lunes, 13 de enero de 2014

DIARIO DE UN LOCO


"Hay quienes sostienen que la literatura tiene una gran influencia sobre la revolución. En cuanto a mí, lo dudo. La literatura es a fin de cuentas un producto del ocio que expresa la cultura de una nación."

Lu Hsun

        Hablar de literatura y locura es como sentarse en una buhardilla, mientras se contemplan infinidad de gatos relamiéndose los bigotes para internarse en las profundidades de la noche. Genialidad aderezada con creatividad y trastornos de la psique, dan como resultado joyas literarias que cimbran nuestros actos “Esta noche hay una luna bellísima. Desde hace treinta años no la veía, de modo que me siento especialmente feliz. Empiezo a comprender que desde hace treinta años he vivido en el vacío; pero ahora debo ponerme en guardia. ¿Por qué me habría mirado dos veces el perro de la familia Chao? Tengo razón en temer”.

Lu Hsun abre el telón con “Diario de un loco” en traducción de Sergio Pitol. El personaje oscila entre delirios persecutorios, el pasado podrido, y un futuro falto de esperanza- moneda corriente en la actualidad- en una aldea donde sus habitantes se hallan convertidos en caníbales para su perspectiva. Sin embargo, no deja de llamar la atención la forma en que el protagonista vivencia los escenarios a través de profundas reflexiones empapadas de sabiduría, enredado en una sociedad que lo derrumba con el peso de los días – el mundo se convierte en una figuración de la locura- menciona Pitol. Está de más decir que nos encontramos frente a un cuento aterrador y aleccionador.

Lu Hsun fue uno de los primeros escritores que tiró por la borda el lenguaje tradicional y volcó sus pensamientos en pai – jua, es decir, la transcripción ideográfica del idioma hablado que permea la totalidad de su narrativa. El autor apunta en su trabajo esa contraparte intrínseca que aguarda el momento justo  para dinamitar lo que nos rodea, la sombra que nos habita. Discursos nutridos de una ironía finísima, reafirman que somos o podemos llegar a ser algo más que el plasma alienado socialmente establecido. La certeza de la locura en diversas ocasiones nos brinda tranquilidad, pues la humanidad funciona en tonos grises y perversos, cuestión de perceptiva y preceptiva.

“La verdadera historia de Ah Q” el relato largo de este compendio; nos devela un personaje ignorante, vagabundo, ladronzuelo de ocasión y etílicamente incorrecto que intuye de forma oblicua las injusticias sociales a las que  es sometido dentro de la masa amorfa en que se tornan las sociedades de todos los tiempos y reflejo actual de los farsantes que padrotean el mundo. Texto plagado de múltiples aristas sobre las cuales Hsun concatena reflexiones en los apartados del mismo “El problema de la existencia” cuando Ah Q es exiliado del pueblo por intentar probar la dicha de la carne, “La tragedia del amor” para aquellos que gusten de la incomprensión del mundo femenino, “Renacimiento y decadencia” ante una muchedumbre presa del morbo a su regreso a la aldea. Un pasaje de significación magnífica que en diversas opiniones lo han llegado a comparar con las aventuras Quijotescas.

Y finalmente “La lámpara eterna” nos lleva a una pequeña aldea donde el simbolismo depositado en la llama que encendían los latifundistas al interior de las pagodas debía ser venerada por generaciones para perpetuar su nombre a través del tiempo. La llama se traduce como símbolo de poder, y cuidado de aquel que trate de poner fin a la tradición, lo que se traduce en la cofradía de algunos habitantes para impedir que el protagonista consiga llevar a cabo su cometido, mientras éste de pie frente al portón del templo espera el momento idóneo para poner fin a la devoción de los aldeanos –de acuerdo a su “descolocado” pensamiento- para exterminar los infortunios y las enfermedades imperantes. Sin temor a equivocarme considero que este último cuento deja un interesante testimonio: caminamos entre arenas movedizas.

Lu Hsun fue para su tiempo un satírico que espetaba contra la injusticia y la miseria de un pueblo, amante de Gogol y los rusos; cabe mencionar que no fue un escritor de renombre, pero su pensamiento y personajes han sobrevivido a lo largo de lunas y soles, iluminando nuestra búsqueda constante en un mundo en el que cohabitamos entre disparates y equívocos constantes.

“¿Cómo voy a poder, después de cuatro mil años de canibalismo (antes en verdad no lo advertía), encontrar a un hombre verdadero? Tal vez sea posible encontrar aún niños que no hayan probado la carne humana. ¡Salvad a los niños!"

Lu Hsun



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