"Hay quienes sostienen que la literatura tiene una
gran influencia sobre la revolución. En cuanto a mí, lo dudo. La literatura es
a fin de cuentas un producto del ocio que expresa la cultura de una nación."
Lu Hsun
Hablar de literatura y locura es como sentarse en una buhardilla,
mientras se contemplan infinidad de gatos relamiéndose los bigotes para
internarse en las profundidades de la noche. Genialidad aderezada con
creatividad y trastornos de la psique, dan como resultado joyas literarias que
cimbran nuestros actos “Esta noche hay una luna bellísima. Desde hace treinta
años no la veía, de modo que me siento especialmente feliz. Empiezo a
comprender que desde hace treinta años he vivido en el vacío; pero ahora debo
ponerme en guardia. ¿Por qué me habría mirado dos veces el perro de la familia
Chao? Tengo razón en temer”.
Lu Hsun abre el telón con “Diario de un loco” en traducción de Sergio
Pitol. El personaje oscila entre delirios persecutorios, el pasado podrido, y
un futuro falto de esperanza- moneda corriente en la actualidad- en una aldea
donde sus habitantes se hallan convertidos en caníbales para su perspectiva.
Sin embargo, no deja de llamar la atención la forma en que el protagonista
vivencia los escenarios a través de profundas reflexiones empapadas de
sabiduría, enredado en una sociedad que lo derrumba con el peso de los días –
el mundo se convierte en una figuración de la locura- menciona Pitol. Está de
más decir que nos encontramos frente a un cuento aterrador y aleccionador.
Lu Hsun fue uno de los primeros escritores que tiró por la borda el
lenguaje tradicional y volcó sus pensamientos en pai – jua, es decir, la
transcripción ideográfica del idioma hablado que permea la totalidad de su
narrativa. El autor apunta en su trabajo esa contraparte intrínseca que aguarda
el momento justo para dinamitar lo que
nos rodea, la sombra que nos habita. Discursos nutridos de una ironía finísima,
reafirman que somos o podemos llegar a ser algo más que el plasma alienado socialmente
establecido. La certeza de la locura en diversas ocasiones nos brinda
tranquilidad, pues la humanidad funciona en tonos grises y perversos, cuestión
de perceptiva y preceptiva.
“La verdadera historia de Ah Q” el relato largo de este compendio; nos
devela un personaje ignorante, vagabundo, ladronzuelo de ocasión y etílicamente
incorrecto que intuye de forma oblicua las injusticias sociales a las que es sometido dentro de la masa amorfa en que
se tornan las sociedades de todos los tiempos y reflejo actual de los farsantes
que padrotean el mundo. Texto plagado de múltiples aristas sobre las cuales
Hsun concatena reflexiones en los apartados del mismo “El problema de la
existencia” cuando Ah Q es exiliado del pueblo por intentar probar la dicha de
la carne, “La tragedia del amor” para aquellos que gusten de la incomprensión
del mundo femenino, “Renacimiento y decadencia” ante una muchedumbre presa del
morbo a su regreso a la aldea. Un pasaje de significación magnífica que en
diversas opiniones lo han llegado a comparar con las aventuras Quijotescas.
Y finalmente “La lámpara eterna” nos lleva a una pequeña aldea donde
el simbolismo depositado en la llama que encendían los latifundistas al
interior de las pagodas debía ser venerada por generaciones para perpetuar su
nombre a través del tiempo. La llama se traduce como símbolo de poder, y
cuidado de aquel que trate de poner fin a la tradición, lo que se traduce en la
cofradía de algunos habitantes para impedir que el protagonista consiga llevar
a cabo su cometido, mientras éste de pie frente al portón del templo espera el
momento idóneo para poner fin a la devoción de los aldeanos –de acuerdo a su
“descolocado” pensamiento- para exterminar los infortunios y las enfermedades
imperantes. Sin temor a equivocarme considero que este último cuento deja un
interesante testimonio: caminamos entre arenas movedizas.
Lu Hsun fue para su tiempo un satírico que espetaba contra la
injusticia y la miseria de un pueblo, amante de Gogol y los rusos; cabe
mencionar que no fue un escritor de renombre, pero su pensamiento y personajes
han sobrevivido a lo largo de lunas y soles, iluminando nuestra búsqueda
constante en un mundo en el que cohabitamos entre disparates y equívocos
constantes.
“¿Cómo voy a poder, después de cuatro mil años de canibalismo
(antes en verdad no lo advertía), encontrar a un hombre verdadero? Tal vez sea
posible encontrar aún niños que no hayan probado la carne humana. ¡Salvad a los
niños!"
Lu Hsun
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