare. Empero, desde hace mucho en el ocaso de las utopías del siglo XX, la confianza en el mañana ha ido disminuyéndose, no así para los aun propulsores de la ideología del progreso y la razón instrumental. Las crisis de todo tipo en este nuevo siglo nos han mermado en demasía y como resultado, el mundo no responde a una causa en común, sino a múltiples demandas.

Si bien sería erróneo el hacer una analogía con el pasado escatimando los avances en el desarrollo global, también es cierto que hay situaciones -al parecer- irremediables y otras desalentadoramente inéditas. Se percibe entonces, una ansiedad generalizada no tan sólo por el mañana, sino por el mismo presente confuso. Calmar esa bestia interior se ha vuelto prioridad para las sociedades contemporáneas quienes trágicamente, han comenzado a dar síntomas del Terror de la Historia. Dicha fobia ancestral enraizada en la conciencia humana, alude al miedo de asumir los acontecimientos históricos sin un fin en específico o significado real en el horizonte temporal. Explicándolo de otra forma, se vive únicamente para el hoy, pues nuestro fluir en el tiempo carece de un sentido claro al no haber una comprensión final del porqué en la naturaleza de los hechos. La existencia por lo tanto, es advertida como una serie de circunstancias controladas por el azar o en su defecto, por manos invisibles las cuales si tienen en su poder el trazo y rediseño de las coordenadas en nuestro destino.

Siendo así, espectadores o víctimas de la complejidad de los sucesos – aun cuando esta condición siempre nos haya asistido- el vacío se vuelve viral… y la esperanza se agota. Se agota en nuestro discurrir, cuando se usa como moneda barata con fecha de caducidad en los miasmas de la política. Se extingue en su mercantilización al ponerla en héroes fabricados por la publicidad y la mercadotecnia. Se prostituye con ella en el negocio de la religión organizada. Y finalmente se tuerce y envenena, al canjearla por un imaginario –creencias, ideas e imágenes- más superfluo e ilusorio, un imaginario decadente o de aparador (de disfrute y gozo) ¿Realmente en estos momentos hay esperanza o imaginamos tener una? ¿Qué es albergar una esperanza autentica?

Demos paso a las esperanzadoras opiniones de nuestros colaboradores, a ver qué dicen ellos:

¿Qué tan difícil es tener esperanza? ¿Qué tan innegable es la voluntad? Roberto Juanz en sus Líneas Flotantes nos enfrenta a estos cuestionamientos de los cuales derivarán posturas ideológicas; comprendiendo que la esperanza está alejada del pensamiento y se ubica particularmente en un sentir, aquél conllevado en la transformación, en la construcción del propio ser que busca en el futuro una  condición distinta a la de su presente.  Este presente en donde la esperanza es objeto de aparador, cápsula instantánea que sanará el malestar, desgraciadamente la  experiencia es no amiga de estas artificialidades.  Recorre la especulación de tal sentir en sus antesalas (no sus contrapartes): el dolor, la derrota y la pérdida, en las que según nuestro colaborador yace la luz ante el abismo, la náusea y la irracionalidad a la voluntad.

Paco Payán en La Caja de Abalorios no introduce en las letras de un pesimista que busca  contraponernos con nuestro propio pesimismo. La condición de reflexión que nos expone nuestro colaborador estará puesta en el diario vivir, en aquel que en letras –de apreciación y conformación- nos demuestran que en el compartir del pensar y en el construir horizontes habrá siempre un pleno de esperanza. La laceración es la mejor forma de despertar, y si ésta se hace acompañar de letras, de autores (El idealista y el perro, Guillermo Fadanelli) que nos agitan, que nos espejean, los resultados pueden sumergirnos en la introspección que bebe de esta realidad que, muchas veces estamos negados a ver.  Enfrentémonos pues.

El séptimo sello de José Huerta nos trae una recomendación que ahora,  vista desde estos tiempos es una esperanza -la historia como tal lo es- en la meca del cine y sus discutibles productos. Nuestro colaborador decide introducirnos en la quizá, única condición humana más sincera: la redención. Y es por ello que primero “redime” a un autor literario que mucho se le ha criticado de responder a fórmulas, su fórmula. Stephen King  se redime con ese pequeño relato que se hizo gran filme: Sueños de fuga. Vivir con la culpa de no ser culpable se convierte en tarea insostenible, a menos que, como nos menciona nuestro especialista, la esperanza siempre se ha tratado de mantener la cordura, el valor.

Porque los asesinos también tienen esperanza: la esperanza de vengarse, la esperanza de ver arder al mundo,  la esperanza de convertirse en la desesperanza de los sueños de los años 60. Cereal  Quiler´s a cargo de Jesús Orlando García nos revela un historia por demás revelada, pero que siempre nos lleva a pensar, qué idea, qué factor y qué intención ésta de armar una comuna hippie y luego convertirla en una familia con claras intenciones sádicas y asesinas. Eso es y más la familia Manson,  demos paso a conocer más de ellos, de su líder Charles Manson, el pequeño hombre que se convertiría en el referente de la desesperanza en un mundo en donde todo parecía cambiar, así fue.

Spqr de Lorena Rivera nos describe un ángulo de la esperanza al cual no se le resta sinceridad alguna. Porque al hablar o escribir de esperanza se presta en diversas ocasiones al engaño de esa fortaleza. Y partiendo de esa sinceridad que caracteriza a nuestra colaboradora, así como su ánimo por el simbolismo, ésta nos lleva en una revisión iconográfica de los primeros artistas mediterráneos, después con los greco-romanos, los judeo cristianos y por último los griegos. Reconociendo en cada una de estas culturas alegorías en las que podemos identificar nuestra esperanza en lo que ocultamos, en lo que pretendemos y en lo que deseamos. Te invitamos a que te reconozcas en estos lares, en estas fortalezas irreales y reales.

Goodbye Cruel World  de Hansel Toscano cuestiona la veracidad de la esperanza en un mundo que se desquebraja, un mundo que ha decidido colocar sus expectativas en el insincero  grupo de líderes, en religiosos sin fe y en mercados que han aniquilado el espíritu, otorgándonos una irrealidad en la que descansamos despreocupados (la anestesia colectiva y la sobreexcitación de las emociones son eje central de tal desidia). En tanto, nuestro colaborador nos habla de la fortaleza del espíritu como cimiento en ese mundo que se derrumba, en esa sociedad en donde sólo algunos contarán con esa fortaleza que no promulgará utopías, sino equilibrios.  ¿No reconoces ese mundo? Deja que nuestro colaborador te muestre.

Onomatopeya de Agustín Güiris  nos trae otra grata recomendación, que en letra de nuestro colaborador y especialista musical sucumbe en la construcción de una identidad no sólo de un individuo, sino de igual forma de una nación, y por supuesto de una banda tan influyente como la abordada. Nos referimos a The Who con su ópera rock Quadrophenia (1973). La cultura musical sin duda es el reflejo de lo que viven sus propios autores, compositores, el contexto apropiado de esas etapas de la vida que nos dictan, nos reclaman tener esperanza, y si de esa esperanza se hace el individuo de la madurez, los resultados estarán permanentes en él, como aquel chico llamado Jimmy que sigue esperanzando a los diversos oyentes de distintas generaciones y latitudes. Lee y escucha ahora.

La liga de perdedores podrá no tener expectativas de nadita mas voluntad les sobra, el problema es dónde la colocan. En este trastornado capítulo Bertha y compañía se enfrentaran a tres tipos de cuidado; sí, incluido el Infante, un inglés y un cura;  a las mujeres se les caerán las extensiones, mientras que a los caballeros se les escapará la gallardía al saber quiénes son tales personajes. 
Sangre, cambiaformas, navajas suizas, lípidos, millones de gansitos, ceños fruncidos, ceños no fruncidos, animaloides, comediantes de mochilas azules son parte de la aventura de este capítulo traído por el no menos delirante ¿asfixiante? Pablo Sinuhé (ahora sí bien escrito) en las ya ubicadísimas aventuras de la mejor de la ligas, la de los Perdedores.

Si después de todo lo mencionado sigues siendo preso de la decidía, de la in-voluntad, no vuelvas entonces a fincar esperanza alguna en nosotros, y si no, comienza por deconstruir tu futuro.

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