-
- - ¿Eres un
perdedor?
- - ¿De qué
hablas? Soy el rey perdedor
- - ¿Eres… un
completo inútil?
- - Más inútil
que levantar una denuncia en el Ministerio Público
- - Un pobre
diablo ¿eh?
- - Nah, tengo
un gran equipo… con poderes y son… eficientes… algo torpes… pero ya sabes,
debes tener esa filosofía del éxito de
Miguel Ángel Cornejo y los memes de facebook que ponen todos esos rechazados
patéticos para darse ánimos… y decir la palabra “sinergia” porque suena cool
así como si hubieras estado en muchos cursos de liderazgo… agua… de melón,
sandía o papaya, pero agua…
- - Tus
zapatos dan risa
- - Y tú eres
feo
El pobre y delirante líder (¿O ex
líder?) de la Liga de Perdedores se
derrumba en la caliente arena del desierto libio. Por si no lo infirieron, ya
habla solo, delira profundo, tiene la garganta seca y está tan apendejado que
ya se va a unir a las protestas de la CNTE; justificando literalmente el tema
de este mes. El Hombre Puerta lo
dejó ahí botado pero pasaron varias horas y su impaciencia es legendaria, así
que se puso su camisa rota en los pies aprovechando un prometedor bronceado y
comenzó a caminar hacia ningún lado, quedando como está.
Cuarto de control del Consejo de Seguridad de la ONU, Nueva York, hace
un año
-
Sargento
Pee Wee, guarda tus cubos de colores, la misión está por comenzar - ordena el general Babbage – la primera misión del grupo L.O.S.E.R.
(Legión de operaciones secretas y encubiertas reivindicadoras) ya comenzó – Pee Wee Herman recoge sus
chivas mientras ríe por lo bajo – tee jee jee. Oiga mi comanche y ¿Cuál es esa
primera misión?
En la pantalla gigante del cuarto
de operaciones, se puede observar un helicóptero estadounidense, dejando caer
sobre el árido suelo de Colima al grupo de avanzada conformado por Ram Man, Babalú, el Capitán
Cavernícola y Puck. No hay tiempo a negociaciones, donde solía
estar un Wal Mart, activistas narco satánicos
antimonopolio, directamente retachados de la cumbre trigésimoséptima del
G8 de Deauville, en represalia por ser ignorados por trigésimoséptima ocasión
por los líderes del Primer Mundo, decidieron iniciar un éxodo que duró un año,
para, como ejemplo retributivo, invadir un Estado mexicano y liberarlo de las
intenciones capitalistas del Imperio industrializado y en el camino, se
dedicaron a vivir de la mota, generándola en su granja hidropónica móvil Mi
Alegría, para consumirla y venderla (esto no es monopolio estrictamente
hablando, porque es para el autosustento de la comuna y no, no están usando
términos de filosofía neoliberal, porque eso es reprobable) y de paso se
iniciaron en la brujería, satanismo y yembé logrando invocar a lo más selecto
de la baraja demoníaca, santera y brujilda.
Los resultados se vieron pronto;
nomás llegando a tierras colimeñas, derribaron un McDonalds, el Sears, dos
OXXOs (aunque no estaban seguros si eran cachorros del imperio también), el
Liverpool y la miscelánea Norydel. Un duro golpe asestado al capitalismo,
ciertamente. En este instante, la Liga de Perdedores estaba a prueba. Luego de
la cumbre del G8, Jean Marc supo del éxodo de los activistas por sus colegas y
propuso la idea al Consejo de Seguridad para obtener los recursos. Con el apoyo
de Babbage, Pee Wee Herman y el
recién adherido a la causa, el amarillento coronel Leslie Hapablap de la Fuerza Aérea gringa, se aprobó, bajo su
supervisión esta primera misión: detener el carnaval del horror que habían
iniciado los activistas, con la ayuda del grupo de perdedores.
Mientras Puck aterriza como una bola de boliche pesadísima haciendo un
pequeño hueco, Ram Man rebota sobre
sus ridículas piernas de Michelin impulsándose hacia donde un gigantesco
demonio termina de derribar los cimientos de un triste edificio alterno al ya
destruido Wal Mart. Este demonio, Acham,
que buscaba entre los escombros, al ver al ariete humano/enano saca de debajo
de su axila un virote como de cuatro metros de longitud y se lo estrella en la
jeta a Ram Manito que se queja
desconsolado. Acham al ver su virote partido en cachos ataca, dejando de lado
su cometido de seguir demoliendo construcciones. El Capitán Cavernícola al rescate de Ram Man, mientras Puck
bota, bota y no es pelota, hacia una pequeña horda de ángeles caídos y otros
rebeldes demoníacos, acompañado de Babalú
que ya se andaba tropezando con el escombro. Otro helicóptero de la fuerza
aérea, a la par del que dejó caer a los cabrones estos, se empareja. Recibe la
señal, el “roger” retumba en las bocinas y el incólume líder de la liga,
Sinuhé, toma el micrófono de audio del copiloto, arrebatándoselo prácticamente.
Él quiere hablar con Babbage.
- - Qué onda
mi comandante Babas, tengo unas preguntas y observaciones.
- - Soy
General y me llamo Babbage… ¿qué
sucede señor Sinuhé?
- - Pues nada
hombre, oye, que aquí estos cuates, los choferes del helicóptero no me hacen
caso y no les entiendo, hablan puro inglés y yo de eso nomás los buenos días y
poco más.
- - Bueno,
señor Sinuhé, debe entender que el grupo de operaciones
encubiertas está a prueba, por lo que el plan fue desarrollado desde nuestro
grupo táctico dada la premura con la que se suscitó el hecho. Usted podrá
observar todo desde el helicóptero y oficialmente se encuentra en campo,
dirigiendo al grupo. Ehm, y, por cierto, no puedo dejar de notar que en su
curriculum habla de tener dominio del inglés…
- - Bueeeno,
ya sabes, el documento puede decir muchas cosas; como que terminé la prepa o
que hice una carrera, ¡incluso con una tesis! Jaja, bienvenido a la realidad,
en México todo se puede con una lana de por medio. Ya de paso, te aconsejo que
no te fíes de algunos empleos, digamos que los tomé prestados. Ah, y eso de
encubiertas… cuáaaaaal, si todos esos cuates cayeron a madrazo limpio. Oye y
¿qué onda con la güerita que está aquí frente a mí? Está rechula pero está como
rara. Está toda callada y rara y nomás mira para abajo.
- - Ella es su
apoyo en tierra, donde el helicóptero los dirige ahora que sus compañeros
batallan contra las entidades demoníacas.
En efecto, abajo, en tierra, Puck, Babalú y Ram Man y el Cap. Cavernícola se hacían bolas contra entidades que los pambaceaban a
placer. Evidentemente movidos por la magia, no por la fuerza, sólo lograron
distraer a los demonios. El helicóptero rebasó el perímetro que las bestias
protegían. A escasos metros del Wal Mart destruido, en unas calles aledañas. El
helicóptero se queda estático y la rubia se quita el manto que la cubría
quedando en un traje de baño de una pieza en su esbelto cuerpo de modelo, de
formas perfectas, piel casi dorada, no, no, no, un pinche momento kodak. La
dama sin hablar y sin quitar la vista del piso, avanza unos pasos hacia la
orilla de la entrada, en cuanto el vehículo está más quieto en el aire. El
piloto grita una orden y ella avanza arrojándose al vacío ante los ojos pelones
de Sinuhé.
El destruido cuartel de la Liga, hoy
En los escombros de una
gigantesca montaña derrumbada, cuando la calma es más palpable, unas rocas
comienzan a removerse al paso de un individuo rubio vestido de militar, con
gafa oscuras gigantescas, quien envía un mensaje por su radio: Señor, las cargas de RDX hicieron el trabajo
como se esperaba. Estamos por comenzar a confirmar las bajas, nuestra agente ya
se encuentra en ello – alejando la radio de su rostro grita para
beneplácito de algunos otros militares que se encuentran en los alrededores - ¿Verdad gordis? Estás ya buscando a tus
amigos ¿eh? Será sorprendente para ti verlos aplastados y que no hayas sido tú
la causante. La Gran Bertha voltea hacia donde está el militar, conteniendo
su furia y removiendo una de las rocas, “accidentalmente” enviando una hacia
donde el risueño vestido de verde se encuentra. - Cuidado amiga, no quiero tener que recordarte tu situación de nuevo
– advierte. Bertha agacha la mirada y mueve las rocas nuevamente, a la espera
de encontrar los cuerpos de los miembros de la Liga que quedaron enterrados
bajo la destrucción.
A su lado, Mandril-o y Chacal-o
hacen lo mismo, ambos también callados y de mala gana. A escasos metros de
esto, un rombo aparece a unos metros del piso, tomando forma de una persona.
Silencioso, el Hombre Puerta desciende
al piso y se oculta. Observa todo con detenimiento, mira a sus compañeros
quienes abandonaron la liga un par de meses antes, trabajando junto a los
mismos militares que ocasionaron la caída del cuartel. Agacha la cabeza, parece
buscar algo en su interior, saca un pequeño comunicador: - Oolong – llama en voz
queda – el jefe está en algún lugar del
desierto, en Libia, las coordenadas me fallaron pero las tengo fijas… aún
conservo las de Suiza… vine por el resto, pero ellos están sepultados bajo las
piedras… La Gran Bertha, Mandril-o y Chacal-o apoyan en las labores de rescate…
o eso creo… están con los militares, los mismos que te llevaron a ti… no
entiendo pero creo que colaboran con ellos… y yo sólo… - un click cerca de
su cabeza interrumpe su soliloquio. El mismo militar que insultaba a Bertha es
quien, a un lado de Puerta, amenaza con quitarle su pasajera vida ahora mismo.
– Con que el desierto de Libia ¿eh? –
masculla sonriente – y tienes
coordenadas. Esa es una gran noticia fenómeno, porque me darás las coordenadas
de ese cabrón y también las de tu amigo cerdo oculto en Suiza.
Ginebra, Suiza, bodega privada
Pee Wee Herman no comulga con la militarización, nunca lo hizo,
pero seamos honestos, tienen plan dental y de alguna forma, los uniformes lo
excitan. Así que se vale, se vale formar parte del sistema porque ofrece cosas
chidas y el mundo de los niños es algo problemático. Pee Wee es buen asistente de Babbage,
así que ante la situación, mientras el general se va del lugar, Pee Wee es el encargado de levantar la
misión en la bodega donde el falso El
Dorado se reveló como Oolong y
aparte, escapó. Pee Wee entra, los
tres cadáveres de los encapuchados a quienes disparara el cerdo cambiaformas,
yacen en el piso. Pone su maletín en el piso muy propio él y saca una pinche
jeringona y la coloca en el piso también. Así mismo, saca una toallita como la
de los deportistas del Gatorade, se la pone en el hombro, saca de su traje un
espejito donde revisa sus chapitas, jala una línea de cocaína y agarra el
jeringón y madres se lo aplica en el cuello a uno de ellos.
Luego va rápido y repite la
acción con los otros dos. Toma su toallita, se limpia el sudor, la nariz y la
frente con pequeños toques mientras se arrincona viendo cómo convulsionan y se
guacarean los cadáveres. Finalmente cuando terminan su desmadre, Pee Wee aprovecha la ocasión para
confesarse ante uno de ellos: Pedrito…
Pedrito, Pedrito… ¿por qué cuando estoy comiendo del bote del desperdicio me
duele la cabeza y mi brazo izquierdo se pone todo verde y brillante? El
infame atarantado no recibe respuesta, pero los tres cadáveres se levantan
pesadamente. Pee Wee los mira y
llama por sus nombres: Pedro, John,
Miguel, levántense y busquen en las cercanías al llamado Oolong. Ahora sabemos que no ha salido de Ginebra… está en los
alrededores. Su amigo la puerta humana o lo que sea ya nos lo dijo. ¡Ándenle,
apúrense! – Los tres encapuchados salen rápidamente tomando sus armas a la
orden de Pee Wee Herman.
Colima, México, hace un año
Al descender del helicóptero, la
hermosa Ashley Crawford va tomando
cada vez más volumen hasta llegar a ser una ruedota de 300 kilos, aterrizando
pesadamente en el objetivo, un pequeño cuarto acorazado por fuerzas no humanas.
Bertha resiste el golpe y con poco esfuerzo se levanta para asestar un panzazo
a la estructura de unos dos metros. Dentro de ella están los activistas,
sentados en un pentagrama pintado con
trabajos a pura pintura de aceite. Tres de ellos hincados en cada uno de
los picos correspondientes al bafomet y otro sosteniendo un libro antiguo.
Sorprendidos por los impactos que les acosan, rompen el círculo mágico en el
que se encontraban al querer salir. Sólo
el tipo del libro se mantiene impávido.
De sus jipiosas melenas espesas
como guácara de crudo, se comienzan a erigir dos cuernos. Sus compañeros no le
hacen más a la mamada y salen corriendo por la ventana lateral, siendo
detenidos por las manazas justicieras de 60 rebosantes kilo de Bertha. Aun así,
el otrora activista de camisa guanga de seda (odia el algodón porque lo
trabajan los negros, dice, aunque su sapiencia no le da para recordar que eso
ya no es así, ahora los negros sólo son choferes y la pizca de algodón se
reserva en su mayoría, a los guatemaltecos, así mismo, no usa la fibra
sintética porque eso sería apoyar la industria que quita el trabajo a los
pobres negros – y guatemaltecos -, así que la seda no le hace daño a nadie y el
gusanito aún no es sobre explotado por la industria, ¡pero estamos vigilando!),
borlitas rodeadas con níquel y unidas con estambre a manera de collar,
huaraches Flexi, jeans Levis y gafas ray ban, se ha tornado en la versión
viviente de un diablote verdoso y enorme conforme crece hasta alcanzar unos
cuatro metros de altura, rompiendo el techo del lugar, ante la mirada vigilante
de Bertha.
- ¡Soy D! – comienza a gritar como loco a la vez que alza una garra
al cielo- Tengo las tres D que necesitan:
¡Delirio! – y al momento que
grita eso, una ráfaga de luz negra emerge de su brazo y se impulsa hacia el
cielo golpeando el helicóptero donde Sinuhé contemplaba el espectáculo
palomitas incluídas, el haz de luz negra golpea a los pilotos, quienes de
repente comienzan a balbucear incoherencias y a perder control del vehículo.
Sinuhé se saca de pedo gruesísimo y también comienza a gritar incoherencias
dando tumbos en el interior del helicóptero. Abajo, en tierra, el demonio mira
fijamente a Bertha que entró en un estupor al observar al ente demoníaco. Éste,
con sus ojos exorbitados, que pasan del color blanco al negro, como remolinos,
conteniendo una vibración en su cuerpo, observa a Bertha y, conocedor de los
chistes sobre obesos, la señala gritando: Tú
obviamente ya estás en… ¡Desespero!
Bertha cae ocasionando un sismo de 3.2 en la escala Richter, impactada por el
haz de luz negra del demonio.
Corriendo llegan Puck Pasitos de
Lily Ledy, a brincos Ram Man y a tropezones Babalú, pero igual destino les
toca: el desespero los ataca y caen al piso en convulsiones, llorando y
sintiéndose desamparados. Pero estos cabrones se sienten así ¿y su líder? Pues el
pobre cabrón con la desesperanza y el delirio, dando tumbos, se obra de miedo,
justo cuando el helicóptero cae a pique. En tierra, el D-monio ríe a carcajada
batiente mientras masculla: “Destrucción”.
Inmediaciones del destruido cuartel de la Liga, hoy
- -¡No!, ¡No
me digas! ¡No, por favor! –
- -¡EN serio
dverdad!
- -¡No, por
favor, muero!
- - No, pero
es que ¡en serio dverdad!
- - Es que si
no me lo dices tú, ¡¡no lo creo!! ¡¡Quién diría que esa Aracely Arámbula era
TAN perra!!
- - Es queso
te psa por leer el Órale, en serio dverdad, sa, esos chismes sólo se los creen
los que ni leer saben, sa… ahora dime
El Hombre Puerta ha caído presa de los encantos de LuisMi, el sol, el dios Apolo, etc.,
etc. Y ha rajado con las ubicaciones por coordenadas de Oolong y Sinuhé. LuisMi es el agente portento de la milicia en la
actualidad. En esta ocasión, fue él quien se encargó del pretendido desalojo y
destrucción del cuartel secreto de la Liga. Ahora, con sus poderes hipnóticos,
o sea: con su labia superflua, sus covers de boleros para menopáusicas y
butibillete, ha enlelado al Hombre
Puerta al grado de que espera todos los secretos le sean revelados:
¡incluso los que a El Dorado
refieren!
- Vamos, vamos puertita, hay algo que mis
superiores no saben y tú sí – insiste jotesco LuisMiRey – El Dorado estaba en uno de los accesos secretos de la cueva donde
estaba su cuartel ¿por qué? ¿Qué lograron hacer ahí? ¿Por qué no teníamos
acceso a El Dorado? Ni a sus
pensamientos, ni a los dispositivos en su peto, ¿qué lograron ustedes que
nosotros no? Redondito va cayendo el Hombre Puerta a revelar todo y cuando
digo todo, es TODO. Ay Luis Miguel,
¿por qué eres tan atractivo?
Ginebra, Suiza, el muelle
Un marinero suizo muy güero pasa
rápidamente por entre los seguros fluviales del muelle, buscando una embarcación
cercana. Sólo hay carga y descarga, parece una buena idea hacer de polizón ahora mismo, sabe que lo persiguen,
que tiene poco tiempo y mientras su paranoia lo ahoga, con un sudor extraño
(tomando en cuenta que los cerdos no sudan), afloja un poco su traje por el
cuello, logrando ver de reojo tres figuras que se acercan a una velocidad que
le hace comprender que vienen por él. El momento llegó, a Oolong el cerdo cambiaformas le resulta bastante difícil simular un
objeto inanimado. No porque sus átomos de mutágena flexibilidad se lo impidan,
sino porque el defecto ocurre en que las cosas no respiran. Ése es el gran
pedo, ahora, justo al momento en que llega a una orilla del puente que encalla
en el agua, simulará un gran barril, pero tendrá que contener la respiración.
No es una cosa de que no se vea
como un barril, es cosa de que parezca serlo. Los tres encapuchados son las
figuras que acechaban. Ahora caminan por entre las cajas y barriles apilados.
No hay signos de vida, pero uno alcanza a lanzar, con acento españolado, una
amenaza: “Por el señor, por dios os digo,
nos engañasteis una vez… no habrá una segunda”. Y a una seña, los tres
desenvainan armas punzo cortantes: el españolado, sacó una espada de estoque
medieval, de hoja fina, blandiéndola frente a su propio rostro, el más
rechonchito, sacó un machete y el tercero, una navaja suiza, a la vez que con
un acento particularmente inglés y nasal musitó: “La ironía, me gusta tanto después de todos estos años”. En ese
momento, comienzan a clavar sus armas en todas las cajas y barriles…
Mientras tanto, en el desierto de
Libia, un cuerpo yace de bruces en medio de la ardiente arena, solo, perdido en
la nada de las dunas.
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