jueves, 14 de agosto de 2014

SUEÑO DE FUGA, LA ESPERANZA COMO FUENTE DE CORDURA Y VALOR.


Qué tanto se podría relacionar la palabra injusticia con la esperanza, tal vez de primera mano uno podría pensar que una no tiene nada que ver con la otra, los significados distan mucho uno de otro, sin embargo, muchas personas se han visto relacionadas en la primera, y no les queda de otra más que confiar en que la segunda les haga un “favor”.

Cuántas veces hemos escuchado de lo miserable e injusto que puede llegar a ser el sistema de justicia, cuántos de estos casos han tenido un buen fin, o han sido resueltos de manera digna y coherente; no es mi intención sacar números ni conclusiones sobre el sistema penitenciario de ningún país, todos tienen sus injusticias y lamentablemente muchas de ellas no han sido resueltas. La cinta “Sueño de fuga” retrata esta experiencia insoportable para cualquier ser humano, de la mano del director Frank Darabont, quien antes de esta película sólo tuvo cortos y videos, y a partir de esta cinta, con la ayuda de un gran “activo” de la industria fílmica como lo ha sido el escritor Stephen King, quien en su haber ha tenido traslaciones como la terrorífica cinta basada en una niña perturbada “Carrie” (Brian de Palma, 1976), la espeluznante adaptación que Stanley Kubrick hizo del libro “El resplandor” en 1980 y la cual fue criticada por el mismo escritor, o la sádica cinta “Miseria” (Rob Reiner, 1990), pasando por la endiablada miniserie noventera “ESO” (Tommy Lee Wallace, 1990).

Sólo por mencionar algunas de sus más afamadas cintas, aunque éste sigue creando historias para la industria hollywoodense y, por consiguiente, convirtiéndose en uno de los hijos pródigos de la industria cinematográfica norteamericana y que ha sido criticado por los círculos literarios de utilizar una fórmula que le ha funcionado en muchas ocasiones: un pueblo o villa norteamericana en la cual se presenta un suceso paranormal; tanto ha sido su éxito que el cine ha volteado a ver su obra más de 180 ocasiones para contar sus relatos, afortunadamente no todas sus historias tienen que ver con pueblos y sucesos paranormales, la desgracias humana e ineficiencia del sistema también es abordado por este prolífico escritor, y una de estas historias es trasladada al cine de manera magistral por Frank Darabont, que hilvana de forma perfecta el inicio de esta reseña, la injusticia y la esperanza, me refiero a la dramática cinta “Sueño de fuga” (1994).

La película cuenta la desafortunada historia de Andy Dufresne, interpretado de forma magistral por Tim Robbins, quien cae preso en el centro penitenciario de Shawshank por el asesinato de su esposa, después de enterarse que ésta le era infiel con su profesor de golf. Para su desgracia, el sistema lo haya culpable por ese crimen que él no cometió, y es en este momento que inicia su penuria en dicho penal en el que conoce a un hombre al cual apodan “Rojo”, encarnado por Morgan Freeman, papel que lo llevó a ser nominado al Oscar por su interpretación; “Rojo” ayuda a Andy a sobrellevar su vida en la cárcel, en la cual conoce a otros convictos entre los que encontramos a Heywood, Brooks y Tommy, este último confiesa conocer al verdadero asesino de la esposa de Andy, motivo por el cual abriga la esperanza de salir de prisión; del otro lado Dufresne conoce a los corruptos dirigentes y oficiales que dirigen el penal, entre los que están el director del mismo, Warden Norton, y el jefe de los custodios, el capitán Headley, con quienes entabla una relación “profesional” al convertirse en su asesor contable y financiero, desviando y alterando los estados financieros de ambos, eludiendo al fisco norteamericano, volviéndose una persona indispensable en la vida de estos corruptos personajes. Andy en todo momento tiene la esperanza de salir de prisión, la oportunidad de oro se le presenta cuando Tommy le confiesa que sabe quien es el asesino de su esposa, sin embargo, Andy es tan importante para desviar el dinero de los mandamás del penal que antes de que su alumno confiese la verdad, es asesinado a sangre fría con tal de mantener a Andy en la cárcel; la muerte de su amigo se convierte en la gota que derrama el vaso, y es cuando decide escapar de la prisión, no sin antes convencer a su entrañable amigo “Rojo” de encontrarse con él en la playa mexicana de Zihuatanejo .

“Sueño de fuga” es una maravillosa película, con personajes entrañables como el señor Brooks y su cuervo como mascota, las lecciones de vida de “Rojo” y su control del tráfico de objetos dentro del penal, el despiadado director del penal Warden y su secuaz el capitán Hadley, la tenacidad de Andy por mantenerse cuerdo después de tanta corrupción e injusticia, y la palabra esperanza como algo que nunca perece, como un motivante para seguir adelante pese a todas las adversidades que una persona pueda enfrentar, como esa luz  al final del túnel que anuncia la culminación de la penumbra. Frank Darabont crea una historia redonda, con interpretaciones maravillosas por parte de todo el reparto, aún cuando sean apariciones fugaces, hace que todos los personajes sean, o entrañables o detestables, aunque al final la lección para el malo es perderlo todo, y el bueno encontrar su redención en un lugar paradisiaco.

La fotografía corre a cargo de uno de los mejores ojos del cine norteamericano como lo es Roger Deakins, quien también ha trabajado con los multinominados hermanos Cohen, así como para el también ganador del Oscar, Sam Mendes, o Paul Haggis, entre otros, el recorrido visual es muy bueno, en todo momento sentimos la prisión como un pilar fundamental en la trama de la cinta, la claridad de los patios exteriores donde los reos hacen actividades deportivas o recreativas, los claroscuros de la celdas y la soledad en la que viven los presos, la penumbra de los cuartos de aislamiento donde la oscuridad y el mantener la cordura, son los únicos compañeros de alguien que por castigo es llevado ahí, la calidez y comodidad de las oficinas administrativas del penal, donde personajes corruptos despachan la justicia por propia mano, como si de una especie de Dios se tratara.

En sí la cinta es maravillosa, Darabont elige un relato corto de Stephen King de nombre, “Rita Hayworth and Shawshank Redemption”, dejando a un lado las historias de terror del escritor norteamericano, gesto que se agradece del director y que sitúa a Tim Robbins y Morgan Freeman en la estratosfera de los grandes actores noventeros de la meca hollywodense, situando al espectador en un mundo de corrupción y avaricia sin el más mínimo temor a las consecuencias, la deshumanización de quienes procuran la justicia y que más bien hacen con ella lo que quieren, un ejemplo de cómo se mueven los hilos del sistema judicial no sólo de Estados Unidos, sino de muchas partes del mundo, en los que puede haber miles de presos inculpados sin sustento, donde la esperanza parece no tener lugar, donde los paredones y los barrotes parecen una muestra de impotencia, de desesperación, pero ante tales malestares, siempre hay un rayo de luz que puede entrar por una celda, ese hilo esperanza que motiva al hombre a ser fuerte y salir airoso de cualquier atrocidad que pueda padecer, esa palabra que parece significar poco ante esas circunstancias pero que lo es todo, y que ayuda a mantener la cordura y el coraje, que no sucumbe y al contrario, toma fuerzas de la debilidad más angustiante, sensibilizando al hombre para que vea en esa luz su posible redención.

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