Qué tanto se podría relacionar la palabra injusticia con la
esperanza, tal vez de primera mano uno podría pensar que una no tiene nada que
ver con la otra, los significados distan mucho uno de otro, sin embargo, muchas
personas se han visto relacionadas en la primera, y no les queda de otra más
que confiar en que la segunda les haga un “favor”.
Cuántas veces hemos escuchado de lo miserable e injusto que puede
llegar a ser el sistema de justicia, cuántos de estos casos han tenido un buen
fin, o han sido resueltos de manera digna y coherente; no es mi intención sacar
números ni conclusiones sobre el sistema penitenciario de ningún país, todos
tienen sus injusticias y lamentablemente muchas de ellas no han sido resueltas.
La cinta “Sueño de fuga” retrata esta experiencia insoportable para cualquier
ser humano, de la mano del director Frank Darabont, quien antes de esta
película sólo tuvo cortos y videos, y a partir de esta cinta, con la ayuda de
un gran “activo” de la industria fílmica como lo ha sido el escritor Stephen
King, quien en su haber ha tenido traslaciones como la terrorífica cinta basada
en una niña perturbada “Carrie” (Brian de Palma, 1976), la espeluznante
adaptación que Stanley Kubrick hizo del libro “El resplandor” en 1980 y la cual
fue criticada por el mismo escritor, o la sádica cinta “Miseria” (Rob Reiner,
1990), pasando por la endiablada miniserie noventera “ESO” (Tommy Lee Wallace,
1990).
Sólo por mencionar algunas de sus más afamadas cintas, aunque éste
sigue creando historias para la industria hollywoodense y, por consiguiente,
convirtiéndose en uno de los hijos pródigos de la industria cinematográfica
norteamericana y que ha sido criticado por los círculos literarios de utilizar
una fórmula que le ha funcionado en muchas ocasiones: un pueblo o villa
norteamericana en la cual se presenta un suceso paranormal; tanto ha sido su
éxito que el cine ha volteado a ver su obra más de 180 ocasiones para contar
sus relatos, afortunadamente no todas sus historias tienen que ver con pueblos
y sucesos paranormales, la desgracias humana e ineficiencia del sistema también
es abordado por este prolífico escritor, y una de estas historias es trasladada
al cine de manera magistral por Frank Darabont, que hilvana de forma perfecta
el inicio de esta reseña, la injusticia y la esperanza, me refiero a la
dramática cinta “Sueño de fuga” (1994).
La película cuenta la desafortunada historia de Andy Dufresne,
interpretado de forma magistral por Tim Robbins, quien cae preso en el centro
penitenciario de Shawshank por el asesinato de su esposa, después de enterarse
que ésta le era infiel con su profesor de golf. Para su desgracia, el sistema
lo haya culpable por ese crimen que él no cometió, y es en este momento que
inicia su penuria en dicho penal en el que conoce a un hombre al cual apodan
“Rojo”, encarnado por Morgan Freeman, papel que lo llevó a ser nominado al
Oscar por su interpretación; “Rojo” ayuda a Andy a sobrellevar su vida en la
cárcel, en la cual conoce a otros convictos entre los que encontramos a
Heywood, Brooks y Tommy, este último confiesa conocer al verdadero asesino de
la esposa de Andy, motivo por el cual abriga la esperanza de salir de prisión;
del otro lado Dufresne conoce a los corruptos dirigentes y oficiales que
dirigen el penal, entre los que están el director del mismo, Warden Norton, y
el jefe de los custodios, el capitán Headley, con quienes entabla una relación
“profesional” al convertirse en su asesor contable y financiero, desviando y
alterando los estados financieros de ambos, eludiendo al fisco norteamericano,
volviéndose una persona indispensable en la vida de estos corruptos personajes.
Andy en todo momento tiene la esperanza de salir de prisión, la oportunidad de
oro se le presenta cuando Tommy le confiesa que sabe quien es el asesino de su esposa,
sin embargo, Andy es tan importante para desviar el dinero de los mandamás del
penal que antes de que su alumno confiese la verdad, es asesinado a sangre fría
con tal de mantener a Andy en la cárcel; la muerte de su amigo se convierte en
la gota que derrama el vaso, y es cuando decide escapar de la prisión, no sin
antes convencer a su entrañable amigo “Rojo” de encontrarse con él en la playa
mexicana de Zihuatanejo .
“Sueño de fuga” es una maravillosa película, con personajes
entrañables como el señor Brooks y su cuervo como mascota, las lecciones de
vida de “Rojo” y su control del tráfico de objetos dentro del penal, el
despiadado director del penal Warden y su secuaz el capitán Hadley, la
tenacidad de Andy por mantenerse cuerdo después de tanta corrupción e
injusticia, y la palabra esperanza como algo que nunca perece, como un
motivante para seguir adelante pese a todas las adversidades que una persona
pueda enfrentar, como esa luz al final
del túnel que anuncia la culminación de la penumbra. Frank Darabont crea una
historia redonda, con interpretaciones maravillosas por parte de todo el
reparto, aún cuando sean apariciones fugaces, hace que todos los personajes
sean, o entrañables o detestables, aunque al final la lección para el malo es
perderlo todo, y el bueno encontrar su redención en un lugar paradisiaco.
La fotografía corre a cargo de uno de los mejores ojos del cine
norteamericano como lo es Roger Deakins, quien también ha trabajado con los
multinominados hermanos Cohen, así como para el también ganador del Oscar, Sam
Mendes, o Paul Haggis, entre otros, el recorrido visual es muy bueno, en todo
momento sentimos la prisión como un pilar fundamental en la trama de la cinta,
la claridad de los patios exteriores donde los reos hacen actividades deportivas
o recreativas, los claroscuros de la celdas y la soledad en la que viven los
presos, la penumbra de los cuartos de aislamiento donde la oscuridad y el
mantener la cordura, son los únicos compañeros de alguien que por castigo es
llevado ahí, la calidez y comodidad de las oficinas administrativas del penal,
donde personajes corruptos despachan la justicia por propia mano, como si de una
especie de Dios se tratara.
En sí la cinta es maravillosa, Darabont elige un relato corto de
Stephen King de nombre, “Rita Hayworth and Shawshank Redemption”, dejando a un
lado las historias de terror del escritor norteamericano, gesto que se agradece
del director y que sitúa a Tim Robbins y Morgan Freeman en la estratosfera de
los grandes actores noventeros de la meca hollywodense, situando al espectador
en un mundo de corrupción y avaricia sin el más mínimo temor a las
consecuencias, la deshumanización de quienes procuran la justicia y que más
bien hacen con ella lo que quieren, un ejemplo de cómo se mueven los hilos del
sistema judicial no sólo de Estados Unidos, sino de muchas partes del mundo, en
los que puede haber miles de presos inculpados sin sustento, donde la esperanza
parece no tener lugar, donde los paredones y los barrotes parecen una muestra
de impotencia, de desesperación, pero ante tales malestares, siempre hay un
rayo de luz que puede entrar por una celda, ese hilo esperanza que motiva al
hombre a ser fuerte y salir airoso de cualquier atrocidad que pueda padecer,
esa palabra que parece significar poco ante esas circunstancias pero que lo es
todo, y que ayuda a mantener la cordura y el coraje, que no sucumbe y al
contrario, toma fuerzas de la debilidad más angustiante, sensibilizando al
hombre para que vea en esa luz su posible redención.
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