¡Bertha! ¡Bertha! ¡Encontré algo! – gruñe casi ahogado Chacal-o - ¡Creemos que son las rocas que cayeron justo
en la salida de Gizmo y los demás!
Bertha se dirige, exhausta hacia
donde indica el mutado canino y asoma un ojo. Está agotada, pero le parece
acertada la apreciación. Voltea hacia el este, rumbo por el que mandara
previamente a Mandril – o a iniciar la búsqueda de los otros miembros de la Liga
de Perdedores. Se recarga con su voluminoso cuerpo en un costado de las rocas,
Chacal-o esnifa: Creo que tengo algo
Bertha… ¡Creo que son ellos bajo los escombros! –
Bertha reúne fuerzas, Chacal-o y
Mandril – o también se agrega. Levantan las piedras más próximas e insertan
pedazos de metal retorcido para que sirvan como
trabes y pilares improvisados y el resto del escombro no se desplome. En
eso están cuando Hombre Puerta recupera la conciencia. Bertha se dirige
rápidamente a él y lo levanta, abofeteándolo con la fuerza que le dan millón y
medio de gansitos como dijera Molotov y arrinconándolo en la pared más próxima:
¿En dónde están Sinuhé y Oolong, Puerta?
¡Es importante saber en dónde los dejaste, los necesitamos, si el Ejército y el
Consejo de Seguridad de la ONU los encuentran, van a matarlos! Puerta aún
aturdido, intenta establecer contacto con sus coordenadas en el muelle en
Ginebra, pero no ve rastros de Oolong. Regresa a donde está Bertha: “N- no hallo a Oolong… apenas pude echar una
mirada señorita Bertha… no sé qué pudo… oh, no”
“¿Qué pasa? – inquiere bufando la gorda – contéstame Puerta, no estamos para titubeos” Pero Puerta no
responde, sólo alcanza a sollozar señalando hacia arriba en un lugar próximo a
ellos.
Entre los escombros cae la cabeza
de Oolong, sus orejas y el rabo. Chacal-o y Mandril-o detienen su tarea
salvadora para ver el horror del cambiaformas occiso. En lo alto, Hidalgo,
Infante y Lennon sonríen macabros blandiendo sus armas, irradiando aparte del
petatazo de choquilla de muerto podridón, una esencia verdosa que a Bertha le
trajo algún recuerdo, pero de inmediato ordenó a los animaloides que siguieran
escarbando mientras ella se encargaba. Los aún impactados antropomorfos sólo le
señalan a Bertha en un pequeño claro al enanazo de Ram Man surgiendo de los
escombros, más aturdido de lo común, pero con fuerza: “¿Qué, qué, qué? - gruñe con furia - ¿¡Quién la va a armar putos!?” Bertha lo observa y Ram Man se
alinea a brinquitos muy cuco él. Chacal-o y Mandril-o regresan a las labores de
rescate.
Bertha da un paso adelante y Ram
Man un brinquito. Miran hacia la montaña de escombros, ambos saben que
cualquier ataque sobre la triada occisa, podría ocasionar un derrumbe y echar
atrás los pocos avances que se lograron con la liberación de Ram Man, así que
se encuentran a la expectativa. Los muertos no muertos se dan cuenta de esta
ventaja y es el hombre de dios, don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y
Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor, quien, blandiendo la hoja afilada de su
sable, brinca hacia Bertha y Ram Man. Éste impulsa sus piernillas de llanta de
cuero viejo para darle un severo tope al sable del Medievo en una elaborada
metáfora acerca de por qué cenar hot dogs antes de dormir está muy cabrón.
Hidalgo y Costilla sorprendido ve volar su sable lejos de él. Con un mohín
voltea la mano derecha como saludo de princesa y de sus ropas extrae otro
igual…. Y otro: Veamos bestia de Satanás
hasta donde puedes llegar, porque la gracia del señor está conmigo y él no me
abandonará en este oscuro momento… he regresado de entre los muertos porque su
llegada está cerca y si he de matar a cada uno de ustedes impuros hijos de la
corona, entonces por mi persona en el primer escalón de la entrada al Paraíso,
que los mataré a todos.
Ram Man no entiende ni la mitad y
le vale aventándose otro tope derechito al cura quien lo esquiva, Ram Man se va
derecho todo sacado de onda y va a caer en los pies de Lennon, quien nada
compasivo arroja su navaja suiza directo entre los ojos de Ram Man, quien grita
agónico. Abajo, Hidalgo sonríe y se dirige hacia Bertha, Pedrito Infante hace
lo mismo, Bertha se prepara para recibir el ataque. Si bien controlar su
densidad impedirá que los ataques de las armas blancas sean efectivos, no podrá
hacer mucho con la furia guerrera de unos no muertos. Infante tiene la
determinación, tozudez y bíceps de Pepe el Toro e Hidalgo tiene las mañas, mala
onda de un cura de su tiempo, pero también la agilidad de un hombre de sesenta
años, eso no es tan bueno. Bertha lo descuenta de un manotazo, pero Hidalgo ya
no conoce el dolor ni el cansancio, diablos ¡fue asesinado por un pelotón
entero y cuenta la leyenda que el cabrón no se quería morir. Tres descargas de
los riflazos esos que parecen varas para atizar el fuego y nada. Pinche Hidalgo
tuvieron que atizarle una descarga en el pecho para que se jeteara. Ahora, un
manotazo de Bertha apenas si le hace algo. Infante al grito de Amorcito
Corazón, le hace ver su suerte a Bertha que no puede evitar pelear contra un
amo del machete y la herramienta de carpintería. Bertha puede ser resistente en
su piel, pero si recordamos que está GORDA, entonces es fácil suponer que se
cansará y mucho.
Arriba, Ram Man se retuerce del certero
navajazo, comienza a llorar porque la neta es re marica y se frota la carilla,
la sangre se le desparrama como de cuino, tan tierno y grotesco a la vez, como
una película romántica. Lennon de repente torna su gesto adusto de inglés mal
tragado y se hinca al ver el dolor de Ram Man. Su ceño no se frunce más… algo
en su interior le hace dudar y titubeando dice: Y- yo… I didn´t mean to hurt you…. I´m sorry that I
made you cry… didn´t wanna hurt you… I´m just a deadite guy…. Y
mientras se avienta el chiflidito y retira con ternura la navaja enterrada de
la jeta ya hinchada de Ram Mancito, una severa patada afelpada en la nuca, hace
que el muerto viviente de Liverpool se vaya de bruces sobre el escombro.
¡PATADA A TRAICIÓN JIPI HIJO DE PUTA! – grita una enfurecida
Conejita Blanca – ¡A CHINGAR A SU MADRE
CON SUS CANCIONES PARA PUTOS! – la Conejita se coloca frente al otrora
músico y le planta otra patada en el pecho haciéndolo caer por los escombros.
Ram Man se levanta con trabajos, pero aliviado: “¡Gracias por salvarme Conejita, el ataque de ése tipo casi me mata!”
La Conejita lo mira extrañada: ¿Te estaba
atacando? Hrm, límpiate la sangre, dime ¿Dónde está mi amor? ¿En dónde quedó?
¿En estos escombros? – patea impaciente las rocas y Mandril-o y Chacal-o
salen corriendo. ¡Un derrumbe por tanto desmadre de estos cabrones! A lo lejos
podemos ver a Lennon quitando rocas provocando el derrumbe de la última
esperanza de salvar a los miembros de la Liga que quedaron sepultados: ¡Ya
saben amigos, todo lo que necesitan es un poco… de…. AMOR! Y en ese instante, todas las rocas se caen
con Ram Man y la Conejita en la parte alta. Bertha en su delirante pelea contra
Pedro Infante e Hidalgo y Costilla apenas logra ver cómo todas las piedras
caen… esboza un gemido de tristeza y las rocas caen en avalancha sepultándola
con los no muertos.
En un escenario donde todo se derrumbó, dentro
de mí, dentro de mí, los pasos torpes y cansados del Hombre Puerta rompen el
silencio. Sus ojos de rombo buscan nerviosamente: “Más… rápido… más…” Y madres, con un destello desaparece y unos
segundos después aparece ahí mismo, esta vez sacando por su portal a la
Conejita, toda madreada y maldiciendo entre sueños. Puerta se arrodilla y mira
junto a la Conejita los cuerpos de Chacal-o, Mandril-o y Ram Man a quienes
acaba de rescatar de morir atrapados en los escombros. “Una más… más rápido… más fuerza…” y sopas, desaparece. Y de nuevo
aparece, pero su portal no alcanza para sacar el enorme chipote de carne que es
la Gran Bertha. Puerta la empuja como puede, ni siquiera puede decir si está
viva. Él se derrumba ahí mismo, pero levanta la cabeza, algo le falta.
Desierto de Libia
El portal se abre, la mano busca
algo, el Hombre Puerta se asoma: Las coordenadas son correctas – se queja - ¿qué sucede? – el débil y golpeado
Puerta asoma el cuerpo, se para en la quemante arena, con su temperatura de
sauna para obesos. No ve al jefe, voltea
de un lado a otro. Está débil pero tiene que buscarlo, probablemente no
esté lejos. Avanza sólo unos minutos, se debilita, grita el bello y sonoro
nombre de Sinuhé. No hay respuesta, necesita descanso, abre un portal con
trabajos, regresa a la derrumbada base y desgraciadamente las cosas no parece
que vayan a mejorar. Un rifle de alto poder así como los de los pinches narcos,
le apunta en la cabeza. “Levántate
lentamente culero, con las manos arriba” le espeta una voz aguardientosa.
Puerta obedece, confundido, mira a su alrededor discretamente. Sus compañeros
están todos inconscientes y esposados. De entre los militares aparece Babbage y
el pinche mariconazo loca del Pee Wee Herman. Babbage se dirige a los
militares: No nos atrasaremos más, tú,
Hombre Puerta, dime en dónde está El Dorado. Si te niegas a contestar, te
aviso, mataré a uno de tus amigos, hasta que me lo digas. Tras unos
segundos de silencio, Babbage hace un gesto al de la voz aguardientosa, que
resulta no ser otro más que Resortes Resortín de la Resortera, con una jeta más
sana y humectada que la que tenía en vida. A él le sentó bien la muerte.
Resortes apunta con su arma a la cabeza del inconsciente Chacal-o. Babbage mira
a Puerta: ¿Y bien? Puerta no
responde, mira a Babbage y luego a Resortes y luego a Chacal-o y luego a
Babbage y luego a Resortes y luego a Chacal-o y luego a Babbage y luego a
Resortes y luego a Chacal-o y luego a Pee Wee.. ugh, y luego a ¡MOCOS! El
disparo retumba, la masa encefálica o sea toda la melcocha del cráneo de
Chacal-o se desparrama en el piso. Puerta cae de rodillas al ver esto, llora
nomás que no se le ven las lágrimas porque está medio raro, pero sí sufre.
Resortes observa con sus ojos desorbitados la mollera destrozada de Chacal-o
cuyo cuerpo cayó pesadamente en el suelo. Mandril-o despierta para ver la
escena y se pone como loco. Resopla y grita y brinca como el pucta chango que
es, pero con fuerzas y pega unas patadas, no obstante es sometido y apuntado
con riflazos en la choya. Babbage pregunta a Puerta. ¿En dónde está El Dorado?...
Continuará… J
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