"Un día cada cien
años, Muerte toma forma mortal para saber qué sienten las vidas que se lleva,
para probar el gusto amargo de la mortalidad..."
Esta es la premisa de una
miniserie ganadora del Comics Buyer's Guide Fan Award en 1993 por mejor serie
limitada; así como le otorgó un premio Eisner en 1994 a su autor por mejor
guión. Neil Gaiman es ya un reconocido autor contemporáneo que igual ha colaborado
en guiones cinematográficos como escrito best sellers. De las páginas de su (ya
de culto) "Sandman" extrae el personaje de "Muerte", su
hermana mayor; para traernos "El Alto Coste de la Vida" (“Death, the
high cost of living”, 1993), donde un incomprendido chico proveniente de una
familia desintegrada y al borde del suicidio conoce al eterno espíritu más
discutido, temido, negado...y dulce de todos. La acompaña en un viaje mágico e
introspectivo lleno de subjetividad y, que a la vez, nos muestra una
personificación de la muerte muy amena y hasta cierto punto, simpática y
afable. Una obra que sin duda nos ayuda a reconciliarnos con la existencia de
este "omega" en la existencia del universo.
Cuatro años después, el mismo
equipo creativo retoma los personajes popularizados en "el alto
coste..." y revitaliza el mito en una historia conmovedora que toca temas
como el amor, la fidelidad y el deber; retomando a dos personajes que conocemos
previamente en “El alto coste…”, llevándonos a identificarnos inexorablemente
con uno de ellos…o con ambos. Chris Bachalo (Sandman, Uncanny X-Men, Witching
Hour, Steampunk) es el encargado del arte en estas dos piezas, haciéndose notar
una evolución sorprendente en su estilo de narrativa gráfica, siempre acompañada
por las tintas de Mark Buckingham, británico maestro del arte de la plumilla y
el pincel mojados en tinta china.
Mientras escribo estas líneas,
releo la obra de Gaiman y recuerdo mis particulares “asuntos” con esta chica
tan, pero tan hermosa. Porque es una belleza desde el punto de vista de la
existencia universal misma…es aquella que nos recibe al exhalar el último
aliento. Y nos acompaña con una enorme sonrisa en el rostro.
“La muerte es una vida vivida.
La vida es una muerte que viene”
Escribía Borges…y engloba todo el sentimiento que se puede tener al
respecto de este punto final proverbial en la escritura de la novela de
nuestras vidas, de nuestro paso por este mundo.
Me remito a los cuadros finales en las últimas páginas de ‘Muerte, El
alto coste de la vida’:
“- Oh, ha sido maravilloso. Estaba lleno de
gente. Pude respirar y comer y…muchas cosas. Ojalá hubiera durado siempre.
Ojalá no tuviera que terminar así…
- Siempre acaba. Es lo que le da valor.
Cuando vives, aunque sea sólo un día…solo hay una manera de dejar de vivir.
- Supongo.
- ¿Valió la pena?
- No…no lo sé. Creo que sí. Espero. Conocí a
gente tan genial…oí una canción, fui en taxi y me comí un hotdog y…ojalá
hubiera durado siempre”
Esto me deja
tranquilo y con más chances de hacer las paces con aquella chica de aspecto
Dark que me mira desde un rincón. Me mira con esa mirada tan afable y amistosa.
Con esos ojos eternos… Muerte, un imperdible en estos tiempos modernos, y que;
irónicamente, nos llena de esperanza hacia el mañana y lo que viene más allá...
¿Se atreverán a acompañarla?
Gabo Sosa. Comiquero ávido y
obsesionado con lo referente al Mictlán, el Hades y el resto de “otros lados”.
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